Festival Internacional de la escena Gay. La casa del Téatro
Cómo ser lesbiana y no ser asesinada en el intento.
Autor César Paredes. Dirección José Brocco. Actriz Noris Joffre
Hay un terremoto imparable en escena …se llama Noris Joffre
Una mujer (Alexandra) va desmenuzando el relato de su vida inquiriendo la razón por la cual todo el mundo le pregunta por su identidad sexual. Sale desde la escuela, los padres, la familia, el primer beso, el gran amor etc. En fin todas la dificultades que conlleva salir del armario, asumirlo, volverse a encerrar…hasta que al final de la historia lo consigue
Este magnífico, políticamente correcto e inteligente monólogo de César Paredes está además bien “acomediado” ( neologismo mío que significa que el humor está bien acomodado al guión, no chirriando en excesivos tópicos, sino son necesarios y parte de la historia). Además, bien dirigido en escena actoralmente hablando. Esta Alexandra que es “una” al principio y “otra al final, transformando su imagen, según las apetencias del libreto, consigue su máximo esplendor en la manera en que Noris aborda y transforma el personaje.
El pulso y el contacto con el público la lleva a momentos de conexión. “A ver …¿cuántas lesbianas hay aquí en la sala?”. Si bien pongo algunas observaciones escenográficas basadas principalmente en el negro del black box de fondo, aspectos que, tal como se desarrolla el monólogo y la fiereza de la actriz, en mi opinión, no acompañan mucho: ni atenuar ni a reforzar la acción de Noris.
Los movimientos, cambios de escena instantáneos, el vestuario bajo la desfachatez deliberada, los diálogos con los personajes ausentes (genial la dirección escénica cuando cita a Tía Matilde) son de elogiar. El abanico de imágenes que ofrece situaciones, giros corporales, gestualidad histriónica o serena, la brusquedad previamente dirigida en la interpretación, las mil maneras de abordar la queja o el mismo deseo del personaje Alexandra, emiten una radiación emocional difícil de olvidar.
Si además le sumas el hecho de que sólo ha tenido media hora para dejar de ser Maggie en su anterior obra Sin daños a terceros y la presencia entre el público de sus hijos entusiasmados con ella y su padre. (Este detalle es la primera vez que lo veo aquí en Miami). Uno solo le queda aquella palabra tan elegante de Maurice Chevalier …Chapeau mon amour.
Yo creo que sólo hay una palabra que defina esta actuación “energía” y solo una palabra que defina a esta actriz “energía”. La energía solo tiene “fin hasta el fin”… de la obra. Después uno se levanta y se dedica a aplaudir sin justificación alguna. Los “bravos” salen de los labios sin ningún esfuerzo pulmonar después de esta buena comedia. El aire regresa al salir de la sala, y encontrarse de nuevo uno, en las calles multicolores de La Pequeña Habana. ER