Dile a tu mamá que se calle de Agustín Fest recibió mención honorífica dentro del Premio Nacional de Novela Breve 2013 que convoca la Universidad Autónoma de Nayarit.
El título no da indicios del contenido de la novela que arranca con una escena que señala el tono verdadero del libro, obscuro y violento.
El protagonista Martín Murano es un profesor, escritor y periodista caído en desgracia que busca refugiarse en el pueblo de San Juan de Palma.
Los demonios de Martín Murano son aquellos que aparentan convivir en lo mundano y en lo banal:
“… recordaste al monstruo de tu madre, al monstruo bien guardado por todos, pacientemente esperando el inicio de una desgracia mientras se alimenta con discreción de pequeñas bondades, recuerdos agradables y abandonados.”
Un recurso atinado es la narración en segunda persona que más allá del tono acusatorio nos convierte en protagonistas de la novela. Papel acaso al que preferiríamos rehuir pues al final no existe redención para nadie.
Huyendo de sus demonios (la pérdida de su matrimonio) Murano logra conjurarlos aún más, a fin de cuentas pueblo chico infierno grande. En San Juan de Palma dará rienda suelta a una inclinación pederasta con la estudiante Minerva que había permanecido velada mientras vivía en la capital con su esposa Erika.
A lo largo del relato Agustín Fest nos ofrece el ejercicio de la lectura como una disciplina capaz de corromper y seducir, así refiriéndose a la juventud de Martín nos dice “Al estudiante no le fue mal, era un muchacho apuesto e inteligente; de los libros aprendió el arte de la manipulación y la elocuencia.” O bien cuando imparte sus clases en la Palma usa como alcahuete la novela En Busca del Tiempo Perdido “Te ganas a los alumnos de la secundaria cuando abandonaste las lecturas arcaicas y decidiste, luego de dos meses dando clases, leerles a Proust. Apostaste al riesgo y ganaste, aunque hiciste trampa. Escogiste ciertos párrafos, los aderezaste con un lenguaje vulgar y contemporáneo; destrozaste los fragmentos, animaste a platicar de ellos de manera corriente, sin restricciones.”
La lectura como escape para Enrique el estudiante que busca una salida del pueblo, la lectura también ¿acaso como salvación? escogida por Josías (hermano de Enrique y líder de la pandilla de Los Ángeles) ávido lector, juez y verdugo de Murano cuando le increpa “¿A poco tengo que hablarte con palabras chingonas para que entiendas el mensaje? No seas prejuicioso Martín. Deja de leerle historias de putos a los niños, enséñales otra cosa, ¿o qué, no has leído un chingo de libros?”
Josías es el alter ego de Martín, ambos comparten una lectura íntima de Proust, pero mientras el primero encuentra respuestas el segundo sigue perdido en el laberinto de su existencia.
La maldad de Murano como mencioné antes habita en lo mundano, pero no solo en los actos que comete, sino en los pensamientos, en las omisiones deliberadas que pueden originar una desgracia.
La escena final del libro me recordó The Dark Knight de Christoper Nolan cuando el Guasón le dice a Batman sobre la corrupción de Harvey Dent “la locura es como la gravedad, solo se requiere un leve empujón.”
Agustín Fest nos da ese último empujón e irremediblemente ardemos en la maldad que supone la pérdida por siempre de la inocencia.
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