Cecilia Eudave (México). Narradora y ensayista. Ha participado en varias antologías y revistas tanto nacionales como extranjeras. Sus libros más recientes: En primera persona (cuentos, España, 2014) y Aislados (novela, México, 2015). Ha sido traducida a varios idiomas. Actualmente trabaja como profesora–investigadora en la Universidad de Guadalajara.
Cuando empecé a leer a Cecilia Eudave, hace ya casi dos años, me dije: esta mujer tiene la llave de Alicia. ¿Cuál Alicia? Por supuesto la Alicia de Lewis Carroll. ¿Cuál llave? La llave de oro que le permite abrir una pequeña puerta, discreta y misteriosa, que conduce a un mundo de fantasías incontables. Una llave de oro…tenía que ser así. He leído varios textos de Eudave, y estoy convencido de que ella es una de las depositarias de las pocas copias que hay en el mundo de la llave de Alicia. Por eso esta entrevista sobre su obra, su visión de la literatura y de los escritores.
Roger Vilar (RV): En los relatos fantásticos que he leído de tu autoría encuentro algo que yo llamaría “inquietante”, a falta de una mejor palabra. Lo encuentro por ejemplo en el cuento del vampiro japonés, “El señor de Niwa”. Da la sensación de que uno como lector también está en peligro. ¿Cómo logras esa sensación “inquietante”?
Cecilia Eudave (CE): Una de las características de mi escritura es precisamente lo que mencionas, crear en el lector, sin grandes efectismos narrativos, esa sensación de inquietud, de extrañeza, sea un texto de corte fantástico o no. Me gusta quebrantar el sentido de la realidad de los lectores e invitarlos a que se adentren en los territorios de lo posible. La literatura fantástica, por ejemplo, género al que pertenece el cuento que mencionas, con todas sus variantes me permite explorar desde otras perspectivas los miedos, perturbar a distintos niveles: emocional o intelectual. Desde mi primer libro hasta hoy he querido mantener ese tono distintivo en mis textos, he evolucionado y he adaptado nuevas tendencias a mi obra. Recientemente, la catedrática española Carmen Alemany Bay ha propuesto el término de “narrativa de lo inusual” como una nueva variante para textos de difícil clasificación genérica, y entre el corpus que estudia me incluye. Ella propone que son relatos o novelas —posmodernos— donde la realidad se desmonta en otra u otras realidades alegóricas; es decir, simbólicas, perturbadoras ciertamente, mas verosímiles y posibles, creando en el lector sólo un efecto fantástico sin que lo sea de verdad. Así que mi novela “Bestiaria vida” o cuentos como “Una noche de invierno es una casa” o “Eva entro por la ventana”, por mencionar algunos, pertenecerían a esta variante.
RV. Veo que también trabajas el tema del doble, o del “triple”, o incluso del “cuádruple”. Por ejemplo en tu cuento “Con la boca en la mano”. Seguramente te habitan “muchas Cecilias”. ¿Cuáles son las que salen a la hora en que escribes?
CE: El motivo del doble como tópico literario en mi obra es una constante. Muchos de mis textos van por esa ruta; porque, y tomando un título de un cuento de Borges -otro gran apasionado de la figura del doble-, creo que todos los seres humanos vivimos física y emocionalmente entre “senderos que se bifurcan”. Cuando escribo, creo que hay una Cecilia neutra que trata de atrapar a las múltiples Cecilias que se apoderan de tal o cual personaje, que pueden ser incluso paisajes o ambientaciones, que deambulan por emociones encontradas, y por supuesto a todas las dejo ser. En el cuento “Con la boca en la mano”, por ejemplo, la boca que le sale al personaje es el síntoma de la nueva personalidad que se gesta cuando aprendes otro idioma y vives en otro país. Eso me pasó. Soy una Cecilia cuando hablo español y otra cuando intento hablar en francés.
RV: ¿Fue muy arduo el trabajo de dar a conocer tu literatura? ¿O fue algo que se dio espontáneamente, sin mucha intervención tuya?
CE: Todo escritor debe batallar, no con la escritura, que sería el proceso menos duro, sino con la publicación. No siempre es fácil encontrar una editorial dispuesta a apostar por libros que se salgan de los estándares del mercado literario y sus modas. El tipo de literatura que escribo, y además los géneros que privilegio, no son precisamente los más convencionales. Sin embargo, he tenido la fortuna de ser publicada por muchas editoriales y estudiada en varias universidades, o por grupos de investigación, lo cual me pone muy contenta. Actualmente, la Agencia VF, dirigida por Verónica Flores, me representa. Eso ha sido maravilloso porque el agente se encarga de toda la logística que implica publicar un libro. Así, uno solo debe ponerse a escribir, que es lo que sabemos hacer principalmente.
RV: ¿Tienes escritores que te inspiren? ¿Cuáles son?
CE: Hay cantidad de escritores que me inspiran y son tan variados como encontrados entre sí. En general me gusta la literatura medieval, mucho; leí infinidad de novelas de caballería y hasta la fecha sigo coleccionando bestiarios, eso se puede observar en el primer libro que escribí y publique en 1996, “Técnicamente humanos”, compuesto por una serie de relatos entrecruzados en dos tiempos: el medioevo y el contemporáneo. Existe un personaje, Mercedes, que va en busca del caballero Arena —alegoría del tiempo— por distintos cuentos que se suceden en épocas diversas. En ese libro hay un franco homenaje a otro de mis escritores favoritos, además de Jorge Luis Borges, el gran Italo Calvino. Y me confieso lectora asidua de Virginia Woolf, Sheridan Le Fanu, Conan Doyle, Stevenson, Poe, George Perec, Fernando Pessoa, Cristina Peri-Rossi, Hang Kan y todos los escritores de novela sentimental del XIX (ingleses, rusos, alemanes y franceses), desde Balzac hasta Goethe. En la tradición mexicana Juan José Arreola, Amparo Dávila, Juan Rulfo, Ibarguengoitia, Margo Glantz, Elena Garro; en general leo mucha literatura mexicana, hay grandes autores, no quiero omitir nombres. Además, ahora existe un grupo de jóvenes escribiendo cosas muy buenas, mencionarlos a todos sería imposible. Esta pregunta siempre es difícil e ingrata porque uno deja fuera a muchos que son muy importantes e inspiradores.
RV: Tengo una teoría muy personal sobre la tradición de literatura fantástica en lengua castellana (a mi parecer pobre si la comparamos con la tradición anglosajona). Digamos que ni siquiera es una teoría, porque no me he dedicado a investigar sobre ello, es tan sólo una suposición. Creo que Miguel de Cervantes dejó mortalmente herida a la literatura de corte fantástico en la península ibérica.
Existía una literatura que hablaba de cosas maravillosas y portentos: las novelas de caballerías (muchas fueron escritas en valenciano o catalán, pero se traducían al castellano). Bien, creo que la burla que hace Cervantes en el Quijote es tan profunda y avasalladora, que los escritores que le sucedieron pensaron que era perder el tiempo escribir fantasía. ¿Qué me puedes comentar de mi suposición?
CE: Creo que la literatura que se sustentaba en la maravilla o el milagro, que después derivó en lo fantástico —y ha tenido su evolución precisamente desde ahí—, en su momento se presumía posible. Todos estos caballeros se enfrentaban con seres demoníacos, dragones o brujos, y los creían reales. La mezcla de la religión católica con algunos cultos de orden tribal o panteístas dieron origen a esos imaginarios, mismos que como todo, con el paso del tiempo, entran en desuso. Cervantes es un hombre de su tiempo, un sujeto que desde el pensamiento renacentista sitúa al hombre como centro de todas las cosas, y ya no a Dios, no hace burla, creo yo. Su novela en realidad está llena de nostalgia, encabalga dos modos distintos de ver el mundo, uno que agoniza llevándose la magia, la imaginación; y otro que no sabe, con su practicidad, a dónde nos va a llevar. La grandeza de esa obra es su carácter de síntesis entre una realidad aparentemente fantástica o maravillosa y una que no lo es. Creo que si no se aprecia en nuestros países de lengua castellana nuestro legado en torno a lo fantástico se debe más a la rigidez del canon literario que privilegia las obras de corte realista, como si con ello ganaran autoridad frente a las literaturas de otras latitudes y lenguas. No han sabido, hasta últimas fechas, reconocer que somos con el Quijote un poco de razón y un poco de fantasía.
RV. Volviendo a la tradición de la literatura fantástica en lenguas romances de la península ibérica, la carencia, o baja incidencia, tiene causas más profundas que mi suposición de la burla quijotesca. Por ejemplo, la gran obra épica española, el Cid, carece de elementos fantásticos, a diferencia de otros héroes épicos como Beowulf o Sigfrido. ¿A qué lo atribuyes?
CE: No creo que el Cid esté exento de su porción de ser extraordinario. De hecho él era imbatible, podía matar a no sé cuántos hombres, estaba dotado de cantidad de dones. Debemos recordar que el español de esa época era extremadamente cristiano y lo extraordinario se daba en función de los dones divinos, a diferencia de otras tradiciones como la inglesa o la alemana cuyas raíces son celtas o vikingas. La manera de asociar las religiones a lo fantástico ha determinado de alguna manera el uso de lo fantástico dentro del contexto de su épica.
RV: Volviendo a tu obra. ¿A cuántos idiomas te han traducido?
CE: Ser traducida a otros idiomas es una experiencia increíble. Ver tu obra en otro idioma y poder constatar en algunos casos que la equivalencia corresponde a la del original emociona mucho. Uno sabe que una buena traducción es la que te abre las puertas en otros países. Me han traducidos cuentos y una novela: al inglés, francés, portugués, italiano; en estos idiomas, más o menos, uno puede constatar el grado de proximidad a lo que escribiste, pero en el caso del japonés, chino, coreano y checo, uno solo puede imaginar que ahí hay una parte tuya impulsando la reescritura de tu obra bajo la mano de un traductor.
RV: ¿Cuál es tu obra más vendida? ¿A qué atribuyes ese éxito?
CE: Escribo literatura para adultos pero también para jóvenes y niños. Así que bajo esa clasificación te diré que en cuentos y novelas para adultos destacaría: “Registro de imposibles” (2000, 2006 y 2014), “Técnicamente humanos” (1996 y 2010) y la novela “Bestiaria Vida” (2008). En relación a la literatura para niños, el cuento “Papá Oso” (2009), multitraducido y reeditado. En lo juvenil, la serie de la “Doctora de lo paranormal, Julia Dench”, con “La criatura del espejo”, “El enigma de la esfera” y “Pesadillas al medio día”, tiene muchas reimpresiones; y mi última novela, “Aislados”, ha tenido muy buena recepción y críticas. Entre los libros de microrrelatos: “Sirenas de Mercurio” o “Para viajeros improbables” han gustado mucho; espero que ahora “Microcolapsos”, publicado este año por la editorial Paraíso Perdido, tenga también buena fortuna.
RV: Y finalmente… ¿Cuál es tu concepción personal del escritor/escritora? ¿Qué tipo de ser es?
CE: El escritor es un viajero, una persona que recorre mundos, universos y dimensiones literarias. Siempre he pensado que habitamos un enorme territorio llamado ficción. Algunos compartimos geografías insólitas, otros parajes posibles; algunos más se aventuran en tierras ignotas. Y aun así vamos por ahí coincidiendo, buscando convergencias entre libros y charlas. Me gusta pensar que somos atemporales, que no importa cuándo nacimos ni dónde, porque los caminos de la escritura nos llevarán a los mismos puertos, ahí donde cada lector decide embarcarse o no en la lectura de tu obra.
Cecilia Eudave es una escritora que seguramente dejará una marca profunda en la literatura mexicana, y de lengua castellana en general. Ella es de Jalisco, una tierra que ha dado nombres tan brillantes como Juan Rulfo, Agustín Yáñez, o Juan José Arreola. Es Doctora en Lenguas Romances por Montpellier, Francia. Ha recibido, entre otros reconocimientos, la Beca de creación Salvador Novo, en narrativa y el Premio de novela “Juan García Ponce” con su novela “Bestiaria Vida” (2008). En el 2014 fue escritora invitada de honor por el Ministerio de Turismo, Deporte y Cultura de Corea del sur, y en el 2016 se le otorgó la Chaire Amérique Latine (ChAL) en la Université Jane Jourès, Toulouse, Francia. Sus libros más recientes son “Técnicamente humanos y otras historias extraviadas” la novela “Aislados” (Novela, 2015, México) y “Microcolapsos” (microrrelato, 2017), entre otros libros que han cautivado a sus lectores. Algunas de sus novelas y cuentos han sido traducidos al japonés, chino, coreano, italiano, checo, portugués, francés e inglés. Sin duda alguna, Cecilia Eudave, es una autora de una solidez más que probada. No me queda sino, invitarlos, lectores, a que busquen su obra y se sumerjan en el mundo que sólo abre la llave de oro de Alicia.