ELEMENTOS DE LA FLOR
Las manos como un cuenco
riegan la flor
para que entregue su fragancia.
Agua por aire cambio.
Aire de vos,
mojada.
LA CALESITA A METROS DE LAS VÍAS
Paso revista: hijo/calesita/ la barrera/ las vías:
un código sencillo para sentir la tarde
y el sol más diminuto del invierno aplicado al rostro.
De cuando en cuando pasaba rápido un tren hacia Once,
la calesita acompasaba con un giro manso
aquel instante distraído.
(Extraña es la dinámica del cuerpo.
Lineal o circular lleva su carga
pero de pronto surge una mano y saluda
o envía el beso que tanto valoramos en el niño.)
La calesita a metros de las vías. Mi hijo tan pequeño.
Entonces yo vivía confiado, periférico, abrazado a la historia.
UNA APOSTILLA DEL MAESTRO
Oímos que se cascan nueces ahí arriba.
Deben ser los estoicos y su doble ración de eternidad.
Compasivo sea el instante sonoro que habilita esa pena.
Aquí, en el subsuelo, sensitivos, sostenemos el mundo.
Tenemos un ratón barítono
y un reloj de arena de cuya cintura brota el mar.
Tenemos el conocimiento de la luz y su desdicha.
No adoramos fantasmas. El tiempo enaltece nuestra carne
(yo profetizo a William Blake).
Ahora permitan que me llame a silencio.
Debo terminar la carta prometida a Meneceo y su grupo de amigos.
ESPEJOS
Debería acudir más a los espejos,
confiar más en su capacidad
de exhibir esos espacios fabulosos
donde habitan las emanaciones de la luz
y los pertrechos de la sombra.
Una mueca procaz, un monólogo magro
es cuanto puedo concederles,
ellos replican con el paso
de un hombre desvelado en su noche de libros.
Hay un espejo que enmarqué al amparo
de un bricolaje compulsivo, está en el living.
Otro, muy pequeño, lo compré porque tenía
una imagen de Lennon que parecía un holograma.
Casi nunca los toco.
Será que ya nos precisamos menos.
La mano está más cerca del saludo nostálgico
que de procurarles brillo.
También la época hizo lo suyo para crear opacidad
y tal vez sea bueno ahora negociar un saludable desapego.
Redefinir ecos, formas y hechizos.
No sin culpas, claro.
© All rights reserved José Emilio Tallarico
José Emilio Tallarico (Bs.As.1950) Ha publicado: Huésped y testigo, 1986; Siglonía, 1988; Ese espacio que tiembla, 1993; El arreo y la fuga, 2000; Andariveles, 2006 y Creés mirar lejos y otros poemas, 2011
Actualmente -y desde el año 2009- forma parte del grupo de videoconferencias de poesía Argentina-Francia: Travesías poéticas, y codirige el ciclo de lecturas y entrevistas El Orate y la Musa.
Publicó artículos y poemas en varias revistas literarias del país. Fue traducido parcialmente al portugués, al catalán, al italiano, al francés y al neerlandés.
Reside en su ciudad natal en la que ejerce su profesión de médico.