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Su primera noche de paria fue particularmente fría. Esforzó los ojos para mirar bajo la iluminación exangüe de las lámparas, donde enfrentó el hambre y a enemigos del exterior, de existencia insospechada. Cuánto echó de menos la leche tibia servida en su recipiente plástico, poco antes de que se le entregase a otro amo que … Continuado