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Febrero 2025

DE LAS VÍCTIMAS (XII): EL CUERPO COMO CAMPO DE BATALLA EN EL FEMINISMO CONTEMPORÁNEO. Carlos Gámez Pérez

 

La experiencia femenina, históricamente silenciada y relegada a la esfera privada, ha encontrado en la literatura un espacio crucial para articularse y reclamar su lugar en el discurso público.  Como ya vimos en la representación de las víctimas, desde la perspicaz Virginia Woolf, el cuerpo y el dolor se erigen como elementos centrales en la construcción de una narrativa feminista que trasciende la mera reivindicación de derechos para adentrarse en la compleja interrelación entre la corporalidad, la memoria y la resistencia. En “Una habitación propia”, la necesidad de un espacio físico propio se presenta como condición sine qua non para el desarrollo intelectual y creativo de la mujer.

Para cuando Sebald escribe sobre el Holocausto, esa queja se ha extendido notablemente, y es el cuerpo el elemento fundamental de la protesta. Las protestas estudiantiles y obreras de mayo de 1968 en París no sólo se centraron en demandas políticas y sociales, sino que pusieron en el centro del debate la liberación del cuerpo femenino.  La consigna “lo personal es político” resonó con una fuerza inusitada, desdibujando las fronteras entre la experiencia individual y la lucha colectiva.  El cuerpo, antes objeto de control y represión, se convirtió en un símbolo de resistencia y autonomía.  La sexualidad femenina, hasta entonces relegada al ámbito de lo privado y la vergüenza, comenzó a ser reivindicada como un espacio de placer y autodeterminación.  Este cambio de paradigma fue fundamental para el desarrollo del feminismo contemporáneo, pues situó el cuerpo como un campo de batalla en la lucha por la igualdad.

Precísamente, Annie Ernaux, en su obra autobiográfica: Memoria de chica, se centra en la memoria corporal, en la forma en que el cuerpo registra y conserva las experiencias traumáticas del pasado.  El libro relata la primera experiencia sexual de la autora, describiéndola como una violación. El dolor, la vergüenza y el placer se entrelazan en una narrativa que desmitifica la idea de una feminidad pasiva y sumisa, revelando la fuerza y la resistencia latente en la experiencia femenina.  El cuerpo, en la obra de Ernaux, es un archivo vivo de la historia personal y colectiva, un espacio donde la memoria se inscribe en la carne misma. Siri Hustvedt abunda en este dolor en Vivir, pensar, mirar. Su ensayo no se centra únicamente en la experiencia femenina, pero su perspectiva aporta una valiosa contribución a la comprensión del dolor como elemento constitutivo de la subjetividad. Hustvedt, que en la pieza que dedica a la relación con su padre incide en lo dañino de la imagen de la mujer como “el ángel de la casa”, el ser que no puede dirigir su propio destino en pro de los demás, argumenta que el dolor, lejos de ser una simple anomalía o un síntoma a erradicar, es una experiencia compleja que moldea nuestra percepción del mundo y nuestra propia identidad.  Desmonta la idea de una dicotomía cartesiana entre mente y cuerpo, mostrando cómo la experiencia corporal influye en la forma en que pensamos, sentimos y percibimos el mundo.  En este sentido, el dolor se convierte en un vehículo para la autocomprensión, una oportunidad para explorar las dimensiones más profundas de la subjetividad y para cuestionar las estructuras de poder que intentan silenciar o minimizar el sufrimiento femenino. Es una perspectiva que se ha enriquecido con las miradas sobre el sufrimiento y las víctimas durante la segunda mitad del siglo XX.

 

 

© All rights reserved Carlos Gámez Pérez

 

 

Carlos Gámez Pérez (Barcelona. 1969) es doctor en estudios románicos por la Universidad de Miami y máster en creación literario por la Universitat Pompeu Fabra. Ha publicado la novela Malas noticias desde la isla (katakana editores, 2018), traducida al inglés en 2019. En 2018 publicó un ensayo sobre ciencia y literatura española: Las ciencias y las letras: Pensamiento tecnocientífico y cultura en España (Editorial Academia del Hispanismo). En 2012 ganó el premio Cafè Món por el libro de relatos Artefactos (Sloper). Sus cuentos han sido seleccionados para varias antologías, entre otras: Emergencias. Doce cuentos iberoamericanos (Candaya, 2013); Presencia Humana, número 1 (Aristas Martínez, 2013); y Viaje One Way: Antología de narradores de Miami (Suburbano, 2014). En 2016 compiló y editó el libro Simbiosis: Una antología de ciencia ficción (La Pereza, 2016). Ha impartido talleres de escritura en el Centro Cultural Español de Ciudad de México y en la Universidad de Navarra. Colabora con revistas literarias como Nagari, Sub-UrbanoCTXT o Quim

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