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Agosto 2024

Dämon. El Funeral de Bergman. Angélica Liddell. Eduard Reboll

De mi Yo a tu Yo

 

Dedicación especial para Ana Vidal Egea

 

Texto, dirección, escenografía y vestuario: Angélica Liddell. Interpretación: David Abad, Ahimsa, Yuri Ananiev, Nicolas Chevallier, Guillaume Costanza, Electra Hallman, Elin Klinga, Angélica Liddell, Borja López, Sindo Puche, Daniel Richard, Joel Valois, con la colaboración especial de la vestidora del Dramaten Erika Hagberg. Diseño de la iluminación: Mark Van Denesse. Sonido: Antonio Navarro. Jefe técnico: André Pato. Regiduría: Nicolas Guy, Michel Chevallier. Ayudantía de dirección: Borja López. Director de producción: Gumersindo Puche. Fotografía: Luca del Pia / Alberto García Álix (retrato de Angélica Liddell). Agradecimientos: The Ingmar Bergman Foundation

DECLARACIÓN JURADA y TESTAMENTAL

 

Yo Eduard Reboll Gascón de nacionalidad apátrida y nacido en el Mediterráneo.

documento de identidad 3766242587H de profesión Procrítico y/o Destructor de lo ya visto y vivido en la escena teatral por la revista Nagari de EE.UU nagarimagazine.com domiciliado para estos efectos en C/Bergman 666distrito Mundano, provincia Mundana del departamento del Mundo y bajo el correo electrónico expuesto y realeduard.reboll@gmail.com

Declaro bajo juramento:

No tener ningún obstáculo para adquirir derechos reales del Estado de Dämon. El funeral de Bergman. Y para contratar con el Estado de Angélica Liddell, en su fase de vida y desde el artículo 35 del Texto Único Ordenado por la Ley 29151, aprobada mediante Decreto Supremo n°. 019-2019-del Teatre Lliure de Barcelona en 2024. Y bajo el asedio e impudicia del artículo 1366 del Código Civil de Catalunya que da pie a que, como transeúnte en este país, hoy, haya acudido a la cita nocturna para contemplar este espectáculo, sabiendo que, el Teatro del Yo, es un género tan lícito y venerado como cualquier otro.

 

Declaro que me someto:

 

a la fiscalización posterior de lo expresado en la presente reseña-crítica ante esta declaración jurada. Y de acuerdo al Principio de Privilegio de Controles Posteriores prescrito en el 1.16. del artículo IV del Título Preliminar del Texto único Ordenado de la Ley n°. 27444. Es decir, bajo el Procedimiento Administrativo General de Críticos del Mundo, para que su autora simplemente condene, goce, o herede sin recargo alguno: los derechos de los sintagmas expuestos a continuación en este artículo, una vez mi féretro se encuentre abierto ante sus pupilas en cualquier escenario del mundo. O, si esto no fuera posible, se llevará a cabo en el interior del Museo del Juguete de su ciudad natal, Figueres.

He dicho (1)

Firmo la presente a 1 de agosto de 2024 en la ciudad de Barcelona

  • Esta declaración testamental ha sido encontrada entre los cien mil algoritmos que el Sr. Google nos ofrece para tal efecto bajo el género del modelo “Testamento”. Y para dejar herencia a los presentes lectores, la he adaptado a criterio propio y sin conciencia, para satisfacer el hermoso ego -…sin doble intención lo digo- de mi estimada musa laica, la Angélica Liddell.

Foto de Christophe Raynaud de Lage/ Festival de Aviñón

 

 

Cito lo visto …sin orden de aparición o intención de hacer spoilers

 

  • Un hermoso bidet y una toalla bajo un rojo escénico donde reposa el silencio al principio y la música a continuación.

 

  • Un ciudadano, mantiene enharinado su rostro y delineadas sus cejas y labios a modo de saltimbanqui. Frente a sí, la espera de un público que empieza a utilizar los signos de interrogación en su cerebro ante un divino “¿Y qué vendrá a continuación? Mmmm.”

 

  • Una hembra se acerca a la cubeta y coge aquella toallita blanca antes citada. Y mientras saborea el preciado líquido urinario que derrama su vulva en delicadas gotas, se decanta de espaldas al espectador para mostrarnos el orificio abierto que esconde sus nalgas. A partir de aquí, nos bendice su ungüento libidinal con un hisopo de plata, para una supuesta dicha o exorcismo de lo que veremos a continuación. Nos consagra, como parte real de su liturgia, e inicia su particular misa desde su interior.

 

  • Una pantalla con subtítulos. Como si se vistiera asimisma como protagonista de la obra para narrar: acción, citas, imágenes, vísceras en forma de oraciones y diálogos. Aparece el nombre del crítico que la “degolló”, teatralmente hablando, en el Festival de Avignon de este año. El sueño creativo de su autora, ante la maldición por lo vivido o interpretado desde su existencia. Un texto del Sueño de Strindberg o del propio difunto, por nombre Ingmar Bergman…

 

  • Una auténtica, singular, endemoniada, genuina, fecal y pornográfica homilía de una sacerdotisa embrujada. Donde lo peor del ser humano en su hacer, se repite deliberada –…y magistralmente– hasta la saciedad. Incluso llega a conseguir que una parte importante del público –soy consciente que es uno de sus propósitos misericordiosos como dramaturga– ponga sus manos en el rostro y, entre alguno de los presentes; por ejemplo, el que se encuentra cerca de mi butaca, se escuche: “¡Cuándo va a acabar este maldito monólogo. Grrrrr!”

 

  • Un Papa, supuestamente llamado Juan Pablo II, se recrea en su silla de ruedas. Tiene como audiencia en su, supuesta plaza de San Pedro en la tarima, a una decena de silla de ruedas; tan firmes y alienadas, como una columna eclesial ante el Vaticano. Más tarde, hurgará entre los dedos su prepucio, para averiguar sus pérdidas como sujeto genital.

  • Una camilla y cuatro camilleros. Cuatro enfermeras, alternando la bata blanca con su lencería negra haciendo aspavientos de meretriz. Luciendo su virginidad escondida y su abierta juventud. O mostrando su amor fraternal por unos cuantos ancianos, entre solidarios y solitarios. Valientes jubilados, publicando el afecto por lo vivido a través de la existencia en todos sus registros. O la posible lujuria, desde el deseo, frente al tiempo que les resta antes que sus cenizas se esparzan en un adiós.

  • Un féretro de madera, ligeramente inclinado a la audiencia. Una rosa yaciendo junto a un cadáver no contemplado. Una pastora anglicana impartiendo la ceremonia al autor de Persona o El séptimo sello. La liturgia correspondiente, mientras un violoncelo se querella con su lírica poética como si un Pau Casals, investido de mujer, hubiera descendido del edén. Y tuviera que combatir una sinfonía de cien mil decibelios que, de repente, es asediada hacia a los actores y a toda la platea.

  • Una actriz: Angélica Liddell, vestida de Angélica Liddell; tal vez, interpretando a la verdadera Angélica Liddell en sus distintos “yoes” desentierra una confesión pública y sublimemente pausada, aquel legado que el difunto ha cedido a su interior. “El teatro es tiempo, y el tiempo mata”.

 

 

Cito lo vivido …independientemente que sea execrable, ambivalente o subliminal 

 

  • El placer de la sangre, bajo el género de la luz de los focos; la magnánima escenografía, el vestuario, o el propio texto que evoca su literata para que, el púrpura o el carmín, estén la mayoría presentes desde cualquier rincón de la escena.

  • La sinfonía entendida como una sutil y sanguinaria anti/música por el volumen invertido en ella como protagonista. Y el silencio, como actor secundario; y no por ello, menos significativo en la obra.

  • La excelente pluralidad actoral de todas y todos sus representantes en la tarima. Fungiendo de milicias frente a un supuesto desfile humano ante la Nada existencial. Alumnos de la substancia del Ser. Sanitarios del espíritu divino Rebeldes en una policlínica o residencia para la tercera edad. Seres, etimológicamente hablando, desnudos de piel como figurantes reales y sujetos humanos a la vez. En un escenario abierto al Bien y el Mal. A sepulcros que escoden pecados. Y secretos bíblicos y fútiles. Libres en El LLiure de glosar un guion o rezar por lo acontecido.

 

  • Me dejé llevar escena a escena sin dar más valor al Todo-Dramático en su conjunto. Y es cuando más valoré la obra en sí misma. Y a esta hermosa narcisista que narra su ceremonia capital del “estar-aquí” a su antojo y sin culpabilidad. Cazadora. Intrépida. Pastoral hacia su propio valle de lágrimas o goce único.

  • Declino como preámbulo del epílogo: el deleite “pecador” de escuchar a los Pet Shop Boys en It’s a Sin como fondo melódico

Foto Alberto García-Álix

  • …Y finalizo con el rojo unipersonal de la protagonista sobre su piel. Arropada por la compañía que da voz y energía cáustica a esta pieza. Mano a mano y todos juntos ante un velatorio clásico en el escenario. Que se traduce en los siguientes verbos: avistar, advertir, levantarse del asiento y aplaudir a aquellos cadáveres que han asistido al entierro de su admirado Ingmar. Me olvidé: cinco “bravos” espontáneos. Alargando la última sílaba del final. Varias veces, des mi yo interior.

Cito un deseo…

 

El teatro es como una iglesia donde la gente viene a compartir

 una experiencia común.

Ingmar Bergman

 

Me hubiera satisfecho inconmensurablemente que, mientras las manos se juntan para la ovación, una vez finaliza la obra: Aquella toalla bajo el hedor del clítoris de la protagonista. El roce de la piel de los actores o actrices en su tercera edad. Una silla de ruedas subida en brazos hacia la salida. Algún excremento verbal o furibundo de aquél panegírico. El mismo mutismo o los acordes a todo volumen de la música. Un beso de enfermera en lencería negra; un pellizco de algún sanitario por haberlo aceptado …etcétera, etcétera. Si así fuera. Se hubiesen manifestado mientras bajarais del escenario y ascendiérais por las escaleras del teatro, circundándonos o fraternizando con los que hemos asistido a esta honra fúnebre.

Un rito cercano entre las butacas y quienes las ocupan, hubiera obtenido el mismo valor de excelencia que el “visto” y “vivido” por quien ha escrito este testamento a tu salud.

La trilogía empezó con Vudú (3318) Blixen en 2023. Ha seguido con Dörman. El funeral de Bergman (2024) y el año que viene, si su Dios o Lucifer particular lo desean, veremos en su estreno ….

¿…?

 

See you soon my love Angélica

(2)

2 Entiéndase este icono, desde la teatralización sincera de esta reseña crítica. Y bajo el tono del humor. Para nada, desde la literalidad visual de su significado. O intención hacia que la Nada venga a su encuentro mañana mismo, como dramaturga de éxito y estima entre los que acudimos a su estreno.

He dicho.

Eduard Reboll

 

 

 

 

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