Película: De óxido y hueso (2012)
Director: Jacques Audiard (El profeta, De latir mi corazón…se ha parado)
Guión: Jacques Audiard y Thomas Bidegain. (Basado en Rust and Bone de Craig Davinson)
Fotografía: Stephanie Fontaine. Música: Alexander Desplat.
Actores. Stephanie: Marion Cotillard. Alí: Matthias Schoenaerts Sam: Armand Verdure.
Tan humana como corpórea, empieza el film con unos pies andando por las aceras de una ciudad y acaba con unas manos rotas para siempre en el hielo de un lago. Una toma general de un hijo ( Sam) y un padre (Alí) que deambula por una Francia en plena crisis, al punto que el hambre los persigue , nos lleva a una población de la Costa Azul. Huyendo de una madre traficante, los dos inician una nueva vida en casa de su hermana y su cuñado. Trabajando de guardia de seguridad en una discoteca, Alí conocerá a su nuevo amor. Primero bajo el juego que de la seducción entre ambos y más adelante bajo los efectos de la tragedia. Stephanie, entrenadora de orcas en un parque acuático, verá truncarse su vida a raíz de un accidente que sesga sus dos piernas para siempre. Una relación extraña de un sujeto que regresa a su antigua profesión de boxeador con una mujer que intenta iniciar su nueva vida con su amputación, va a dar una pluralidad de registros y detalles que nadie que esté enamorado del séptimo arte puede eludir su visión ni dejar de disfrutar de esta obra.
El primer punto a destacar, quizás sea la fidelidad del guionista en no ceder ni un ápice a la hora de ser fiel a su personaje. Un sujeto totalmente arcaico en sus sentimientos y parco en su expresión. Un antiguo boxeador que lleva sus movimientos de ataque, así como su filosofía de vida, al punto que, alguna vez, se la va la mano con su hijo sabiendo que lo quiere y lo protege con la misma intensidad de un primate. Un protagonista capaz de amar desde su propia naturaleza a una mujer si se lo pide y dispuesto a satisfacer sexualmente a su pareja cuando en su pantalla de mensajes de su smartphone, aparece el sufijo OPE que él lo traduce como el de “operativo”; es decir, dispuesto para hacer el amor. Luchador y obsesionado, Alí llega hasta el final mostrando sus contradicciones de rufián pero sin faltar a su particular ética como padre y amante
Al otro lado, detrás de Stephanie, se esconde una mujer normal que se dedica a entrenar orcas asesinas en un parque acuático donde el mundo americano parece atraer al director de El Profeta. Para entregarla a la asunción de su propia “falta” cuando, al quedarse sin pierna, tiene que afrontar una nueva vida dependiendo de los otros. Estos “otros” serán Alí y sus hijos que después de varias brechas que sus vidas ofrecen seguirán hasta el final.
Marion Cotillard (Edy Piaff) borda el personaje. Su transformación en crescendo que pasa de un ser con una vida corriente, a alternar sus roles de particular amante, corredora de apuestas de su compañero sentimental, o madre secundaria es impecable. Alí es el perfecto marginado en busca de sí mismo donde Matthias Shoenaerts se enfunda en un papel lleno de complicaciones bien resueltas por su parte.
La película es parte de mi trilogía de 2012 que junto a Las sesiones e Intocables hablan de otros sujetos que hoy gracias a la ciencia y la tecnología están junto a nosotros viviendo su cotidianidad: los discapacitados físicos o motores. Quien no lo crea así, que se aventure a ver estas tres fantásticas obras que rompen con todos los tópicos del pasado. E.R.