DESCARTES Y LOS AUTÓMATAS. Fedosy Santaella
Hans Christian Andersen cuenta en «El ruiseñor» que el Emperador de China recibió un regalo. Pensó que era un libro —otro de los tantos— sobre el hermoso ruiseñor que cantaba para él todos los días. Pero no, no había recibido una apología más, sino «un pequeño ingenio puesto en una jaula, un ruiseñor artificial, imitación … Continuado