El pasado 6 de diciembre acabó la temporada dedicada a Cuba en Microteatro, y voy a confesar el recelo que tenía a asistir desde el punto de vista de la crítica teatral. Las razones son declaradamente abiertas: el miedo a abordar lo común y cotidiano desde lo banal. Sin negar que los tópicos existen en el lenguaje, los temas, o en los giros, tanto desde el vodevil a la comedia de sketch como en el drama. Decir que esta vez me encontré con una calidad más que aceptable en la manera de conceptualizar las distintas puestas en escena. Voy a decir más, me encontré en general con un gran nivel de calidad interpretativa por parte del elenco, si bien es cierto que, los eventos tanto de la feria del libro como Basel, desafortunadamente, mermaron la asistencia de público en general.
Sin menospreciar lo no visto….hablar de las obras que pude atender y que escojo por sus aportaciones dramáticas desde mi punto de vista.
Autor. Juan Manuel Cao. Dirección Lilo Vilaplana. Elenco Yaima Torres y Jorge Luis Curbelo
Sinopsis “Una pareja de cubanos huyendo en una balsa de la dictadura de los Castro hacen un “inventario”de su vida y sus sueños”.
Un día, en una cena en Miami con unos amigos cubanos, el anfitrión, después de saborear más de un trago de Havanna Club se levantó el pantalón y me enseñó la falta de carne en su pierna derecha “Durante la travesía, Eduard, un tiburón me cercenó el muslo de la pantorrilla”. Era el primer balsero que había conocido en esta ciudad. A continuación, otro llegaba hasta París, sino recuerdo mal, en el Palacio de las Artes. Hasta que el año pasado, en un teatro de Miami Lakes, pude disfrutar de Bicycle Country de Nilo Cruz en inglés y entendí lo que significaba una travesía en medio del Caribe abandonando un régimen totalitario. Pero me faltó una cosa que sí me ha dado esta obra en 15 minutos: escuchar la jerga popular en nuestra idioma y entender, ya no la tragedia desde el lirismo, sino los sueños y el pasado de dos jóvenes directamente “educados” bajo el comunismo.
Balseros tiene una novedad que ya podemos develar: el protagonista había vivido en la Yuma anteriormente y ahora regresa con su amor juvenil “Sabía que eras el más intelectual del aula…por eso me enamoré de ti”. Ésta es la clave de su éxito argumental. Una pieza dinámica y ascendente en recuerdos. Y muy bien dialogada por Juan Manuel Cao por la intensidad tanto de la palabra como la finura del tono aparentemente divertido. Una puesta de Lilo penetrante y realista al mismo tiempo -una balsa con su mástil y su vela, ocupa un tercio del espacio escénico. Y una coreografía bien temporalizada, a mi entender, que permite al espectador percibir una visión casi cinematográfica de la obra. El público aprecia desde los desequilibrios que produce el mar, hasta el salpicado del agua en su piel. O la desesperación temperamental de la pareja por llegar a buen puerto: José Luís Curbelo con toda su potencia bruta de rufián-bondadoso y Yaima Torres mostrando el mismo nivel de vitalidad y deseo ante su primer amor. Un final abierto que no nos aclara si sus pies tocan la arena o se ahogan a poca millas de distancia de las playas de la Florida, cierra un drama humano sobre dos vidas en busca de una nueva.
Una Obra de Caridad
Autor y Director Tony Benitez. Actriz Grettel Trujillo
Sinopsis
“Caridad Martínez tendrá que resolver el conflicto que tiene con su figura paterna antes de enviudar por cuarta vez; lo conseguirá?
Hay una canción de fondo que ya anuncia parte del desarrollo de la obra -¿o no?- “Teatro..lo tuyo es puro ‘micro-teatro’ “ canta Caridad nuestra protagonista mientras está preparando la comida en su cocina. De repente, una voz desde la sala del comedor, aparece en escena. Es su esposo “¿Estás hablando sola de nuevo?” Pero nunca sabemos quién es. A continuación empieza un monólogo que alterna los recuerdos de sus maridos anteriores Sachiro Macuto un luchador de sumo, cuyos rituales higiénicos con la piel y la ropa le excitan. Ricky capitán de la policía. Gustavo del servicio de inteligencia. Al final todos mueren ¿Cómo mueren? “¿Ustedes no saben? …entre ellos se matan…sí se matan. Por cierto mi padre murió de un infarto en la cárcel…eso dicen ellos. Mi padre estaba en contra del gobierno comunista”.
Esta obra es para una artista y esta artista se llama Grettel Trujillo. Posiblemente nadie podría hacer este papel como ella. Interpretando a una mujer cubana vengativa con sus hombres con toda una verborrea propia de una loca que domina a la perfección alternando la lascivia con el dolor. A veces incluso es demasiado Grettel y menos Caridad en mi opinión. Un poco de compasión “real” –…no deseo- con sus víctimas no hubiera estado de más y hubiese dado más credibilidad a una obra con gancho y bien estructurada con final de sumas. Sus registros son únicos, a pesar de todo. Y ser estrella desde la posición de asesina mientras preparas un delicioso plato de comida con especies venenosas, como se dice aquí en Miami desde el argot cubano, “no e faci…oye”.
La Cazuela de Julieta
Autor y dirección. Frank Quintana. Actriz Reina Ibys
“Julieta” es una mujer común aunque algo atolondrada, con una historia delirante y simpática. ¿Qué porqué la cazuela? Bueno, eso ya tendrá que contárselo ella misma, nadie lo hace como ella— “Julieta” misma le abrirá la puerta.”
Una mujer homeless nos invita a pasar y a bailar en su espacio playero donde comparte el mar, su alegría interior, sus vivencias, su sufrimiento personal y su esquizofrenia. En sus manos lleva una cazuela de aluminio. Sus secretos están adentro. Abalorios inmateriales que se esfuman entre el público en forma de narraciones sobre su esposo “Mi marido es tremendo cazuelero”. Estancias en un campo de refugiados de Cuba “ He estado en Guantánamo”. Sus autoelogios como deportista de élite “Fui campeona de natación”, nos dice, mientras se desviste y se queda en “trusa” ( esta palabra tan hermosa del argot cubano para denominar “traje de baño”). Sus devaneos con el exhibicionismo mostrándose como una stripper. Su discurso en forma de proclama defendiendo a su pupilo “Sí …mi hijo es gay…y el que se meta con él…”. Julieta nos transporta desde el dolor a rincones desconocidos incluso para sí misma y llenos de culpabilidad “Yo sé que me van a llevar a la cárcel o al manicomio”. Julieta es una homicida que pide ayuda desde la desolación mientras entona la canción de Alfonsina “ ….qué tristeza viniste a buscar”. Si bien risas y sonrisas se alternan al principio, al final, Julieta es un ejemplo de lo que es la conmoción ante cualquier desamparado.
Este monólogo de Quintana que no niego que a veces me confunde -a menos que me justifique que su acto es deliberado y tenga que rectificar esta afirmación en público- es evidente que está pensado y repensado para que todos los registros de la actriz salgan a flote en esta obra. ¿Y como son estos registros que nos muestra Reyna Ibis?. Estos registros son extraordinarios. Llenos de vitalidad y giros. Pletóricos de matices y fotografías internas sobre el desequilibrio y la locura. El dominio de Reina en escena es un todo bien dirigido y articulado por Quintana. En aquel pequeño espacio nos permite imaginarnos desde un malecón, la playa, un bar de camareras, o el aposento de Julieta en plena calle.
Yo soy de los que creo que Quintana ha hecho un homenaje a Fellini en Giulietta de los espíritus o sin ir más lejos en La Strada. Lo que desconozco es, si en verdad Reyna es su musa…A lo mejor era un secreto guardado en la cazuela y no lo pude descifrar.
Nagari