Una visita al acuario
Fuimos al acuario a ver los peces de colores
que suponíamos eran la belleza.
Fuimos con el pretexto de llevar a los sobrinos
para ver si por fin conversábamos
porque hace tiempo que no hay paz entre nosotros.
Pero fue también al parecer inútil.
Los niños pedían asomarse
al limpio cristal de los muestrarios.
Una larga discusión pospuesta,
nuestra vida es una larga discusión pospuesta.
Otro año más sin vacaciones, pensé.
Entonces vi que mi mujer sonreía
mientras señalaba los peces de colores.
Hasta la fecha nunca había comprendido
el motivo de algunas familias
que gustan de instalar peceras en sus casas.
Después de todo, para ser feliz,
solo basta con mirar a los peces un rato.
Escenas cubanas
En Santa Clara, yendo por la avenida del Papa,
llamada así tras la visita del sumo pontífice:
hombre para quien todas la dignidades
nos deben parecer pocas, según la prensa,
pasando junto a su estatua, digo;
recordé que ayer mismo, ayer,
nuestros cristianos eran perseguidos
como a cristianos.
El ojo de Saulo de Tarso, el persecutor,
entraba en las provincias a buscar profesores
y maestras de kindergarten.
Pero soy muy joven realmente para contarlo.
Sobre Luanda y Etiopía,
donde ningún sueño nuestro ha fructificado,
están las almas todavía de aquellos muchachos;
almas que el mucho viento y la memoria
no dejan reposar, y vagan por la pradera
junto a comunes almas, junto al mismo abrevadero
y duermen con leones a mediodía,
bajo el sol ingente, como estudiantes de la patria.
Soy tan joven realmente como ellos.
Otras cosas ya resultan casi baladíes:
la destrucción, por ejemplo, de un piano
donde ejecutó Lecuona.
Tenazmente han cuidado nuestra alma.
Procuran no recordar ciertos episodios nacionales
que bien pudieran llenarnos de turbación.
© All rights reserved Sergio García Zamora
Sergio García Zamora. (Esperanza, Cuba,1986). Poeta y editor. Licenciado en Letras por la Universidad Central de Las Villas. Autor de Autorretrato sin abejas (Ediciones Sed de Belleza, 2003); Tiempo de siega (Premio Poesía de Primavera 2009, Ediciones Ávila, 2010); El afilador de tijeras (Ediciones Sed de Belleza, 2010);Poda (Premio Calendario 2010, Casa Editorial Abril, 2011); Día mambí (Premio Digdora Alonso 2011; Ediciones Vigía, 2012) y El Valle de Acor (Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara 2011; Editorial Capiro, 2012). Ha obtenido los premios Fernandina de Jagua, Manuel Navarro Luna y José Jacinto Milanés. Textos suyos aparecen en publicaciones de Honduras, Puerto Rico y México. Mereció en 2012 el Premio de Poesía Emilio Ballagas con La sobrevida.
Estos poemas pertenecen a su poemario : Pensando en los peces de colores . (Editorial Entre Líneas, Miami, 2013).