Ingeniero agrónomo prácticamente “a la fuerza”, novelista, pope indiscutido del nouveau roman, niño terrible de las letras del siglo XX, ensayista, guionista, cineasta, figura de culto, miembro rebelde de la Academia Francesa. Indudablemente, estas son sólo algunas de las facetas de Alain Robbe-Grillet, fallecido hace una década, el 18 de febrero de 2008, en el hospital de la Universidad de Caen, Francia, a los 85 años de edad.
Nació Robbe-Grillet en el seno de una familia de científicos e ingenieros, en Brest, el 18 de agosto de 1922, y realizó sus estudios secundarios en París, en el Lycée Saint-Louis. Posteriormente y a regañadientes, impulsado por el mandato familiar, se recibió de ingeniero en el Instituto Nacional de Agronomía y ejerció su profesión en Marruecos, las Antillas y la entonces Guinea francesa. El Robbe-Grillet que conocería el mundo recién surgió a los 33 años, cuando con gran escándalo e indignación general, se publicó su novela, “Le voyeur” (1955). Dos años antes había dado a las prensas su narración “Les Gommes” –considerada como la primera obra del nouveau roman– y en 1949 “Un régicide”, pero fue “El Mirón” la novela que lo hizo notorio: calificada esta obra como “ilegible”, “obscena” y otras lindezas más, no obstante le granjeó a su autor el premio de la crítica ese mismo año, pese a que desde distintos medios se recomendara internar al autor en un establecimiento psiquiátrico.
Llamativamente, lo que sublevaba a algunos lectores y críticos de las tempranas obras de Robbe-Grillet no era tanto el argumento –una visión en subjetiva a través de los ojos de un sádico- si su violación de las estructuras aún vigentes del relato clásico. Un crimen formal, literariamente hablando, que originaría una renovación fundamental de la narrativa contemporánea: el nouveau roman, como se le llamó luego de que el mismo Robbe-Grillet publicara, en 1963, su ensayo “Pour un nouveau roman”. En este texto fundacional se establece, entre otras premisas, la llamada noción de extrañamiento, que indica para la novela contemporánea una nueva relación con los objetos. Como señala el mismo Robbe-Grillet: “Los objetos no están en la nueva novela para describir al sujeto, ya no son de propiedad humana. Están en sí, privados de significación. Son extraños, no por raros sino por ajenos, y shockean al lector/espectador”. Sobre el escritor, señala: “El escritor verdadero no sabe lo que tiene que decir. La teoría según la cual la prosa está ahí para expresar un sentido prefabricado es un absurdo”.
Respecto de la narración, explica que la intención es relatar una historia “por fuera de la norma, en la cual el protagonista lucha con el tiempo y el espacio desencajados”. Oponiéndose tanto al canon de Honoré de Balzac –la biblia del relato francés tradicional- como al nuevo dogma agitado entonces por Jean Paul Sartre, que entendía a la narración como portadora de un obligado mensaje, Robbe-Grillet propuso prescindir del habitual desarrollo cronológico y la esperada coherencia de acciones y personajes, dejando de lado, además, todo intento de penetración psicológica en los caracteres.
Las premisas expresadas por Robbe-Grillet y llevadas a la práctica en sus libros, se convirtieron rápidamente en el evangelio de la vanguardia de la época y trascendió su influencia más allá de las fronteras francesas, mientras que nuevos autores se sumaban a las filas del nouveau roman: Michel Butor, Claude Simon, Nathalie Sarraute y Marguerite Duras, entre otros.
Robbe-Grillet definió muy bien lo que fueron esos años ‘50 para él y su grupo, cuando desde el sello Editions de Minuit los reunió y dio a conocer al gran público: “A mediados de los ’50 habíamos logrado una verdadera identidad, ya que nos consideraban los terroristas de la Académie Française. Nos tildaban de locos, de asesinos. Estábamos de moda en los diarios y las revistas, donde se explicaba que no se nos podía leer, que éramos ilegibles. Fuimos verdaderamente célebres sin tener ningún lector.”
Este fue el hombre que alguna vez se atrevió a recomendar que: “si quieren estar tranquilos y con las cosas claras, lean a Balzac”.
Novelas de Alain Robbe-Grillet
-Un régicide (1949).
-Les gommes (1953).
-Le Voyeur (1955).
-La jalousie (1957).
-Dans le labyrinthe (1959).
-La maison de rendez-vous (1965).
-Project pour une révolution à New York (1970).
-La belle captive (1975)
-Topologie d’une cité fantôme (1976).
-Souvenirs du Triangle d’Or (1978).
-Djinn (1981).
-La reprise (2001).
© All rights reserved Luis Benítez
Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University, de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido numerosos reconocimientos tanto locales como internacionales, entre ellos, el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina. Sus 36 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro fueron publicados en Argentina, Chile, España, EE.UU., Italia, México, Suecia, Venezuela y Uruguay