
Me encontraba bastante distraído mirándole el trasero a la azafata, cuando el pasajero de al lado me tocó el cuello para indicarme que mi nariz sainaba. Casi automáticamente, varias blasfemias se apoderaron con vehemencia de mi lengua. Mientras me disponía a inclinar la cabeza hacia atrás, de reojo noté como estaba salpicada mi bufanda, solo … Continuado