Idea, puesta en escena y perfomer Fernando Calzadilla. Colaboraciones de Elaiza Irizarry, Carlos Salazar y Julio Neri. Curadora de la exposición Ananda de Mello. Creadora de la serie Inside The Box. Stephanie Ansin.
Una figura de mujer totalmente sostenida en sí misma y sobre el manto de una tela jaspeada en rojo…está ante el público y rodeada por su misma imagen varias veces repetida a través de sus distintas pinturas. Solo un ligero pestañeo, cada vez que la retina lo pide, tiene vida con respecto al movimiento. Su cuerpo inmóvil está untado de rosas y azul. Desnudo. Brillante. Solitario. Abierto…Impertérrito, tiene frente a sí un micrófono.
Al otro lado, se sienta una espectadora y le hace una pregunta. Ésta será la forma que el diálogo a dos se establezca. Solo a dos. Identificados a veces, y posiblemente desde el anonimato si el protagonista no sabe nada de él. La función de la palabra es básica no sólo desde el propio signo en sí con significado propio sino, casi siempre, bajo la pátina de un mismo tono relajado y armónico durante toda la sesión.
En escena van circulando los curiosos entre el público.
Aparece el tema de la clasificación del Todo y la contradicción que esto implica para ser sujeto en este mundo. El sentido re/irreal de la belleza. “Cuando veo sus pinturas aparece siempre una mujer” dice una participante. Él le contesta “Yo pertenezco a seis géneros”. Los sueños están en su boca en este momento. Nace y muere cada vez que se despierta por la mañana. Surge el cementerio y las flores en sus lápidas. El atardecer. La importancia del tiempo libre para el artista. El sentido de la existencia y el destino de la muerte de todo ser vivo. Incluso sale un perro de sus labios “Guau, Guau, Guau”. Su origen terrenal en Venezuela.
La aparición del lenguaje “hace posiblemente 7000 años”. Por un momento se transforma en un apicultor y habla de abejas africanas y europeas. La salvación del planeta está presente y en duda su hábitat. Incluso bajo las palabras de Gertrude Stein “A rose is a rose is a rose” de su poemario Sagrada Emilia. Su sentido anarquista lo evoca un gran amigo suyo llamado el Príncipe Negro. Allí se manifiesta el sentido del arte conceptual y se hace mención a la artista venezolana Marisol Escobar (Mmmm…gracias Fernando la he googleado). Alguien intenta una provocaciónn negándose a dialogar con él y diciéndole “Yo te veo como un dios; en verdad te envidio. El interrogador saca un bolígrafo y con sus dientes le toca un pasodoble español. Salieron cuestiones ligadas al comunismo, la libertad, el capitalismo, la creación. “Yo puedo cambiar en un minuto mi pensamiento”.
Un espectáculo ligado directamente al discurso; entendido éste, como un relato interior como diría Zigmut Baugman, dentro de un sociedad líquida donde todo fluye y en nada hay aristas. Una prueba verbal, hecha a voleo dentro de mis apuntes, determina quién es este personaje que intenta emular a la Venus de Tiziano o a la Maja de Goya en su performance.
“Yo soy quién soy… y yo no entro en una caja”
Fin. ER
Video del espectáculo grabado por Julio Neri en directo, dar click aquí