Premio Herralde de Novela 1985
Adelaida García Morales publicó en 1985 el libro Sur&Bene, aclamado por la crítica y el público. Un éxito de ventas. La autora hizo la adaptación cinematográfica del relato, El Sur, película dirigida por el español Víctor Erice que marcó un hito en la historia de la cinematografía española. La mirada de la protagonista infantil del film, la actriz Ana Torrent tenía la misma intensidad que la que tiene, la autora, en esta fotografía. Vi la película en mi adolescencia ignorando quién era la guionista. Y ahora, años más tarde, he comprobado que la sensibilidad de El Sur y sus imágenes pertenecen sin duda a Adelaida García Morales.
La trayectoria vital y artística de la autora es bastante ecléctica. Se licenció en Filosofía y Letras. Estudió la especialidad de guión en la Escuela Oficial de Cinematografía de Madrid. Impartió clases como profesora de instituto. Ejerció de traductora en Argel. Desfiló como modelo y trabajó de actriz en el grupo de teatro Esperpento de Sevilla y en diversos cortometrajes.
Conforman su bibliografía los libros: Archipiélago ( 1981), El Sur y Bene ( 1985), La lógica del vampiro ( 1990), Las mujeres de Héctor ( 1994), Mi tía Águeda ( 1995), Nasmiya ( 1996), El secreto de Elisa ( 1999), El testamento de Regina ( 2001) y Una historia perversa ( 2001 ). El libro que les presento, El silencio de las sirenas obtuvo el Premio Herralde de Novela 1985 y el Premio Ícaro a la revelación literaria de ese año.
La historia de la novela transcurre en las Alpujarras, un espacio geográfico de gran belleza natural, situado entre las provincias andaluzas de Granada y Almería en España. Adelaida García Morales vivió, retirada, durante cinco años en una de las aldeas. Gerald Brenan, hispanista anglosajón residió en esta zona a la que hizo célebre gracias a su libro, Al Sur de Granada. Virginia Woolf, Dora Carrington, y Lytton Strachey fueron algunos de los huéspedes “ilustres” que le visitaron.
Brenan describió el peculiar modus vivendi de los habitantes de las Alpujarras caracterizado por unas costumbres arraigadas en un oscurantismo religioso de la gente y a un carácter tan abrupto y peculiar como el paisaje que la envuelve. El contexto geográfico y el ostracismo de los habitantes de la zona, adquieren un especial significado en su novela.
El silencio de las sirenas es una obra breve que narra el delirio de Elsa: una mujer enamorada de Agustín Valdés, un hombre que vive en Barcelona. Elsa crea una historia amorosa propia que crece en su interior imaginando un amante que no es real. María, una maestra que da clases en la aldea en la que vive Elsa, es la narradora de esta historia que finaliza en tragedia: aquel amor imposible matará a la protagonista. Matilde, una anciana que vive en el mismo lugar, es el personaje que cuidará a Elsa a base de pócimas secretas y magia popular. María y Matilde intentarán salvarla sin éxito: su locura amorosa la conducirá a la muerte.
La autora trata en la novela temas tan diversos como la muerte, el hipnotismo, la reencarnación, la fantasía, lo sobrenatural o la fatalidad del amor romántico. Utiliza unos referentes culturales claves para entender la historia que aparece al inicio de la obra, representada en los objetos que Elsa lega a María tras su muerte.
María, la maestra, será la albacea de los siguientes objetos: una postal que reproduce un cuadro de Pablo Ucello: San Jorge y el dragón, el libro de Goethe, Las afinidades electivas. Y una litografía de Goya en la que se ve a un hombre inclinándose sobre una mujer que cubre su rostro con un antifaz.
Algunos estudios sobre la novela destacan las siguientes interpretaciones simbólicas de los objetos descritos: La escena de San Jorge y el Dragón en el cuadro de Ucello podrían representar el alter ego de Agustín Valdés y Elsa: San Jorge matará al dragón. La litografía de Goya, titulada Nadie se conoce, encarna la incomunicación y el infortunio porque no existe diálogo entre los dos amantes. El cuento de Kafka, El silencio de las sirenas, ilustra la reacción de Ulises, que se tapa los oídos para no escuchar a las sirenas. Agustín Valdés no le presta atención, e ignora sus súplicas. En los personajes de la obra de Goethe, Las afinidades electivas, Eduardo y Otilia serían el vehículo a través del cual, Elsa, narrará sus aventuras amorosas en las sesiones hipnóticas.
Para finalizar, sin entender necesariamente los referentes culturales que Adelaida García expone en su novela, también podríamos interpretar el texto desde la vivencia personal del amor o del enamoramiento de cada uno. Al fin y al cabo… ¿Quién no ha inventado, alguna vez, un amor ficticio que no existe más que en nuestra propia imaginación?
Ángels Martínez