Todo grupo social necesita conocer su pasado
Título original 12 Years a Slave (Twelve Years a Slave)
Año 2013 . Duración 133 min.
País Estados Unidos.
Director Steve McQueen. Guión John Ridley (Biografía: Solomon Northup). Música Hans Zimmer.
Fotografía Sean Bobbitt.
Reparto Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Lupita Nyong’o, Sarah Paulson, Brad Pitt, Alfre Woodard
Web: http://www.12anosdeesclavitud.com
Sinopsis.
Basada en un hecho real ocurrido en 1850, narra la historia de Solomon Northup, un culto músico negro -y hombre libre- que vivía con su familia en Nueva York. Tras compartir una copa con dos desconocidos, Solomon descubre que ha sido drogado y secuestrado para ser vendido como esclavo en el Sur en una plantación de Louisiana. Renunciando a abandonar la esperanza, Solomon contempla cómo todos a su alrededor sucumben a la violencia, al abuso emocional y a la desesperanza. Entonces decide correr riesgos increíbles y confiar en la gente menos aparente para intentar recuperar su libertad y reunirse con su familia (de la productora del film).
Toda generación o grupo social merece conocer su historia bajo una nueva plástica, e incluso mejorando las perspectivas que los creadores anteriores han plasmado en su género sobre ella. Toda generación nueva necesita ver el pasado con nuevos resortes tecnológicos, interpretativos, o incluso en una composición ideográfica distinta para entender y comprender quiénes són. Y también toda generación o grupo social (afroamericanos, hispanos, homosexuales, mujeres, trabajadores, discapacitados….) requiere, no sólo saber lo propio de su tradición opresiva, sino también los valores ajenos con los nuevos valores que, como nuevo grupo, han sido creados por el tiempo que le ha tocado vivir. Por lo tanto 12 Años de Esclavitud es una película apropiada en cuanto al tema que aborda y con una más que aceptable realización, para entender qué fue de la esclavitud venida de África, sobre todo en los estados del sur de EE.UU donde mayoritariamente se estableció.
Hasta aquí un apartado que se cierra con buena puntuación… gane o no el Globo o el Oscar a la mejor película.
However, si tienes mas de 40 años y has visto La Cabaña del Tío Tom, Queimada, la serie Raíces, El Color Púrpura, o más recientemente La Amistad, I am a Slave, Lincoln, o incluso Django de Tarantino… La cosa cambia. Y si encima eres un cinéfilo, peor…. Esta película está cargada de tópicos –muy necesarios y muy justificables, no lo niego, para entender qué pasó en aquel contexto de amo-esclavo hace 150 años- y clichés que hacen aguas por todas partes incluso en los momentos más dolorosos: manidos latigazos con la “salsa” de estar bien texturados en las espaldas de la víctima para que duelan más al espectador; insultos de los blancos a los esclavos, humillaciones mil sobre las mujeres negras, venganzas, resenti- sufrimi… consenti… remordi… hacinami… mientos. Mujeres blancas malvadas y celosas de las “niggers” (centrándome en el guión literalmente hablando). Hambre, desesperanza, campos de algodón, góspel, haciendas sureñas, horca para los fugitivos, pantanos, codicia terrenal, sudor y lágrimas de los esclavos, ventas humanas, fiestas para ricos. ¿Cuántas veces no hemos visto esto cinematográficamente hablando? Pero ojo, muy necesarios políticamente para entender la historia de los afroamericanos en este país, sobre todo en la juventud actual.
Es cierto que Chiwetel Ejiofor, hace un buen papel buscando su escapatoria de la hacienda, Lupita Nyong’o casi genial como adolescente y víctima del abuso que la lleva a posiciones vitales en busca del suicidio y Michael Fassbender como antagonista que contrapone el mal en foma de sadismo a cada momento. Es decir hay una buena dirección de actores y las escenas en sí mismas se sostienen, la mayoría con sus golpes de efecto sencillos e inteligentes. Pero a parte de un encuentro entre esclavos africanos y una tribu india, y una escena donde unos gusanos se comen el algodón, que metaforizan, a partir de la belleza natural, el desastre merecido para el “amo” que va a perder su cosecha, dejemos este film para los profesores de Social Sience de High School y para los primeros cursos básicos de Historia de EE.EE de este país. Y no lo digo con ironía ni segundas intenciones, pero abstenerse los amantes del séptimo arte. Y que conste que me la juego con esta sentencia porque la mayoría de la crítica defiende al británico Steve McQueen. Sin desmerecer, por otra parte, el premio Turner que le fue otorgado en 1999 por una exposición en el Institute of Contemporay Arts en Londres. Y considerado por Charlotte Bonham-Carter and David Hodge como uno de los autores revolucionarios en el arte contemporáneo en este momento con films como Bear 1993 o Hunger. ER