“La gratitud crea puentes ocultos con nuestra propia visión de vida…”
En vísperas de Thanksgiving me puse a releer el libro de Bronnie Ware Los cinco arrepentimientos más grandes a la hora de morir. Bronnie es una enfermera australiana que durante años se dedicó a recoger testimonios y grabar los cinco arrepentimientos más comunes que los pacientes de la unidad de cuidados paliativos tenían antes de partir. Entre su lista se encuentra “me hubiese gustado dedicarme a ser más feliz”; confesión que Bronnie relaciona con la capacidad de elección y a la gratitud hacia los demás. ¿Por qué esta última virtud está íntimamente unida a la construcción de felicidad?
La gratitud generalmente se vivencia como parte de las convenciones sociales que responden a las buenas manera, algo así como un valor utilitario en un sistema de favores donde “me siento gratificado porque me das”. O, cuando hablamos de la misma, habitualmente, la relacionamos con lo externo “estoy agradecido por tener una casa, un trabajo y un buen pasar”. Todo esto es muy importante para desarrollarse, en cambio: ¿cuántas veces somos gratos por la honestidad, presencia, autenticidad, coherencia, apoyo y determinación que nos brindan nuestros vínculos? Estos valores nos construyen como personas sanas, y nos ayudan a tener una visión de vida más transcendente que nos guía, auxilia y sostiene, a la hora de tomar decisiones más ligadas a la felicidad y en el momento que tengamos que enfrentar los ineludibles dolores.
Subestimar la importancia de ser gratos con los demás es, algunas veces, conveniente. Es más rápido y menos complicado adormecernos, pararnos en las zonas oscuras o acudir a nuestro gran maestro, “El Exilio”, para cubrir los vacios con placeres momentáneos… que intentar ver y apreciar aquello que nos construye en lo más profundo como personas.
La gratitud crea puentes ocultos con nuestra propia visión de vida: si podemos reconocer los valores trascendentes en los otros, entonces les damos lugar y eventualmente nos impulsan a intervenir de manera más positiva y con mayor significado. Claro, estos puentes tienen ciertos peajes que se nutren de compromiso con las elecciones y las personas, y en el diario vivir como oportunidad para escoger.
“Cuando anestesiamos la gratitud, anestesiamos nuestra felicidad” afirma Brené Brown, investigadora de la Universidad de Houston en temas de felicidad y vulnerabilidad.
La gratitud esencialmente nos pide abrir, analizar, reconocernos, y finalmente contestar la pregunta ¿qué vamos a hacer con lo que se nos da?
María Inés Marino es argentina, radica en USA desde 2008 tiene una maestría en periodismo por la FIU