Leer a Margaret Atwood sentada en una butaca de la Biblioteca de Coral de Gables en Miami, es una experiencia única. Disfruté de la lectura contemplando a través de un ventanal los árboles frondosos y extraños que pueblan esta ciudad.
La quietud que se respira en este lugar era perfecta para saborear los relatos de una autora que jamás decepciona. Su escritura ácida y sensible, provoca en el ánima del lector una reflexión sobre la manera peculiar de narrar.
La descubrí en El asesino ciego (premio Broker 2000) y me fascinó. Continué con El Cuento de la Criada, la sorprendente Alias Grace y después en un extraño libro de poemas, La Puerta.
Encontré Desorden Moral en las estanterías dedicadas a los libros en español que existen en la biblioteca y busqué también la edición en inglés. Uno de mis ritos habituales en Miami consiste en elegir un libro de un autor anglosajón con su audio-libro correspondiente en inglés y que este se haya publicado en mi lengua. El método permite sublimar mi deficiente inglés, con la fantasía de que mejoraré mi pronunciación. Ilusiones las tenemos todos.
Margaret Atwood pidió permiso a su segundo marido, el escritor Graeme Gibson, para utilizar el título Desorden moral que era el mismo de la novela que estaba redactando en 1996 cuando él decidió dejar de escribir.
El libro, dedicado a su familia, contiene once relatos. A través de Nell, la protagonista, narra la historia de sus padres, su marido, sus hijos, su maestras y también el de los animales con los que convivió.
El primer relato del libro, titulado Malas Noticias, sitúa a Nell y a su marido Tig en la senectud. La autora utiliza el concepto de malas noticias para situar a los dos personajes en dos épocas cronológicas distintas: la contemporánea y durante el siglo III después de Cristo.
La habilidad de Atwood para dar credibilidad narrativa a su historia es una de las virtudes que admiro. La naturalidad y cinismo con el que Nell habla de la vejez, es otro de los atractivos de la lectura y muestra la personalidad feminista y reivindicativa que caracteriza a esta escritora.
A continuación se suceden, El arte de guisar y servir, El Jinete sin cabeza, Mi última duquesa y El Otro Lugar en los que se describen episodios de la infancia y la adolescencia de Nell.
El arte de guisar y servir, me interesó por el desenlace final en el que la protagonista adolescente consigue liberarse a partir del momento en el que se niega a cuidar a su hermana. Recriminando a la madre que ella es la responsable de cuidarla. La mamá responde con un tortazo y esto provocará el inicio de la libertad de la hija. El relato ejemplifica una moraleja cierta: aprendemos a liberarnos cuando expresamos lo que sentimos,porque a partir de la confesión, no hay vuelta atrás.
El resto de narraciones, Monopoly, Desorden Moral, Las Entidades, El fiasco del Labrador y Los Chicos del Laboratorio, alternan las historias que Nell y Tig vivieron durante sus estancias en el campo y en la ciudad.
La relación que Tig mantiene con su esposa legal Oona y la incidencia de ésta en la vida de Nell, son objeto de comentarios sarcásticos en los que subyace la ideología liberal de la autora. Los animales también tienen un papel importante Los dos personajes viven en granjas y el cuidado de las bestias forma parte de su vida.
Desorden moral es un libro para ser leído en compañía de una buena taza de café ó de un licor dulce. En la biblioteca de Coral Gables no se puede consumir alcohol ni bebidas excitantes y es una lástima porque hubiese sido el broche de oro ideal para una lectura excelente.
Finalizaré esta reseña mencionando algunos datos sobre Margaret Atwood que considero relevantes para que ustedes sepan la catadura moral y literaria de esta mujer.
Margaret Eleanor Atwood nació en Ottawa en 1939. Y es una prolífica poetisa, novelista crítica literaria y activista política canadiense. Es miembro de Amnistía Internacional y ayudó a este organismo a relanzarse.
A lo largo de su trayectoria literaria le han otorgado varios premios de los que cabe destacar: El Príncipe de Asturias de las Letras en el 2008, Toronto Book Award, Canadian Booksellers Award, Los Ángeles Times Prize y ha sido candidata en diversas ocasiones al Premio Nobel de Literatura.
Atwood es considerada una escritora feminista, por tratar el tema del género y las relaciones entre las mismas mujeres y también entre hombres y mujeres. Otros temas frecuentes en sus obras han sido: la identidad canadiense, las relaciones de Canadá con los Estados Unidos y Europa, los derechos humanos, el medioambiente, los mitos sociales sobre la feminidad y la explotación social del cuerpo de la mujer en el arte, la economía y las relaciones sociales.
Les recomiendo que lean algunas de sus novelas más reconocidas, El cuento de la criada, Alias Grace, La mujer comestible, Ojo de gato, La novia ladrona, El asesino ciego y Oryx y Crake.
Los hombres y mujeres sensibles al sarcasmo feminista, pueden leer un texto de Atwood titulado, A favor de las mujeres tontas en el link;
http://apostillasnotas.blogspot.com/2008/06/favor-de-las-mujeres-tontas-margaret.html
El texto se inicia con el siguiente párrafo:
“A favor de las mujeres tontas: Margaret Atwood
Las cabezahuecas, las sinseso, las rubias tontas: las adolescentes obstinadas que son demasiado bobas para hacer caso de sus madres: Todas aquellas que tienen la cabeza llena de pájaros, todas las camareras exuberantes que nos desean un buen día y nos dan mal el cambio mientras se inspeccionan el peinado en el espejo, todas las que ponen a secar al caniche recién lavado en el microondas, todas aquellas cuyos novios les dicen que el chicle de clorofila es un anticonceptivo, y que se lo creen; todas las que se muerden las uñas porque no saben si mear o salir del tiesto, todas las que no se atreven a pronunciar la palabra “mear”, todas las que se ríen de buena gana con chistes tontos como éste, aunque no entiendan su significado…”
Ángels Martínez