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Octubre 2017

CUANDO LA OSCURIDAD NOS TOCA LA ESPALDA. Celeste Cao

“Hay algo seductor en la oscuridad. Es capaz de asustarte y atraerte con la misma intensidad”.

 

La literatura es como una paleta de colores. Si probamos y buscamos, podemos encontrar miles de variedades. Hay géneros, temas y matices de lo más diversos. Hay libros para todos los gustos, y hay gustos de todo tipo. Incluso podemos pensar, y creer con gran seguridad, que existe un libro esperando por cada uno; esperando para darnos un sentido, para hacernos llegar esas palabras que parecen haber sido escritas para nosotros.

Como lectora devota de las historias plagadas de romance, del bueno, y de drama, del profundo; me gusta dejarme llevar por recomendaciones o sinopsis, que simplemente parecen llamarme, invitarme a leer. Creo que encasillarse en un solo género, sin probar otros, sin animarse a salir de lo conocido, solo por creer que no es lo de uno; puede hacer que dejemos de lado historias alucinantes.

Me resulta necesario, y enriquecedor, dejar siempre una puerta abierta a las historias que no me espero: para que entren solas y hagan con mi imaginación su mejor trabajo. Y ésto solo es posible cuando se deja de lado el prejuicio y las ideas preconcebidas. Fue así como en cierto momento unos dedos fríos y un aire gélido, empezaron a tocarme muy suave la espalda, invitándome a leer historias alejadas de mi elección tradicional: novelas con un halo oscuro y misterioso, que me prometían pasar momentos bastante desagradables a la vez que jugaban con mi mente.

Comencé con el famoso señor Sidney Sheldon, renombrado autor de suspenso que admiro. Se trataba de un suspenso relativamente tranquilo, pero adictivo, que me dejaba con ansias de más. Luego siguió el alemán Sebastian Fitzek que, con su libro “Terapia”, me hizo dudar de mi cordura al leer y fascinarme por el modo en que un libro puede jugar con tu mente. Más tarde tuve la fortuna de tener en mis manos una historia titulada “El brillo de las luciérnagas”: para mí una obra de arte de principio a fin. Y llegué, gracias a esa magia que tienen los libros y las recomendaciones, a leer una novela llamada “Dejad a los niños”, creada por John Saul.

Éste último libro me llevó a confirmar lo poderoso que puede llegar a ser, como me gusta llamarlo, el lado oscuro de la literatura, si lo dejamos entrar. Descubrí que hay algo seductor en la oscuridad. Es capaz de asustarte y atraerte con la misma intensidad. Y llegó un momento, en que esta lectora amante del romance y los finales felices; comenzó a sentir especial debilidad e interés por aquello que se alejaba totalmente de eso. Me di cuenta que hay un concepto de belleza que nada tiene que ver con la belleza de otras historias, sino con la belleza de una trama perfectamente hilada, capaz de quitarte el aliento y hacerte perder la razón.

Me encontré reprimiendo el deseo, innecesario y extraño, de pararme y aplaudir a aquellos que tienen el don de hacernos sufrir y pasar miedo a través de una historia. Pero por dentro lo hice, y lo hago, porque creo que si hay algo más difícil que hacer llorar a través de las palabras, es hacer reír; y más difícil aún hacerte temblar mientras te agarras la cabeza porque un autor ha sido capaz de engañarte de la manera más increíble y horripilante.

Las novelas de terror, o los famosos thrillers, tienen algo que no tienen otros libros. Logran, cuando son realmente buenas, tocar ese lado oscuro que hay en que cada persona. Consiguen llevarte al límite, mientras te preguntas cómo es posible que algo tan terrible como lo que lees, pueda despertarte tal fascinación. Trastornos psicológicos que llevan a un personaje a cometer el acto más terrible, secretos inconfesables que se esconden en el silencio más profundo, maldiciones y seres tan oscuros que te pueden hacer soltar una lágrima solo por ser eso mismo.

Porque no se trata de masoquismo, no se trata de disfrutar el sufrimiento, de gozar con lo que asusta; se trata de algo mucho más profundo: ser capaz de dejar que una historia meta sus dedos en nuestra cabeza y busque ese sitio donde somos débiles, donde se esconde ese lugar de luz tenue o apagada, que forma parte de la esencia humana tanto como lo forma la luz.

No dejo de sorprenderme, y nunca lo haré, del poder que tiene la literatura. No puedo evitar el hecho de sentir un pequeño escalofrío, una cosquilla en el corazón, cada vez que empiezo un nuevo libro. Y siento placer de admitir que disfruto tanto de la oscuridad como de la luz. Porque más allá de la trama, más allá del género; si un libro logra tocar algo dentro de uno, sea lo que sea, y sea de la manera que sea; significa que el viaje ha valido la pena.

© All rights reserved Celeste Cao

Celeste Cao. Lectora apasionada y entusiasta. Redactora en el blog literario Un viaje en papel, desde el año 2012. Participante en Convenciones Bloggers de La Feria del libro de Buenos Aires.

twitter: @celescao

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