El inconsciente es un manicomio
con vista al mar
Cada pez que sale del agua
trae camisa de fuerza
24
Vi a Picasso montado en un caballo verde
llevaba camisa de fuerza y una máscara africana
Sus mujeres lo seguían (a pie) por un desierto de sal
cargaban sus cuadros al hombro y un paraguas
de Matisse
El caballo lucía una extraña peluca
sus patas ortopédicas se abrían hacia todos lados
desesperando a Picasso que lo golpeaba con un palo
de ceniza
Aburrido bajó del caballo
y comenzó a trazar en el suelo figuras amorfas
líneas arrancadas de un alfabeto imposible
Aquí cavaré la tumba de Dios, se dijo
los gusanos jamás me perdonarán
Y ordenó a sus mujeres cortarse las venas
mientras él pintaba su caballo de eternidad
29
Vi a Sinatra en la máquina del tiempo
Soñaba interpretar sus grandes éxitos
arriba de un tiranosaurio rex
Pero llegó a una aldea de pescadores
en el momento exacto
que un sujeto marchaba sobre las aguas
Deja tu voz y sígueme
le dijo
desde hoy probarás mi palabra
Ante tal ofrecimiento
Sinatra dio media vuelta
y partió hacia el futuro
Sólo avanzó unos segundos
y vio al mismo tipo ahora crucificado
Canta para mí
le suplicó esta vez
y te llevaré al reino de los cielos
Entonces nuestro héroe
comenzó a masticar un extraño gemido
una especie de lamento gregoriano
que dejó a las piedras del Gólgota
temblando de eternidad
Quédate con nosotros
pidió el centurión
y serás el protegido de Roma
Pero Frankie tenía una espina atravesada
quería grabar a dúo con el hijo de una sirena
Lo siento
respondió
debo volver a casa
me espera el fantasma de mi madre
para darme las buenas noches
Se despidió de allí firmando todos sus discos
mientras la máquina del tiempo
reproducía los acordes de My way
32
Vi a Kafka en el cuarto de los juguetes
Conducía un tren infinito
sobre rieles que parecían anguilas
Bajo la cama otro niño desarmaba
una oruga fluorescente
La oruga tenía el rostro de Kafka
también los muebles, los relojes
las paredes tenían su rostro
las arañas aburridas en sus telas
los juguetes en la habitación
El único que no tenía el rostro de Kafka
era el propio Kafka cuyo rostro
semejaba una página en blanco
41
Vi a Dios por el espejo retrovisor
mientras salíamos de un túnel transparente
Viajábamos a toda velocidad
vestidos para una fiesta de cenizas
Cada quien llevaba una máscara
y una piedra atada al cuello
para lanzarnos en el primer río
Vagamos toda la noche por un desierto de sal
delirando con la tierra prometida
En el asiento trasero las musas bostezaban
sacaban sus pechos por la ventana
como si fueran restos arqueológicos
Los gatos que olvidamos en la cajuela
nos habían predicho el futuro
Ninguno verá el amanecer, confesaron
con una certeza que nos paraba los pelos
En la última gasolinera compramos tabaco
y alimentamos los gatos antes de abandonarlos
Maullaban a un lado del camino
cuando encendimos motores
La luna era una trenza de ajo
pegada al parabrisas
las estrellas semejaban estacas
que añoraban nuestro corazón
Con los primeros rayos de luz
comenzamos a desaparecer
Razón tenían los gatos, dije
subiendo el volumen de la radio
mientras veía a los Sex Pistols
por el espejo retrovisor
© All rights reserved Mario Meléndez
Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Entre sus libros figuran: Vuelo subterráneo, El circo de papel, La muerte tiene los días contados y Esperando a Perec. A comienzos del 2013 recibe la medalla del Presidente de la República Italiana, concedida por la Fundación Internacional don Luigi di Liegro. Una selección de su obra apareció en la prestigiosa revista Poesia de Nicola Crocetti. Al inicio de 2015 es incluido en la antología El canon abierto. Última poesía en español (Visor, España). En 2017 algunos de sus poemas aparecen traducidos al inglés en la mítica revista Poetry Magazine de Chicago. A partir de 2018 trabaja como editor general de la Fundación Vicente Huidobro. Es considerado una de las voces más importantes de la nueva poesía latinoamericana.