En la edición anterior de Nagari publiqué una reseña del libro, Ella, Elle, un homenaje de Juan Goytisolo a Monique Lange, la única mujer que amó.
La lectura del libro incitó mi curiosidad por Ella. El hombre que habita en mí vida amorosa me preguntó: ¿Qué te interesa saber de ella?, ¿Cómo pudo amar a un hombre homosexual? No, respondí. El morbo no era el motivo principal de mi curiosidad hacia ella, pero la pregunta de Él era el quid de la cuestión. What is the question?
Si son perspicaces hallarán la respuesta entre líneas…
Emprendí la búsqueda de las obras de Monique Lange publicadas en español y encontré su libro, Casetas de Baño, prologada por Juan Goytisolo. El escritor nos revela:
“Si tuviera que resumir en una frase la emoción que transmite el libro sería ésta: su levedad y delicadeza moral “.
Una fría noche de enero abrí el libro por la primera página y supe que jamás la cerraría. La lectura de su prosa, afable y brutal el mismo tiempo, desencadenó una reflexión personal, dolorosa y útil.
La escritora desmenuza su historia y se encarna en un personaje que carece de nombre propio “la mujer, aún joven.”. Se instala en un pueblo de la Bretaña francesa, Roscoff, por prescripción facultativa – ella está enferma- y nos narra lo acontecido allí.
El denominador común de cada una de las vivencias contadas en el libro radica en la importancia capital que la autora concede a “la palabra”:
“Su hija era reservada porque la mujer, aún joven, decidió ser pública – pública en el sentido de creer que había que decirlo todo-. Creía en las palabras. Creía tanto en la formulación por las palabras que también sufriría por ellas en su propia carne. (…) En Roscoff aprenderá a recuperar a los que ama… y quizás también a las propias palabras.”
Monique Lange aplica en su obra el consejo de “el gigante de Missisipi”, William Faulkner, que le había comentado que “La escritura es sweat and tears “Durante la estancia en Roscoff la mujer, aún joven, reflexionará sobre su falta de belleza y sus carencias psico-afectivas. El azar le depara una pasión inadvertida por un señor mayor que le presta su caseta de baño junto al mar. La autora describe con sabiduría qué significa esta relación para ambos:
“La mujer, aún joven, será el último amor del señor mayor. Le dará esta alegría insensata. La del olvidar que es viejo. Ella misma, junto a él, va a olvidar las imperfecciones de su cuerpo. Si él ya no puede desearla, la acariciará en el éxtasis. “
Sentí la emoción a la que alude Goytisolo en el prólogo de la novela, justo al leer este párrafo. El escritor nombra “la levedad y delicadeza moral” como una de las claves del libro, y no se equivoca. Si leen cada una de las palabras y frases de este texto descubrirán la elegancia con la que la autora define las emociones humanas al final de la vida.
Casetas de Baño, será siempre una obra literaria especial en mi vida porque me reveló que amar a seres difíciles exige generosidad para comprenderlos.
A lo largo de la novela, la escritora aporta detalles autobiográficos sobre su relación con Goytisolo sin nombrarlo. En uno de los capítulos, narra el conflicto que mantuvo con la homosexualidad del autor al que define:
“Él hijo de ricos españoles, no pudo llegar al fondo del amor -o de lo que se puede tomar por amor- más que acercándose a hombres con las manos destrozadas por la sociedad de la cual él procedía.”
A continuación en el mismo párrafo reconoce el dolor por ello:
“Lo sufrió en su propia carne para luego acabar por encontrarlo grandioso y conforme a su moral “
¿Qué mujer es capaz de reconocer el sufrimiento por amar a un homosexual para ensalzar más tarde la “grandiosidad” de un hombre que defiende su propia orientación e identidad? La autora va más allá en su confesión desnuda y nos ofrece un relato precioso sobre la conversión de su dolor en conmoción, cuando descubre que uno de sus rivales amorosos que se relaciona con su hombre es un analfabeto :
Se sintió un poco herida, como se había sentido cuando su primer marido la abandonó, pero pensaba sinceramente que en alguna parte se escondía una belleza verdadera y ella, que había sido tan autoritaria, celosa, posesiva, rebelde; ella, que hurgaba en las papeleras y en las basuras para intentar comprenderlos, se sintió conmovida cuando encontró una gran hoja azul que le pareció de impuestos: era la nómina del obrero que él amaba entonces -su rival- . Sobre esta nómina estaba escrito lo siguiente: “ no sabe leer”.
Espero alcanzar la lucidez y generosidad de Lange para descubrir la belleza verdadera que existe más allá de los celos y la posesión con la que vivimos a menudo las relaciones amorosas. Recomiendo la lectura de esta novela a las mujeres que han alcanzado la “mediana edad”; época de transición física y mental, en la que hacemos un recuento sobre logros y deseos frustrados.
Monique Lange es una magnifica escritora que practicó el amor incondicional por los seres difíciles, por su hija, por Juan Goytisolo, por la injusticia, por la escritura… Y lo hizo siendo fiel a sí misma sin negar las contradicciones internas.
Goytisolo le confesó un día a Monique en una carta, “Sólo tú me ayudas a vivir”.
Él, sabe que subscribo la frase de Goytisolo.