saltar al contenido
  • Miami
  • Barcelona
  • Caracas
  • Habana
  • Buenos Aires
  • Mexico
MIAMI BLUE: Jaia. Xalbador García

Dormía en el pasillo cuando no encontraba las llaves de su apartamento. La veía tirada en el piso, con su bata de casa gris y sus años inexpugnables. Un frío ficticio la hacía temblar. Afuera de su manto de sueño, el calor de Miami amenazaba de muerte. Con el verano incrustado en el calendario, ni … Continuado

MIAMI BLUE: Alberto. Xalbador García

Los vidrios en el brazo hacían brotar hilos rojos. Estaba en el piso, jadeante, con los ojos también ensangrentados. Sobre las baldosas del edificio, que intentaban estérilmente ser elegantes, Alberto parecía un cuerpo roto, ahogado en el charco púrpura. Cuando me acerqué no me reconoció. Quiso gritar previendo un golpe ficticio. Soy yo, cálmate. A … Continuado

MIAMI BLUE: Aleezah. Xalbador García

Más por un aspecto económico que moral, Aleezah ya no consume cocaína. Desde que a su díler le dejaron de excitar las mamadas de una ex estrella porno, Aleezah tiene que pagar sus drogas. Carece de recursos para comprar más de tres churros de mariguana a la semana y dos botellas de whisky. En El … Continuado

MUJER DE MAÍZ. Xalbador García

I   Tenía 10 años y unos ojos donde se habían quedado estancadas dos lunas siamesas. Su cabello era negro y liso, lo supe tiempo después, porque de niña siempre la veía con trenzas. De su piel nacía el recuerdo de la suavidad y la perversión de la noche. Olía a maíz. Me le acercaba … Continuado

¡PATRIA O MUERTE! Xalbador García

Decidí matar a Fidel Castro cuando le vi las nalgas a Menesleidys. Desde sus caderas el cuarto de Tula le cogió candela, se quedó dormida y no apagó la vela, papi. Pocas veces el Ball and Chain de la Calle 8 recibía a una bailarina con mar y malecón y luna llena incluidos. En su … Continuado

CANTO DEL MAR. Xalbador García

Cuando el tiempo se contaba con el descenso de los granos de arena, las sirenas observaban los sueños de los marineros para poder cumplirles sus fantasías. Los sueños son materia curiosa: salen, huyen, vuelan, puesto que no son terrenales, por el oscuro firmamento que los acoge y quieren regresar a su origen: el paraíso. Tienen … Continuado

LA MADRUGADA QUE NO FUSILARON A GARCÍA LORCA. Xalbador García

En medio de amenazas muerte y credenciales del Partido Popular, en la caja número cuatro del archivo de José Revueltas en The Nettie Lee Benson Latin American Collection de la Universidad de Texas, en Austin, existe un pequeño sobre cuyo remitente sólo firma con las iniciales “F. G”. No hay carta alguna o por lo menos no se encuentra … Continuado

ASESINATO EN LA CALLE OCHO. Xalbador García

Francisco de Regla miró a Constanza entrar a la galería, sin saber que se llamaba Constanza. Imaginó su cuerpo formando un manantial de placer, sin saber que no volvería a verla. Fue a su encuentro en búsqueda de una presentación fortuita, sin saber que Constanza estaba en el local de La Pequeña Habana para asesinarlo. … Continuado

EL SILENCIO DEL TEMPLO. Xalbador García

La mujer pasó el umbral envuelta en un halo de inquietante atracción. Dos piernas que aún recordaban las clases infantiles de flamenco daban la pauta para mirar una sombra susurrada, fina, sutil, oscilante, huella oscura de un cuerpo ideado para empachar de satisfacción cualquier deseo masculino. No había un dejo de improvisación en su arreglo. … Continuado

DÍAS ORDAZ, EL QUINTO DOORS. Xalbador García

Al primer jalón de mota Díaz Ordaz no sintió nada. Ni mareos, ni náuseas, ni alucinaciones. Tampoco en el segundo. El tercero lo aspiró por pura cortesía. La chingadera de ser mexicano y tener que comportarse frente a los extranjeros. Una herencia de Moctezuma que nos partió la madre. Pinches jipis no sirven ni pa’ … Continuado

ARIADNA. Xalbador García

Ariadna baja en la estación de Government Center. Tres niveles hasta el corazón del Downtown, siempre laberíntico, siempre extraño. Justo ahí se cruza la primera avenida con la primera calle. Desde que llegó a Miami, Ariadna aprendió la desolación de la ciudad. Nadie camina por la zona. En medio de edificios con columnas dóricas de … Continuado

SON DE MIAMI. Xalbador García

Cecilia escucha la quinta sinfonía de Beethoven. Ve las vías del metro y escucha la quinta sinfonía de Beethoven. El ambiente le recuerda al puerto de Alvarado. Huele a mar. Huele a él. A sus palabras escritas en el periódico. Te anduve buscando hasta que me bañó la Luna. En la Segunda Guerra Mundial los … Continuado

EL ROJO ATARDECER EN VIZCAYA. Xalbador García.

El día que me iban a matar desperté al escuchar el aullido. Aun con miedo elegí el vestido carmesí. Largo, con pliegues hasta el suelo, me dejaba sentir el aleteo del mar entre las piernas. Me gustaba. Me hacía sentir libre y en calma. Eva y Lilia miraron mi piel blanca con asombro, pero también … Continuado

LA BALADA DE LA MUJER QUE LLORABA. Xalbador García

La Mujer lloraba. Frente a la pantalla el llanto le matizaba el rostro. Era un óleo pintado con recuerdos que se desmoronaban como los murales de la Calle 8. No importaban las imágenes, los actores, la historia, el director de la película. Ella lloraba. Iba a la sala del Tower Theater a llorar. En el … Continuado

RITUAL. Xalbador García

Mi primer servicio fue a los once años. “Servicio”, así nos enseñó mi padre a decirle al negocio. Seguramente se lo escuchó al abuelo, como tantas y tantas palabras que heredamos, muestra de que las personas mueren, las palabras no… si lo sabré yo. En ese entonces todo era un juego. Sí, un juego, pero … Continuado

EL HOMBRE AL QUE SALVÓ KURT COBAIN. Xalbador García

Cornelia me mostró el cuchillo desde el lavabo de Burger King. No era tan violenta como gorda pero igual me dejó perplejo. El gerente había salido antes del cierre y los otros dos “asociados” (palabra culerísima para ocultar el esclavismo neoliberal) tiraban la basura atrás del estacionamiento. Uno de diecinueve —joven promesa de la poesía … Continuado

PORQUE SE FUE RODRIGO. Xalbador García

La abuela explicó que la maldición se reflejaba en las cucarachas. Las había en el patio y entre la ropa. Salían del fregadero. Llenaban los frascos de azúcar. Era imposible abrir un tarro de café sin que apareciera alguna. En los vasos, sobre los platos, en medio de las servilletas se presentaban. Incluso vivían debajo … Continuado