CORAZÓN DE CINCO ESQUINAS
Mortalmente clavados en la Tierra,
somos mientras compartimos agua y aire,
puertas sin llaves que detesten
porque siempre dan a las coordenadas del júbilo
que no ofusca la emoción más pura.
Yo, por ejemplo, tuve hambre
cuando los truenos retumbaban por la meseta
y ningún garbanzo danzaba sobre el plato
para amenizarme el día.
Mas alguien compartió conmigo sus migajas,
escuchó mis historias americanas
y se acostumbró al castellano de otro reino,
magnético como este
en sus noches desiguales,
en sus cantos inversos de los dos mundos
que ahora soy, humano en fin
de la gran vegetación, del páramo o de los Picos
de Europa.
Y aunque no todo es felicidad
porque hay noches de duermevela,
estos rincones me otorgaron su brillo
hasta hacerme hijo suyo
en espíritu siemprevivo, saboreando
y masticando
hasta los épicos nutrientes de sus sueños.
Hermanos,
sabiendo que todos somos del mundo,
sigan buscando esa piedra preciosa
en cuyo suelo hallarán acogida.
LUNAS QUE PERDÍ
Crucé el paisaje
donde la sangre convida
para siempre.
Dejé lejanías por estas montañas
y aquí colgué la llave
de todas mis edades.
Tendí las mortajas del olvido
y la tierra se encarnó definitiva
para que me cupiese la raíz
donde nace el horizonte.
Alumbré mi mundo
a los que pasaban de cerca,
escanciando sidra
sin una gota de cansancio.
Llegué por encima del agua,
sin deshilar la niebla
donde se depositan los sueños.
Vi truchas saltando del río,
adelantándose a la cita
con mi heredad
puesta en los ojos.
¡Qué forma más sublime
de recuperar las lunas perdidas!
ATARDECER EN PRUVÍA
La emoción sobrepasa al oro
porque palpita y no disimula nada
cuando la mirada cubre toda
la tierra prometida,
desde Pruvía hasta la Prindá.
Llegué del último destierro
a estas altas hierbas y al brindis
del nunca más olvido.
Y mientras el sol
se esconde de mi universo,
yo anoto los verdes
bajo fresnos y ciruelos
de la cabaña que me hospeda
como desde atrás del tiempo.
Lo demás
mañana seguirá fluyendo
por mis venas.
Todos los textos de Los éxodos, los exilios (2015)
© All rights reserved Alfredo Pérez Alencart
Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962). Poeta y ensayista peruano-español. Desde 1987 es profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Salamanca. Entre 1992 y 1998 fue secretario de la Cátedra de Poética “Fray Luis de León” de la Universidad Pontificia de Salamanca; desde 1998 es coordinador de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos, que organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. En 2005 fue elegido miembro de la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía. Sus poemarios publicados son La voluntad enhechizada (2001), Madre Selva (2002), Ofrendas al tercer hijo de Amparo Bidon (2003), Pájaros bajo la piel del alma (2006), Hombres trabajando (2007), Cristo del Alma (2009), Estación de las tormentas (2009), Savia de las Antípodas (2009), Oídme, mis Hermanos (2009), Aquí hago justicia (2010), Cartografía de las revelaciones (2011), Margens de um mundo ou Mosaico Lusitano (2011), Prontuario de Infinito (2012), La piedra en la lengua (2013) y Antología Búlgara (2013). Hay un ensayo sobre su obra, Pérez Alencart: la poética del asombro (2006) de Enrique Viloria, y un amplio volumen sobre su obra y persona, homenaje de más de 230 escritores y artistas de cuatro continentes, Arca de los Afectos (2012), coordinado por Verónica Amat. Su poesía ha sido traducida a 20 idiomas y ha recibido, por el conjunto de su obra, el Premio internacional de Poesía “Medalla Vicente Gerbasi” (Caracas, 2009) y el Premio “Jorge Guillén” de Poesía (Valladolid, 2012), entre otros.