De esa misma ausencia
De sol y otros seres extraños.
Me dicen que debajo
de la tierra existen seres diferentes a ti.
Me asusto
divago.
Entre tiempos ajenos
disfruto la locura.
Nos disfrutamos a nosotros
en los primeros alimentos
cuando la mesa está limpia.
Tus ojos asustan
entienden poco.
De inmediato siento
reacciones en mi venas.
Te vuelves espejismo.
Los vientos golpean
las hojas de los árboles
tocan paredes
me hablan
preguntan por ti.
Desapareces como humo
eres otra
y soy otro.
Han pasado tiempos cortos
tiempos párpados
que respiran en instantes.
¿Y me quieres?
Te quiero, cuando tu rostro duerme
y dormimos.
Entre almohadas que parecen nubes
nos permiten sentir el paraíso.
Un sosiego nos mece en la intimidad
a las horas posteriores.
A mis cuatro sentidos restantes, los engaño.
Les acerco un objeto tuyo
se quedan quietos.
Son seres enfermos que requieren un sendante.
Me rehusó a mentir.
¿Dónde estás?
En espiral
dos palabras recorren un vacío.
Los párpados pesan como tierra que sepulta
al muerto.
Soy un muerto en un desierto, en el tuyo.
¿Qué hago buscándote? Si en las noticias dicen
que has fallecido. Estás muerta.
Quizá, eres ausencia de los mares.
¿Qué hago buscándote?
Tu amiga dijo que no estabas en casa
¿Por qué busco tu ingravidez en el mapa?
Han encontrado la blusa que te regalé
rasgada, en medio del árbol.
Han encontrados tus rastros en la putrefacción.
Las personas son llanto.
Entre las lágrimas que hacen río,
acomodan tus restos.
Origen
¡La mataron!
Antes del decreto presidencial
La Guerra contra el Narco.
El primer feminicidio
con olor a podredumbre
Inició el causé
de la memoria corta
El olvido buscó
enterrar el dolor.
Olvidaron todos
hasta las abuelas
por preparar la cena.
¿El desinterés como
problema del silencio?
Veintiocho años
ayudante de farmacia
trabajadora
atenta
empática
excepcional
En su cumpleaños
su vida voló a la muerte
porque lo pidió el mar,
los cielos y los ángeles.
Su primo y dos amigos esperaban
el vals de los desnudos
festejaban la orgia inesperada
La fiesta culminó
cuando el deseo
hizo vibrar el cuerpo
y la inhibición era latente
absorbiendo la sequía de piel
La testosterona promulgó
el rompimiento de pestañas
pulseras
uñas
epidermis
ropa
un corazón
quizá.
No era el tiempo de justicia
La encontraron en la casa
de su abuela
metros después
de una barranca
un terreno baldío
donde los arboles
eran habitaciones
de los murciélagos
donde los arboles
presenciaron los llantos
como las velas
observan los canticos de
sus feligreses.
Otros personas dicen que
la encontraron atrás de la televisión
Pantalones tirados
simulando la alfombra
roja de la muerte.
La tortura estaba ahí
en las marcas del sexo
la necrofilia como oración del horror
La hembra inferior al macho
el macho superior a la hembra
juegos de intelectos
Intelectos sepultados.
La gente lloró
Marcharon por la calles
Calles paralelas
Lloraban ausencia de luz
Lloraban silencios.
Yeimi
veintiocho años
sus ojos se extinguieron en
la ultima semana de marzo
antes de avecinarse
un conflicto sinsentido.
© All rights reserved Josué Osorio Estrada
Josué Osorio Estrada: Estudiante del Diplomado de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay de Cuernavaca, Morelos. Maestrante en Intervención Docente, profesor de nivel Primaria y Secundaria. Coordinador del libro “Cartas en Pandemia”. 29 años.