La cotidianeidad, las costumbres y recuerdos, son parte de lo que somos y estamos formados. Podríamos haber tenido, carencias o excesos, pero si todo aquello que fue parte de nuestro entorno lo asumimos como algo significativo en nuestro crecimiento, será más un beneficio, que un padecimiento para nuestra madurez emocional.
Justamente sobre este tema, pude observar la obra de un artista venezolano, en Pinta Art Fair, una de las ferias de Miami de este diciembre pasado, y quien narra desde una mirada acontecida el testimonio y las reflexiones que dejan ciertos objetos y situaciones, acerca de la sencillez y vitalidad que ejercen estos, así como las labores que con los mismos se realizan para mejorar de alguna manera nuestro diario vivir. En esta ocasión, recorremos la presencia y la evocación desde la obra de Jurgens Portillo.
El artista construye paisajes habituales a partir de la memoria utilitaria. Sus piezas aluden actividades cargadas de cierto contenido ingenioso, como cuando no se disponen de todos los elementos para la calidad de vida que necesitamos, por lo que también se deduce que el compromiso social está intrínseco en la obra.
Estas piezas realizadas en pequeños formatos y donde no existe la presencia de personajes, ni figuras vivientes, no deja de sorprendernos de cuán humano es el resultado, haciéndonos reflexionar sobre el efecto cultural que producen ciertas experiencias. Un tema sobre la vida urbana y la interioridad domestica con una secuencia de imágenes, que incluyen espacios, interiores, exteriores y objetos de uso diario, que se han modificado por la mano del hombre, a través del uso y el tiempo.
La luz, perfectamente definida, proveniente de un sol implacable, se posa sobre objetos y estructuras, recordando que las horas sedientas se calman con el regreso al hogar. La aridez del ambiente se despeja detrás de las paredes, a pesar de que el tiempo, el deterioro y la decadencia son inevitables. Los detalles de cada objeto se traducen en el desgaste cotidiano de cada uno, resaltando la figura, que es el propósito de cada pieza en el lienzo del creador.
El creador aborda temas como el costumbrismo, la cultura y la realidad social que lo rodea, desde una estética pacífica. Investiga cómo el lenguaje y piezas cotidianas se vinculan en la producción de una identificación conforme a su propia realidad. Se inspira en el entorno, las vivencias cotidianas y el desgaste diario que ocurre en las mismas, combinando hechos auténticos dentro de su narrativa pictórica y estableciendo muchos paralelos con la realidad actual de algunos países y regiones latinoamericanas.
El artista, al incluir materiales que se desgastan por el uso, desafía la estética y la vida cotidiana, formando así una identidad de su propia permanencia, cuando se compenetra con ciertos objetos usuales.
Así mismo suele ocurrir con ciertos argumentos que nos planteamos desde nuestra memoria. Sabemos que algunos recuerdos o vivencias pudieron afectarnos a lo largo de nuestra vida. Hacer una retrospectiva sobre nosotros mismos es una labor épica y sumamente difícil porque es como cuestionar nuestro propio ego, pero ¿Qué sucedería si esos mismos recuerdos, logramos transformarlos en vibraciones positivas, los restructuramos desde nuestro propio pensamiento y logramos otra memoria desde un punto de vista diferente? Vallamos a un segundo plano, para visualizar esas reparaciones necesarias que mejoren nuestra calidad de vida actual.
Contacto con el artista:
Jurgens Portillo
https://www.instagram.com/jurgenspintor/