Existen momentos en que deseamos emitir algún pensamiento y por muchas razones, esta acción se nos hace difícil o imposible. No obstante, nuestra necesidad de comunicarnos es mas fuerte que aquello que nos hace callar y además, no todo el mundo está dispuesto a mantenerse en reserva así que simplemente, liberan lo que tienen y listo. Continúan su camino por la vida, sin nada que esconder. El mejor ejemplo de este estilo es la vida y obra de Ana Kika.
Los primeros encuentros que tuve con la artista fueron a través de su obra literaria. Por cierto, un espejo de lo que se descubre en su obra pictórica. Ficciones, cuentos y poemas son visiones narradas acerca de su acontecer actual y anterior, sin dejar a un lado ciertos preceptos de la vida social y familiar que la rodean.
Esta serie representa una breve, pero elocuente porción de la creadora, quien en forma colorida y con extremado entusiasmo decide plasmar en el plano blanco que ha elegido para cada pieza, rostros cargados de detalles que se conciben como acertijos y signos, que relatan alguna actividad relacionada con el título de cada obra.
Bocas protuberantes con pretensiones de enviar mensajes. Multiplicidad de ojos que nos observan desde cualquier ángulo y poderosos espíritus animales que bien podrían ser monstruos marinos que no requieren sumergirse en agua, especies aladas agigantadas o reptiles de cuerpos distorsionados. La cabeza, aunque deformada es el eje principal de la obra, se muestra colmada de algunos de los elementos específicos descritos anteriormente.
Todos los detalles de cada pieza conllevan un propósito significativo y forman parte de una serie definida de diversos personajes que interpretan algún motivo especifico.
La autora, en sus creaciones figurativas, podría estar exponiendo ciertos conceptos sobre el entorno y lo que ella considera apropiado a normas sociales, acerca de algún líder masculino o cierta celebridad femenina. En cada obra con su respectivo título, plasma con despreocupación excepcional todo aquello que con valentía y/o fiereza desea expresar. Con estas imágenes estilísticas quedan interpretadas de forma simbólica cada uno de los personajes a quienes ha decidido invocar.
A través de trazos precisos que delimitan hábilmente cada uno de los elementos de la pieza, la creadora utiliza toda la paleta de colores sin rigor ninguno y añadiendo en algunas piezas ciertas salpicaduras. Las figuras planas quedan enmarcadas cada una, en el conjunto de colores intensos, dejando en la vista del espectador una riqueza de referencias que deberá asociar con el personaje para así descubrir su identidad.
La elocuencia pictórica de Kika, quien dedica esta serie a algunos de sus personajes favoritos –sean de su agrado o no– podría servirnos de ejemplo para aprender a interpretar ante los demás lo que pensamos acerca de ciertas personas con actitudes nada enriquecedoras. Una forma de hacer catarsis o descargar todo lo que nos perturba o incomoda, sin alzar la voz, pero si elevando nuestra protesta con incuestionable estilo.
Gloria MiládelaRoca
Contacto con la artista:
Ana Kika
https://www.facebook.com/ana.kika.144