Primero apresaron a los comunistas,
y yo no dije nada por que yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era un judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí,
no quedaba nadie para protestar.
Bertold Brecht,
sobre un texto de Martin Niemöller.
Primero dijeron que los mexicanos
eran violadores y criminales
y yo no dije nada
porque no era mexicano.
Luego dijeron que ser musulmán
era ser terrorista
que había que censarlos,
vigilarlos, marcarlos,
cerrarles las puertas
y yo no dije nada porque yo
no era musulmán.
Luego anunciaron que arrasarían
con los países árabes
porque ahí se escondían
los enemigos de nuestra nación
y yo no dije nada
porque no vivía
en un país árabe.
Dijeron que matarían a las madres,
a los padres, a los hermanos,
a los tíos de los terroristas
y yo no dije nada porque yo
no era madre, ni padre,
ni hermano, ni tío
de un terrorista.
Dijeron que si nuestro ejército
tenía armas nucleares
¿por qué no iba a usarlas
en Europa o en el Medio Oriente?
y yo no dije nada porque yo
no era responsable de la decisión,
y si alguien la tomaba en mi nombre,
era para nuestro bien,
y por nuestra bondad.
Dijeron que a las mujeres les gustaba
que un hombre poderoso
las acosara
y yo no dije nada porque no era mujer,
y porque ¿a quién no gustaría
ser un hombre poderoso?
Dijeron que los latinos no trabajaban,
que infestaban sus vecindarios
de crimen
y yo no dije nada porque esos
no eran los latinos de mi barrio
ese no era mi barrio.
Dijeron que el primer
presidente negro
no era en verdad
uno de nosotros,
que no tenía derecho
a que la gente del país
lo eligiera Presidente
y yo no dije nada
porque yo
no era negro,
ni quería ser Presidente
ni quería que la gente del país
votara por mí.
Dijeron que a los homosexuales,
a los transexuales y a los bisexuales
había que curarlos
de la enfermedad
de ser homosexual,
transexual y bisexual,
y yo no dije nada porque yo
no era homosexual, ni transexual,
ni bisexual.
Dijeron que había que impedir
que ellos tuvieran derecho a comprar
pasteles de bodas,
para no perder nuestra libertad religiosa
y yo no dije nada,
porque yo no vendía
pasteles de bodas.
Dijeron que no había que dar
seguro médico
a quienes lo necesitaban y no podían pagar,
que eso costaba demasiado,
que eso era el comienzo de una tiranía
y yo no dije nada
porque yo no necesitaba
yo no dije nada porque yo no necesitaba.
Dijeron que la ciencia
era una conspiración contra mi país,
y yo no dije nada
porque no entendía
la ciencia.
Dijeron que la contaminación
y el calentamiento global
eran cuentos chinos
una trampa para destruir nuestra economía
y yo no dije nada porque ayer
vi en Fox News que caía nieve
en Minnesota
y vi que el mar estaba hoy
donde estaba ayer
y si subía algún día de nivel
como pronosticaban,
yo no tenía casa en el mar,
y si hacía más calor
tenía aire acondicionado
y todo lo que decían que iba a ocurrir
ocurriría
cien años después,
y para mí
cien años después
era lo mismo que nunca.
Dijeron que deportarían a Luis Ramírez González,
nacido en Venezuela
casado con Isabela Cifuentes,
nacida en Guatemala,
y padre de Ramirito,
nacido en Miami.
Dijeron que para mantener unida a la familia,
y ser fieles a nuestros principios morales,
en los cuales la familia es lo más importante,
deportarían también a Ramirito,
que cambiarían las leyes
que hacían a Ramirito ciudadano del país,
y yo no dije nada
porque hacía tiempo
que ya era ciudadano,
yo no dije nada porque no nací en Venezuela,
yo no dije nada porque no nací en Guatemala.
Dijeron que si cerraba la puerta
por la que antes
había entrado,
probaba mi lealtad.
Dijeron que si hacía callar
a quienes se oponían
estaba reconstruyendo
la grandeza del país.
Dijeron que la muralla no encerraba mi libertad
sino que guardaba nuestra grandeza
y yo no dije nada
porque dijeron,
y dijeron,
y anunciaron,
antes de aquellos oscuros días,
la oscuridad.
© All rights reserved Francisco Larios
Francisco Larios, escritor y traductor nicaragüense. Ha publicado los poemarios: “Cada Sol Repetido”, anamá Ediciones, Managua, Nicaragua, Noviembre del 2010; “Astronomía de un sueño/Astronomy of a Dream”, Carmina in minima, Barcelona, 2013; “La red ante los ojos”, Editorial Rascacielos, Quito, Ecuador, 2015, y “La isla de Whitman”, Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, Argentina, 2015. Su poesía y traducciones han aparecido en numerosas revistas digitales e impresas en diferentes países. Poemas suyos han sido traducidos al italiano, griego, rumano, inglés y estonio. Vive actualmente en Estados Unidos, donde ejerce como consultor de economía internacional y catedrático.