Dedicado a la Liliana y a la Neus
Domingo de Ramos
En la página 71 del libro de religión del año 1962, dice así “Jesús entra triunfal montado encima de una somera en la ciudad de Jerusalén. Palmas y ramos de olivos en honor a su llegada ‘El Hijo de Dios está entre nosotros’ grita uno de los presentes.
Aquel domingo, donde la edad solo existe porque falta un año para los cinco, cientos de hombres y mujeres venidos de la ciudad española de Elche, se agrupan en las calles para vender los palmones para los niños, y las palmas entretejidas a mano para las infantas. El canónigo bendice con un ramito de hojas de laurel a toda la gente que se congrega en la iglesia del barrio: San Ramón Nonato. Aún sin entender qué significaba la venida del Señor por la edad, me hacía ilusión comer el último bombón de chocolate permitido; y estrenar ropa nueva comprada por mi familia. En la foto inferior, sostengo el palmón y mi hermano, recogido en el cochecito, tiene adherido el mismo símbolo sagrado.
La pasión, muerte y resurrección, acaba de arrancar bajo el título de Semana Santa. El refugio, la plegaria, el ayuno, el silencio, y la meditación interior yacen a la vuelta de la esquina. Así lo manda la Santa Iglesia.
Jueves Santo
Mi esposa Àngels me sugiere ir a misa hoy. Ella es atea y quien escribe, agnóstico ¿La razón? Rememorar la liturgia y el rito de aquellos años pretéritos bajo el máximo respeto donde, siendo quien escribe fiel a las creencias cristianas en nuestra niñez, gustamos de nuestra fe a capa y espada en su tiempo, mientras nos formamos en una escuela religiosa.
Durante la ceremonia, el capellán hace referencia a la última cena de Jesús con sus apóstoles. Y un cierto hincapié, en aquella pequeña discusión entre Pedro y Él, por el significado del lavado de pies ¿…Cómo es posible que el Hijo de Dios se arrodille ante sus discípulos?
A continuación, el Padrenuestro. Y posteriormente, la comunión. Hacía más de cincuenta años que no cogía una hostia sagrada entre mis manos para rememorar aquellas palabras mágicas para mí cuando, alzando hacia el aire el símbolo de la Cruz con su mano derecha, el clérigo pronuncia: “¡El Cuerpo de Cristo!”. Y uno, sin entender por qué aquel pan ácimo es la carne de un ser Supremo, responde, “Amén”.
En las telenoticias de la noche. Una decena de legionarios en Málaga lleva el Cristo de la Buena Muerte a hombros. La letra principal del canto procesal dice así”
Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera
soy el novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tan leal compañera
“Mamá ¿Cómo puedes tener por novia …a la muerte?” .“Niño. ¡Calla y come! Yo tampoco lo sé”. Esta era la respuesta ante el sinsentido del himno donde, vivir, era un infinitivo siempre presente en el hogar ante señales de gozo. Incluso a veces -…seamos sinceros- bajo los pecados veniales como: beber licor en exceso por parte de mi padre, decir una mentira piadosa mi bisabuela para protegerme, o tener malos pensamientos quien relata con su prima Montse.
Viernes Santo
El alba ya es aquí. Hoy crucifican al Señor. Las mujeres de toda la casa, cubiertas de negro y con mantilla lloran. Al mediodía, en la mesa bacallà a la llauna (bacalao cocinado en una bandeja de latón) y patatas hervidas. Se ausenta el vino tinto del Priorato de cada día; solo hay agua en un cántaro. La abstinencia de carne y alcohol es sagrada en la Cuaresma.
En el televisor, recién comprado por mi padre en aquellos años, contemplamos la procesión en la ciudad de Sevilla de distintos gremios. Siempre me impresionaron las capuchas de ku klux klan y bonetes de sus participantes, así como los nombres interminables que adoptaban estas cofradías. Cito algunos:
- Hermandad de la Santa Cruz en el Monte Calvario y Nuestra Señora de la Soledad.
- Hermandad de Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Madre y Señora del Patrocinio.
- Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas y Nuestra Señora de Loreto.
- Hermandad del Santísimo Cristo de la Conversión del Buen Ladrón.
Sábado Santo
María ha perdido a su hijo mientras lo llevan al sepulcro. Silencio y luto. Jornada de recogimiento. Nuestra familia pasea por los jardines de la ciudad sin ruido ni algarabía sin más deseo que lleguen las doce de la noche para celebrar la misa de Vigilia Pascual.
Domingo de Resurrección
San Pedro se dirige a la tumba y los restos de Jesucristo no están. Jesucristo ha ascendido del infierno terrenal al cielo protector del Padre. El duelo ha terminado. La celebración es un hecho. Los cirios de todas las capillas del santuario se encienden anunciando la nueva luz. Durante la misa hay cantos y aleluyas celestiales. Himnos de gloria por el acontecimiento. Incienso desplegándose en la bóveda del altar mayor. Algazaras y melodías en el coro de la parroquia. Es hora de ir a celebrar la comida
Menú. Canelones de carne d’escudella. Salmón con verduras salteadas acompañado de champán Codorniu. Y de postre: Torrijas cordobesas de la vecina del entresuelo y un chupito de licor de ratafía, preparado por un leñador amigo de mi padre.
Lunes de Pascua
Voy a ser escueto. En España es día laboral. En Catalunya lo celebramos iniciando el segundo día pascual comiendo una mona. Sí, lo han oído bien. Mi padrino me la acaba de reglar y es parecida a la que ven ustedes debajo de la foto…
De la abstinencia a la orgía del dulce de cacao.
Ahora sólo nos queda esperar el Domingo de Pentecostés en mayo a ver qué nos dice el Espíritu Santo cuando llegue.
He dicho
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Eduard Reboll Barcelona,(Catalunya)