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Diciembre 2024

LO MISMO Y OTROS POEMAS. Miguel Rodríguez Otero

lo mismo

 

no se cansan de repetir que ya casi es invierno

yo me pido otra de lo mismo y digo

conversemos de diluvios y asuntos pendientes

de volver a encontrarnos quizás

sin momentos de preparación

y a qué puta hora nos vemos

si no hemos quedado en nada

mejor dejemos el final de los tiempos

y hablemos del de las botellas

 

mis tripas rugen llenas de tiza

de palabras que he engullido con los años

y de tormentas sin digerir

se me atragantan los párrafos explicativos

soy un muerto de hambre

que se daría de hostias por un rato contigo

por una noche de asuntos pendientes

aquí van veinte años de noches y de hostias

me sobran todos los preámbulos

 

en el frío la tiza horada las vísceras

y los razonamientos sin concluir

los dibujos se clavan en las paredes

bajo la helada

nadie sabe lo que una vez ponía allí

 

pero aquí ni siquiera hay un silencio abismal

la nieve se ha tragado a ambos

al silencio y al abismo

eso es lo que dicen

que la nieve ruge

igual que mis tripas

espero que aquí

donde no queda ni el abismo

pueda hablar de algún modo con ella

 

no es que no haya ruidos

el suelo helado cruje a cada paso

como cuando uno es joven

y piensa que la tierra

se va a abrir ante él

 

a veces sucede algo así

el hielo se abre y te traga

pero no te digiere porque estás lleno

de palabras que no supiste hilar

de tiza

 

te engulle y te escupe

y vas a parar a un sitio como éste

en el que te preguntas

por qué sigues pensando estas cosas

veinte años más tarde

mientras los osos te observan

repetir su nombre

en medio del hielo

 

 

 

 

 

 

 

el dibujo

 

el niño que fui sale del colegio

de su cuaderno se caen colores y dibujos

que cuentan su mundo

de monstruos en los columpios

y dragones en la cola de la frutería

después suelta amarras y vuelve a casa

en su barco de papel

a salvo de ecuaciones

y de esta otra ciudad sin columpios

que se me cae encima

 

al igual que estas calles

he recorrido muchos cuerpos

en algunos me he visto caer

pero hoy confundo cuerpos y ciudades

pienso fue aquí con ella

 

uno cree que siempre se acuerda de la piel

del ancho de las aceras

de las palabras que dice antes de dormir

 

uno piensa esto en pleno episodio de insomnio

la ciudad que conoce se derrumba

y la fruta rueda por las calles

 

no quiero saber

si esto es por fin lo que somos ahora

para qué hablar de lo inevitable

 

es sólo que echo de menos los barcos de papel

en los que vencíamos tormentas

echo de menos incluso las tormentas

y tu cuerpo en ellas

mientras sigo aquí al pie de la roca

mirando los delfines y los signos

 

hay noches como ésta en las que sólo queda

la deriva de los continentes

de los cuerpos

y entre la paz y el abismo

el café donde nos amamos

nuestro barco de papel

lo único que me sostiene

cuando la ciudad me cuenta

quién soy en realidad

un pasajero que recuerda

aquel dibujo en tu mano

antes de dormir

 

 

 

 

 

 

 

al fin y al cabo

 

conocí mujeres que arañaban el vacío

entre mi alma melancólica y la canalla

creían que había algo entre ambas

sombras o demonios

 

algunas eran sólidas

con abrazos de una pieza

y documentos compactos que desactivan

los deterioros de la vida diaria

 

las otras

tan frágiles

y llenas de resquicios

por donde se les escapaban

caricias indebidas

el delirio de media tarde

la locura sin intencionalidad

 

a menudo pasábamos las tardes

de lluvia acostados

hablando en voz baja y en inglés

inventando episodios de nuestra vida

que nunca ocurrirían

como para saber si el otro amaría también

lo que nunca iba a suceder más que en sueños

amar lo posible

no sólo lo real

 

y saltar despreocupados y ligeros

en el filo de la navaja

sin prestar atención a las caídas

sin mirar

 

sin darnos cuenta de que a cada salto

ya sólo quedaban

los pedacitos de nosotros

que seguían queriéndose

tan pequeños

tan tenaces

 

tan nosotros aún

al fin y al cabo

 

© All rights reserved Miguel Rodríguez Otero

Miguel Rodríguez Otero es autor de la colección de relato breve La Mujer que Huele a Café y de El Lugar del Norte (Ediciones Erradícame).

Sus poemas aparecen en Irreverentes y Nagari, and his poetry can be found in The Lake, Book of Matches, The Red Fern Review, Wilderness House Literary Review and Scapegoat Review, and is forthcoming in Last Leaves Magazine and DarkWinter Literary Magazine.

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