Todo estaba oscuro, al parecer seguía vivo, tenía consciencia y respiraba, sabía que mis ojos estaban abiertos a pesar de no ver y tratar en vano de adaptar mí vista a tal oscuridad. Sentía mis extremidades y aunque mi cerebro les enviaba continuos mensajes carecían de movimiento. Quise recordar lo que había sucedido y la memoria se había esfumado, me preguntaba que ocurría.
Ignoraba si era de día o de noche, ni que tiempo había pasado. Un hormiguero comenzó a subir por mis piernas, al llegar a mis rodillas comprendí que era la sangre que empezaba a circular de nuevo por mis extremos, mis brazos sentían lo mismo y en cuestión de segundos ya podía moverme. Trate de incorporarme y un rudo golpe en la frente me hizo retroceder a la posición anterior, al abrir los brazos ambos chocaron contra una sólida superficie, no tenía espacio para ningún lado, di unos toques en las paredes que me rodeaban y la preocupación, por así llamarlo, se apodero de mí, no eran paredes sino madera.
Mi corazón se aceleró y una sólida angustia atravesaba mi garganta, me ahogaba, las lágrimas brotaban sin deseos de llorar y lo que alguna vez fueron mariposas en el estómago ahora parecían escarabajos hambrientos saciando su apetito. Sin lugar a dudas me habían enterrado vivo, a causa del terror no pensaba con claridad, solo algo permanecía cierto, era el final. A diferencia de cualquier serie de tv o película de cine esto era real y yo era el protagonista, sabía que a pesar de la relatividad del tiempo el que me restaba era breve, de unos cinco a diez minutos perdería lentamente la consciencia y de unos quince a treinta en estado de defunción, todo esto si mantenía la calma y respiraba pausadamente, algo que no sucedió.
Comencé a gritar y a golpear con fuerzas todo a mi alrededor hasta que sucedió lo que esperaba, me quedé sin voz, el dolor y el cansancio en los músculos era agotador, la piel de mis rodillas, codos, nudillos, se había roto, sangraba, sentía la carne en cada coyuntura, mi sofocada respiración reducía cada vez mi tiempo de vida. Despedirme así del mundo jamás lo había imaginado, de hecho no tuve tiempo ni a decir adiós, eso que dicen que la vida pasa en forma de recuerdos o que ves una luz al final de un largo túnel es mentira, incluso la esperanza en ese momento ni recuerdas que existe. Una especie de sueño llegó, al parecer habían pasado los primeros cinco o seis minutos, para mí, una breve eternidad. Mis parpados se cerraban, no podía levantar las manos, quede inmóvil otra vez, involuntariamente expiraba mi existencia.
Una sirena, si, una sirena conseguí escuchar a lo lejos. Comprendo que la mente humana es capaz de hacerte creer muchas cosas engañada por el subconsciente pero así lo quise admitir. No vi una luz al final del túnel más la esperanza apareció y me estaba aferrando a ella como única salida. Se acerca, la escucho más y más, solo esa sirena me decía que estaba vivo, buscaba fuerzas, trate de encontrar la manera de sacar aquello que llaman el último aliento, no sé si respiraba pero en la imaginación supongo llené mis pulmones con todo el oxígeno inexistente de mi realidad y salté.
Esta vez mi cabeza no chocó con nada, abrí los ojos y pude ver mí alrededor con claridad, era el paraíso, estaba exactamente en el sitio donde tantas veces toqué el cielo, mi cama. La dichosa sirena que salvo mi vida y aún seguía resonando en mis oídos no era más que el despertador, ese timbre desafinado y agonizante que todas las mañanas apagaba con desprecio y hoy lo deje sonar feliz, lo que es peor, escuchaba en él, la más bella melodía.
Ariel Aboal, 1970 Ciudad de la Habana Cuba. Publica un libro de poesías “Tristeza y Amor” en la ciudad de Miami 2008, recibe Mención de Honor en el Primer Certamen de Poesía “Florida Tierra de Poetas” en Marzo 2012 y Premio al “Poeta Favorito” en la “La Noche de la Poesía Erótica” Septiembre 2012. En el 2013 la antología poética “Noche de la Poesía Erótica” de la Editorial Voces de Hoy incluye mi poesía “La Ultima Cena” y la Antología de Mini Cuentos “Diez Por Ciento y Más” de la Editorial La Pereza incluye mi cuento “Pensamientos”. El condado Miami Dade en Diciembre 2012 me hace entrega de un certificado por aportar a la cultura en el IV Encuentro Literario Internacional “Luz del Corazón”.