José Luis Reina Palazón, traductor de los dos libros de poemas de Herta Müller al español, nos presenta en su introducción las claves esenciales para entender a esta escritora singular que sufrió la dictadura rumana y utilizó la literatura como arma de denuncia.
Para Herta Müller “la poesía no es algo que sienta bien” sino que a través de ella se puede evidenciar la represión y la falta de libertad desde una posición personal exenta de ideologías políticas.
Cito el párrafo del final del libro escrito por José Luis Reina Palazón porque enmarca la singularidad literaria de la autora:
“Sus poemas son distintos de los habituales en cualquier libro de poesía. Son poemas pictóricos, críticos y líricos a la vez, donde cada palabra aporta su especial grafía, tamaño y color al juego completo de su significado. La unión de estos tres campos hace de cada poema un puzzle imantado de significaciones que se atraen y se sobrepasan, dejando en el lector la duda de si se juega simplemente con él al recorrido azaroso del poema moderno, o a la inquietud de la búsqueda de un significado que se presiente revelador “.
En los dos libros, cada poema está acompañado por una página en la que se muestra el trabajo artesanal que Müller elabora con cada una de sus creaciones poéticas: recorta las letras de papel coloreado de revistas y añade también una imagen central.
El plagio confesado del texto introductorio del Sr. Reina Palazón define con exquisitez este libro de poesía porque está realizado por un erudito. Mi modesta reseña no es más que una exhortación a que ustedes lo lean . El único recurso sincero que he utilizado para convencerles, ha sido el de explicarles la sugestión personal que sus poemas han provocado durante mis vacaciones en un país extranjero.
2.- Reseña personal: Herta Müller: Tú y yo. Coral Gables in the Summer.
El 26 de junio del año 2012 conocí personalmente a la Premio Nobel en Barcelona. El Centro de Cultura Contemporánea le organizó una acto de homenaje en el que se realizó una exposición sobre su obra, una entrevista con asistencia abierta al público y una conferencia titulada “La lengua como patria“.
La escuché con devoción y miedo porque pensé que podía defraudarme y ella se mantuvo ante mis ojos tal y como yo la había imaginado: Herta Múller era una bruja blanca. Una maga de las palabras que domina las pócimas secretas del arte literario. Una mujer vestida completamente de negro. Menuda. Con unos ojos inquisitivos. Y de voz timbrada. Exhibía una sonrisa plácida y una contundencia sobria en las respuestas sobre el sufrimiento vivido durante la dictadura del régimen de Ceaucescu.
Si admiro a un escritor jamás le traiciono. Y, decidida, elegí su libro de poemas para leerlo durante mis vacaciones en Estados Unidos. Pensé que la ciudad de Coral Gables, situada en Miami, podía ser un contexto geográfico excelente para leer el libro que me regaló el hombre que visito en esta ciudad.
Los extraños poemas de Müller eran el antídoto perfecto para transitar por una villa de gran belleza plástica, en la que suelo tener esporádicas crisis de “alien” europeo (Una especie histórica en vías de desaparecer, que manifiesta problemas de adaptación al “system life” miamense) Abajo, les presento una selección de los poemas más “significativos” para mí durante mi estancia en Coral Gables.
Nosotros ( él y yo) y Herta Müller
El libro viajó conmigo en la larga travesía oceánica Barcelona- Miami y seleccioné un poema breve para seducir al hombre que me esperaba:
Él puso una
piedra en la
calle
dijo:
Golpe de aliento
Le gustó.
El transporte público y Herta Müller
El tercer día leí el siguiente tras una noche de insomnio:
El paisaje es semejante
a la nariz.
Todavía brilla la luna
Aparte de eso
no se oye nada, y además…
el autobús se fue.
Cuatro horas más tarde mientras esperaba el trolley, autobús gratuito de la ciudad de Coral Gables, en la parada de Santillane-Ponce de León, recordé estos versos. De repente una absurda frase cruzó por mi cerebro: “En Miami los autobuses no se van porque nunca llegan cuando los esperas.”. A buen entendedor…palabras sobran
Oficinistas productivos y Herta Müller
Tres días más tarde emprendí mi caminata habitual to Miracle Mile. Un paseo al borde de la deshidratación que exuda todas las toxinas de mi body maltrecho.
Antes de llegar al banco Wells Fargo, observo a los oficinistas que van a tomar su almuerzo. Parecen relajados y radiantes. (la felicidad pragmática que aporta el hecho de ser productivo posiblemente) Imagino qué pensarían si leyesen esto.
Cuando la muerte un día
le coloca la vida sobre el cuello
queda en la oficina un bocadillo
de jamón
al teléfono se balancean
los tempraneros sobre
los números corrientes
El correo llega otra
vez a la casa
el periódico con líneas
en batín de noche
El cliente entra
en el ojo de la cerradura a través de amarillos
cartílagos
Después tendrá que vomitar
Colegas van a la florería a comprar
una cofia de rosas una gorra de claveles un sombrero
de abedul. Prende delante al viento
Tiza florece hoy en la mala hierba haces de nieve en
pecas veraniegas
Sólo el agua apesta crecientes cebollas en la nuca
todos los demonios duermen de pie en calcetines blancos
mejillas enrojecidas hasta los huesos
En la oficina salta el silencio del armario a la boca
…sílaba a sílaba
Mendigo en la biblioteca de Coral Gables
Decidí una mañana ir a la library de Coral Gables y estaba cerrada. Un homeless sabio me informó:“Library is closed”. Dijo él mientras se ponía la mano en el cuello teatralizándola como si fuera un cuchillo que rajara su nuez .“Thank you!” Dije yo.
Contuve el aliento y me senté frente a él sin mirarlo. Ceguera instantánea. Las sombras del árbol que me cobija proyectan imágenes en blanco y negro. Un hombre desaliñado escribe en un bloc de notas su ocaso. Junto a él , su bicicleta. Y en el manillar …suspendidas, varias bolsas de plástico de supermercado…Vida reciclada en despojos. Los dos esbozamos una sonrisa congelada; él y yo extrañamos el confort agradecido del frío invernal en el trópico.
No pude evitar pensar en este sujeto al leer este poema tan pulcro:
A nosotros
nos pertenece
el miedo
de la
ternura
Podría continuar con esta selección repleta de anécdotas ciertas, cotidianas y vividas, tras el prisma de algunas estrofas de Herta Müller; pero me da miedo. Podría parecerles que la que escribe, esta más cerca de ser una mujer estrambótica que real.
Simplemente deseo que, si leen este libro, cierren los ojos. Y tras la lectura del poema… permitan que Herta Müller taladre vuestra conciencia.
Angels Martínez.