Letras bajo el volcán
Bajo el volcán es la novela que convirtió a una región de México en un hito literario. Cuernavaca, en particular, y Morelos, en general, se reconocen en ese Quauhnáhuac donde Malcolm Lowry sitúa su narración. Pero en ese mismo territorio, a medio camino entre la historia y el mito, personajes como Hernán Cortés, Alexander von Humboldt, Maximiliano y Carlota, Ignacio Manuel Altamirano, Alfonso Reyes, David Alfaro Siqueiros, Tamara de Lempicka, Pablo Neruda, Elena Garro, Gutierre Tibón, Erich Fromm, Iván Illich, Manuel Puig, entre muchos otros personajes, hallaron un espacio de sosiego y libertad que enmarcó sus proyectos.
Siguiendo esa tradición cultural, desde las últimas décadas del siglo XX, oriundos y residentes de la región —no hay distinción entre unos y otros— han nutrido un diálogo literario en el que se reúnen diversas voces, géneros y promociones. La sección “Letras bajo el Volcán” en Nagari Magazine busca precisamente tender un puente intelectual entre este fluir artístico de Morelos y el movimiento literario en español de Estados Unidos. Mes a mes se presentará una escritora o escritor morelense cuyas letras gozan de luz propia. El objetivo es claro y único: que en la literatura nos reconozcamos como parte de esa patria grande y transcendental que es el castellano en el Mundo.
Xalbador García
Anillo mágico o del amor lento en Noguchi
Cada escultura es un milagroso azar:
su forma, su tamaño, su color.
Es el tiempo quien completa todo,
alinea el sol interno en el momento
en que la piedra se vuelve espejo.
¿En qué momento la roca de esta página me permitirá verte?
¿Con qué rigurosa quietud te mostrarás?
Estática como cuando palidecen nuestros movimientos mentales.
Toda nuestra historia se condensa aquí o se diluye.
Incluso las veces que herimos con la mirada.
Es preciso nombrar el espesor de forma ligera:
nuestro ser opaco y reflejante,
la piedra también muta con lentitud.
Tu cuerpo adherido a la roca de los diecisiete.
Tendida como un reptil con el único propósito de recibir el sol.
Travertina roja de Persia.
¿Qué tuvo que pasar en ti para que te deslices sobre esta nueva tierra?
¿Cómo logras traer contigo el canto de los primeros hombres?
Shamhat sobre una piedra desnuda.
Los ojos de Enkidú la devoran.
Siete serpientes que esta vez sí la salvan.
Escuchamos el poema tantas veces en casa.
Esperábamos el momento de la resurrección.
¿Qué debíamos restaurar? ¿Ensamblar qué?
¿Cuántas veces los animales que fuimos
reptaban por la casa para recuperar el amor?
La inocencia aún no se ganaba con el cuerpo,
nos devolvían una y otra vez a la civilización.
Era preciso, entonces, aliarnos a palabras
que juntas levantan templos.
Envíame una roca de Persia, hoy gozo de salud.
Me gustan las colas anilladas de las serpientes.
Las que lleva la diosa en ambas manos.
Un ave trajo un mensaje desde Uruk:
Debes permanecer aquí como una roca.
Ella con su divino atuendo se manifestará.
Los rayos en su vestimenta te deslumbrarán,
las grecas brillantes de su entendimiento.
Prepara tu lectura.
No lamentes el peso de tu cuerpo.
Jitomates deshidratados
La pareja dormirá tranquila esta noche.
Los lazos y las palabras dichas perdurarán.
¿Era eso un búho?
No lo confundirán con aquel molesto zumbido.
Mataron tres avispas en casa.
Jitomates deshidratados.
En el pueblo de Xcalacoop comenzaron a decorar los altares de la virgen.
Luces de colores. Peregrinos dormidos en los portales – qué fe.
¿Antígona tiene algo que ver con antagonista?
Yo también daría una sepultura santa a mi hermano.
Ella me preguntó: ¿Qué es antagonista?
(Voces – Jitomates deshidratados) que lucha en contra.
Un poco de sodio la devolvió a la cordura, sodio en miligramos.
Recuerda la danza de aquellos enamorados:
sincrónico, diacrónico,
meca, metatarso, metódico,
intersección y abandona el pecado.
Sodio, qué voces más disparadas.
Quién me nivela ¡Doctor!
Dimos a luz en la cordura – Un altar para las madres.
Dejen a un lado el tafil.
Tienes que tomar a las mujeres de tu raíz masculina:
Lina ¿Quién dijo que vendía periódicos?
¡Notiiiiicia!
El viernes negro tuvo saldos parcos y no todo stock ido.
Los consumidores desaforados caminaron sobre el intendente.
Contusión o asfixia, intendente fallecido. Fallas idas.
Regalos bajo el árbol de navidad.
Xcalacoop no tiene árboles de navidad,
tampoco consumidores negros.
Ella olfatea su oreja y le da un beso antes de dormir.
¿Extrañará el panal a tres avispas?
Él pone su mano junto a ella.
Su desaparición no será magistral como en Strand.
¿Alguien puede nivelarme el sodio?
¡Aire! ¡Necesito aire como ese papalote negro suspendido sobre este mundo de locos!
Mi trabajo es amar el mundo.
Amo los cuadros de Van Dyck pero me dan miedo.
La virgen de El Greco ascendió sobre la media luna,
media luna en Xcalacoop.
Cuando la pareja llegó al zacbé la lechuza les abrió paso.
¿Te das cuenta de cuánto se te escapa en un solo día?
Esos cuerpos de Roland Beattie tenían razón:
matices recargados, apenas rozándose.
Inclinaciones variadas, mínimas.
Sudoración, temblorina,
shaking shaking shaking.
Llovieron diamantes sobre Miami,
brillantes como lo más alejado a las estrellas benéficas de Xcalacoop.
Bajo la selva láctea de Xcalacoop,
ella recuerda a la mujer en la obra de danza:
fue llevada por un río de leche.
Famoso artista en la Basel entrega esculturas eyaculando.
Leche para coleccionistas.
Si buscas lo honesto – todo podrás decir.
De ese viaje enfermo a Texas el baile coordinado en aquel bar.
(Extrañó a su marido.)
Paréntesis ( ) corchetes [ ]
Antígona debió presentar honores
a pesar del olor descompuesto de su hermano.
Aplicó óleos tardíos.
– Estas velas huelen rico: canela, vainilla, melón verde…
Llévate tres, ya no hay en el altar.
¿Quién era Creonte?
Jitomates deshidratados (el punto desequilibrado,
la irrupción del mundo cotidiano y fastidioso,
la ley del hombre.)
What matters… lo que importa a la mencionada poeta lo ignoran
127 229 consumidores en las fiestas decembrinas.
La virgen está por parir.
¿Para embarazarse todos hacen esto?
Jitomates deshidratados.
Quizá los dos debieron atender la ley divina:
perdurar es contradictorio, una oposición.
Es preciso encontrar que el mundo mortal basta.
Alfiler
Al amor respóndele con un objeto práctico: un alfiler con toda su carga de palabra árabe, su recuerdo de alféizar o alharaca. Alhaja familiar. Golpe sonoro al alba. Prendido con alfileres, de oro el movimiento ciego en hora temprana.
Alfil. Jugada diagonal en tu entrecejo. Creencia plateada. Alfileteamos la orilla de la sábana antes de pasar la costura definitiva. Tendimos la tela solar, confiamos en que esos intervalos sonoros, esperarían.
Disponemos alfileres con todo cuidado procurando no picar la punta de nuestros dedos. Sólo esta pequeña voluntad nos salva. Lo demás es vanidad.
Un cordero prendido por alfileres, alfileres inofensivos, a veces sacan astillas. ¿Imaginas a Abelardo y Eloísa amando sin miedo?
© All rights reserved Kenia Cano
Kenia Cano radica en Cuernavaca. Algunos de sus libros de poesía son Oración de Pájaros, Las Aves de Este Día (Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer), Un animal para los ojos y Diario de Poemas Incómodos. Forma parte de varias antologías nacionales. Poemas suyos han sido traducidos al francés, al inglés y al rumano. Imparte talleres de Poesía y de correspondencia entre poesía y artes visuales. Ha sido becaria del SNCA. Participa en festivales nacionales e internacionales de poesía, ofreciendo talleres y lecturas públicas. Practica yoga y el dibujo con figura humana.