Recién elaborado el manuscrito de varias hojas, reposaba sobre el escritorio para que aún la tinta fresca de sus letras secara. La caligrafía, ortografía y estilo gramatical eran impecables en su contenido, no obstante, el autor lo revisaba una y otra vez para asegurarse de que había plasmado con claridad y exactitud sus criterios y conclusiones sobre la vida personal que lo atormentaba, de hecho, la idea de cercenar el curso de su existencia luchaba en su mente por imponerse.
Corrían tiempos de dolor, muertes, conflictos y guerras interminables, dónde la violencia en todas sus formas imperaba, al igual que sus respectivos motivos inconscientes. El amor a la vida se había trastocado por amor a la muerte en un intercambio de confrontaciones de unos y otros, por defender supuestos principios tales como, la propia vida, la libertad, la dignidad y la propiedad, perdiéndose el sentido de universo , humanidad y el coexistir pacífico.
La manipulación consciente de la mente humana, creó con deliberada intención, la sensación de la amenaza de un enemigo intercambiable de posiciones por diferentes bandos, lo cual provocó una violencia reactiva generalizada. Víctima de ello, este erudito de la literatura se sintió impotente ante el desconsolador panorama social y elucubró aplicar la violencia contra sí mismo, para acabar de una vez con su agonía.
Las letras que componían las palabras de ese documento de despedida, comenzaron a sentir la desdicha de aquel que hizo sus trazos. Tantas veces se habían sentido orgullosas de contribuir en el expresar de los hermosos poemas de amor, ensayos, cuentos y novelas de alabanzas al vivir, conque este apasionado escritor deleitaba a miles de sus lectores; ahora ellas, se negaban a la confabulación, a ser cómplices de un suicidio asistido; no comprendían la decisión inesperada de este enamorado de la creación universal. Preferían salirse del papel antes de colaborar en la trasmisión de tan sentido mensaje.
Al ser signos y símbolos del lenguaje escrito, también decidieron de conjunto representar al bien y a la buena voluntad como conceptos inspiradores, y así auxiliar al angustiado autor; consideraban que era un deber compadecerse de la lamentable situación de decepción por la que él transitaba, y a cambio, al resaltar los valores personales que siempre acompañaron su maravilloso pensar, pudiera ayudar como posible motivación compensadora de su desventura. Convencidas de lograrlo, de inmediato se unieron con el objetivo de consolidar una estrategia y desplegar el esfuerzo común.
En atención a la frecuencia de aparición de las letras, en el manuscrito redactado, la E era la líder acompañada de la A y las otras vocales con el mayor porcentaje de participación, por ello fueron las responsables de elaborar un plan, proponerlo al resto de las consonantes del alfabeto y efectuar las acciones de conjunto.
El primer paso sería convertirse en invisibles, dejar en blanco el manuscrito existente, sin la más mínima huella reconocible de palabras, frases u oraciones. Aspecto que cumplieron de inmediato, y en su lugar, redactar una misiva al desdichado, que sustituyera al supuesto manuscrito de su autoría, con el deseo de que éste al revisarlo por última vez antes de introducirlo en sobre lacrado para sus descendientes, la leyera y así poder rescatar su alma noble de la acción drástica que pretendía ejercer.
Entre los argumentos que le expusieron con suma devoción, destacaron… que ninguna persona por voluntad propia, debía marcharse de este mundo antes de tiempo, sería traicionar a la vida; tronchar la alegría del vivir, así como padecer el síndrome de la decadencia y no disfrutar de la creación genuina que engalanaba su ser. Ellas simbolizaban la voz de su conciencia, la sensatez, el valor e importancia para la humanidad, de la palabra escrita. ¿Qué sería de ellas, sin su utilización en el auténtico expresar de sentimientos e ideas altruistas, que posibilitaran un mundo mejor?
Todo lo relatado hasta aquí, solo fue imaginado por el autor en un lapsus reflexivo sobre la trama de la novela que escribía titulada “El amor a la vida”.
Rolando Lorié (copyright-2013)
Rolando Lorié Rodríguez. Nacido en La Habana Cuba, el 23 de marzo de 1950, casado y con dos hijos, reside en Miami Florida desde 1994, graduado de Licenciado en Psicología en la Universidad de La Habana en 1974 y de Asociado en Enfermería en la Universidad del Sagrado Corazón en San Juan Puerto Rico en 2011. Publicó los libros “La Solución está en tú Mente” en mayo/2011 mediante www lulu.com y “La Sangre Llama” junio/2013 por la editorial Voces de Hoy, en este libro se incluye el cuento “Fonso el de Jarubí” que fue finalista en el I Concurso Internacional de Cuento Breve “Cada loco con su tema” convocado por Grupo Editorial Benma, S.A. de C.V. (junio de 2012- febrero de 2013) México y forma parte de la Antología publicada en julio/2013. Colabora con las revistas Entre Líneas (Miami,Fl) y Cuba Nuestra (Suecia)
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