Podría dibujar paisajes o flores o esos atardeceres surrealistas que me quitan el aliento, pero no logro salirme de la ya tan conocida geografía de los ojos, nariz y boca, y con cada línea que trazo me escapo, es un viaje hacia adentro de alguien, o mío, hay quienes dicen que hacer retratos es autorretratarse, quizás sí, no lo tengo tan claro.
Empiezo por las cejas , siempre las cejas primero, después un ojo por lo general el derecho, de ahí bajo a la nariz y a la línea de los labios, para este momento o estoy totalmente atrapada en la historia del personaje o se va a la basura, si el cuento no empieza bien no lo peleo, no era el momento de que salga, y por eso no salen lindos o anatómicamente perfectos y capaz bastante expresionistas, cuando van a salir lindos me preguntan, y como dice mi padre en uno de sus tangos, “¿cuándo?, cuando lo sintamos…”
No busco pintar hermoso, busco pintar sincero, busco ser fiel a todas las locas que conviven adentro mío, tarea nada fácil que no se controla. Eso que somos cuando no tratamos de ser, eso es mi pintura.
Leda Almar