Estudiar sobre la aerodinámica aviar debería ser más una rama de la poesía que de la biomecánica. El movimiento y el vuelo parecerían ser propiedades que no se restringen a las aves que vuelan, sino también a las poetas.
A pesar de las herramientas y acercamientos de estudio de las que la ciencia se sirve para entender la eficiencia del ala, la estructura del plumaje y la forma del cuerpo, existe un instinto en el vuelo que la razón no alcanza.
Por supuesto, el conocimiento no siempre es el resultado de un proceso lógico y deductivo, sino que también puede surgir de la experiencia estética, la intuición y la imaginación. María Zambrano denominaba como razón poética a la capacidad de la poesía para expresar ideas y emociones a través de imágenes y que de otra manera serían difíciles de comunicar o comprender. Y aquí es que reside el poemario de Doris Irizarry titulado Ritual de vuelo: poemas de los cantos puros (C.P.P. Editoras, 2023), un libro donde la razón poética se eleva como una forma de conocimiento y salvación.
Así como los pájaros tienen la capacidad de volar libres en el aire, los vuelos poéticos de Doris Irizarry refieren a la capacidad de la poesía para elevarnos de manera metafórica, transportándonos a lugares y emociones que la experiencia cotidiana no puede acaparar. Así, entonces, la poesía se vuelve un medio para liberarse de las limitaciones de la realidad y elevarse a nuevas alturas. Ello es posible porque la limitación de la razón es, precisamente, que el mundo no es explicable.
La edición, al cuidado de Rubis Marilia Camacho, consta de 36 poemas numerados, dispuestos en cuatro puntos cardinales titulados «Simbiosis del pájaro», «El mundo desde el nido», «Vuelo al vendaval» y «Por si zumbara el amor». También son pico, alas y cola de la poesía de Doris. Es igual una rosa de los vientos que direcciona los afectos.
Una rosa de los vientos tiene rayos, como un sol, el sol que vedó a Ícaro de llegar a las alturas. Pero Doris no trae alas de pájaro pegadas con cera de abejas. El vuelo de Doris es un vuelo poético, un vuelo que se avienta a la libertad y la belleza a través de la creatividad poética.
Según Zambrano, el vuelo poético hace formas de la imaginación y la emoción. Es una experiencia que nos permite trascender la dualidad entre sujeto y objeto, y nos conecta con la totalidad del ser y del universo. Desde la primera sección, “Simbiosis del pájaro”, notamos como operan las imágenes en la poesía de Irizarry: «Y yo/pequeña / brizna/ de ala/ cicatrizo/ al vaivén / de tu cuerpo». Es un poesía minimalista donde lo delicado resalta la herida. La poeta sustrae poesía de esa relación paradójica de habitar el mundo. Idénticamente, en el poema “Un pájaro que retrocede”, percibimos como la anáfora que hila el texto se convierte en los aleteos de un pájaro en vuelo constante hacia la memoria: «qué si corriera… qué si desvelara… qué si me escondiera», etc.
Doris Irizarry es una poeta en búsqueda de iluminación. En los trazos de aliento que soplan desde sus versos, refracta las búsquedas distintivas de la poesía sufí. Se destila en la lectura de este libro un tono espiritual (toda poesía lo es) y metafórico (que es lo que alcanza decir el lenguaje). La poesía sufí busca expresar esa relación entre el amante (el individuo) y el amado (Dios). En Ritual del vuelo, Dios es el tiempo, y el tiempo es la distancia del vuelo a la semilla de los orígenes. Así, en «Ave marina», la voz del poema pide romper «la marca del halcón/ para que yo transmute/ en peces de colores». En la poesía de Rumi, el halcón representa sabiduría y cautela, pero también dominio y libertad. El halcón es un ave de presa que se mueve con gracia y precisión, y espera el momento adecuado para atacar a su presa.
La aerodinámica del ala, no obstante, va de aves predadoras a otras formas voladoras más delicadas, pero no menos rigurosas, como las de las mariposas que baten sus alas con rapidez desesperada, como si tuvieran prisa o como si supieran la brevedad de su vida, según vemos en «La búsqueda de las mariposas», poema que interroga el yo cual si fuera Zhuangzi cuando se pregunta si es un hombre que ha soñado que es una mariposa o una mariposa que ha soñado que es hombre.
Entonces, volamos.
Ritual del vuelo propone diversas maneras de volar. Hay un vuelo invisible que se presencia en el poema «El olor a yerba recién cortada», donde el olor es un pájaro de elevaciones místicas. Hay un vuelo de las ventanas, donde las hojas de par en par son como dos alas que se abren «como cisne en celo». Hay un vuelo cartografiado que se consigna en la topografía del poema. Hay un vuelo de la mirada que se fuga. Hay un vuelo de la memoria. Y hay un vuelo mayor, que es el del canto de los poemas puros, como se subtitula la obra.
El último vuelo es el vuelo del cuerpo. Como ave de paso, «el amor no se extingue, solo se muda», dice en «Flores de temporada». Para cuando cierra el poemario, el amor termina hecho pez. Es la vuelta a la matriz. Y toda la vida emana del agua.
Se cree que las aves desarrollaron la capacidad de volar como una adaptación evolutiva que les permitió escapar de los depredadores terrestres y encontrar alimento en nuevos hábitats.
Este es, precisamente, el vuelo de Doris Irizarry.
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Elidio La Torre Lagares es poeta, ensayista y narrador. Ha publicado un libro de cuentos, Septiembre (Editorial Cultural, 2000), premiada por el Pen Club de Puerto Rico como uno de los mejores libros de ese año, y dos novelas también premiadas por la misma organización: Historia de un dios pequeño (Plaza Mayor, 2001) y Gracia (Oveja Negra, 2004). Además, ha publicado los siguientes poemarios: Embudo: poemas de fin de siglo (1994), Cuerpos sin sombras (Isla Negra Editores, 1998), Cáliz (2004). El éxito de su poesía se consolida con la publicación de Vicios de construcción (2008), libro que ha gozado del favor crítico y comercial.
En el 2007 recibió el galardón Gran Premio Nuevas Letras, otorgado por la Feria Internacional del Libro de Puerto Rico, y en marzo de 2008 recibió el Primer Premio de Poesía Julia de Burgos, auspiciado por la Fundación Nilita Vientós Gastón, por el libro Ensayo del vuelo.
En la actualidad es profesor de Literatura y Creación Literaria en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Ha colaborado con el periódico El Nuevo Día, La Jornada de México y es columnista de la revista de cultura hispanoamericana Otro Lunes.