Director de la Orquesta Sinfónica de Miami. Compositor y Músico. Ha dirigido importantes orquestas de Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. Distinguido con premios y honores.
Tengo casa en Miami desde hace más de 30 años, era un lugar de vacaciones, nunca pensé que iba a trabajar en Miami, como lo hago ahora.
Fue de pronto, hace 6 o 7 años, el maestro Manuel Ochoa, que fundó la Orquesta Sinfónica de Miami, me llamó porque quería heredar la orquesta en manos de alguien que le pudiera continuar, ya estaba mayor, estaba buscando un sucesor. Me entreviste con él, me gustó el proyecto y acepté. Llevo siete años como Director de la Sinfónica y ese es el motivo por el que vivo y estoy en Miami de forma permanente. Miami es mi residencia, aunque tengo casa en Venezuela y vamos mucho, mi esposa y yo, por varias razones.
El trabajo con la orquesta ha requerido que me involucre mucho con la ciudad, en lo social, cultural, histórico y político, en todo. Son 7 años de trabajar en un lugar muy dinámico y que ha cambiado mucho, ahora Miami es muy cosmopolita.
AB: ¿Dónde está la sede de la Sinfónica? ¿Hay muchos músicos latinoamericanos, en elenco?
EM: Nosotros tocamos en toda la ciudad, ensayamos en la Universidad FIU, donde hacemos también algunos conciertos, pero tocamos en el Adrienne Arscht Center, en el Miami Dade College, en el World Center, en todas partes, porque somos la orquesta de la ciudad.
Tenemos músicos de 23 países diferentes y hay cerca 15 países latinoamericanos representados. A Miami convergen toda Latinoamérica, hay muchos talentos y la actividad musical es muy activa.
AB: ¿Cuándo descubre su carrera de músico? ¿Mientras estudiaba en Cambridge?
EM: Yo decido mi carrera de músico profesional a los 18 años. Fui músico aficionado, desde muy niño. Toco el piano desde que tenía 7 años, toco batería desde los 4 años, y compongo desde que tenía 9 años. Yo no me lo tomaba como una precocidad, para mí era algo natural, tampoco mi familia lo consideraba algo extraordinario, lo veían como algo muy lúdico, un juego, pero la música me gustaba.
Me gradúo de Bachiller en Ciencias, antes de ir a la Universidad y me voy a Cambridge, a Inglaterra, a estudiar inglés, y en Cambridge me doy cuenta que lo que yo quería era ser músico. No había otra opción para mí. Ser músico. Eso se reveló durante los años que estuve allí. Tocaba música por oído y estudiaba otras materias, lo cual me dio una riqueza cultural muy útil para mi carrera de músico.
AB: ¿Como componía desde tan niño? La composición es un aspecto importante en su carrera.
EM: Si, yo componía sin darme cuenta, como algo espontáneo. Tocaba en el piano lo que oía. Por ejemplo, en el día de las madres le compuse una canción a mi mama. Tocaba siempre el órgano en el colegio y bateria con un grupo de rock, enamoraba a mis amigas tocándoles piano.
Yo quería ser oceanógrafo, o biólogo marino, me apasiona el mar. Cuando le dije a mi madre que quería ser músico, ella me propuso la fotografía, soy buen fotógrafo, llevo esa actividad como aficionado durante toda mi vida y la disfruto mucho. Como disfruto esta vista del mar.
AB: Tiene una vista al mar muy linda en este departamento!
Cuéntenos a cerca de su vida de músico.
EM: Mi trabajo principal es como Director de Orquesta. Es verdad, que he escrito bastante como compositor por no ser mi tarea principal. He compuesto mucho para cine. He escrito música para varios largometrajes.
AB: Eso me toca muy de cerca porque he sido actriz en Argentina, he recibido el Oscar Argentino. Mi primera película: La melodía perdida, iba a tener música del maestro Alberto Ginastera, luego, no se pudo.
EM: Yo conozco a la hija de Ginastera, ella vino a visitarme al Teatro Colón en el 2003, porque yo toqué las Variaciones concertantes del maestro, con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
AB: Su tarea de músico para cine, es un nuevo aspecto y diferente de su vida de músico…
EM: A mi me gusta mucho escribir música para cine porque es algo muy concreto, muy especifico, me estimula mucho la creatividad, la imaginación. También porque hay que escribir sobre las emociones. Mi esposa es actriz, ella es, griego-alemana, se llama Athina Klioumi. Tuve la oportunidad de componer música para películas donde ella ha actuado. El cine forma parte de nuestra vida.
Además me gusta dirigir música de cine, el fin de semana pasado, dirigí todo un repertorio de música para cine, con la Sinfónica, en sincronía con las películas.
AB: Esos motivos musicales de las películas suelen convertirse en un hit, al público le gusta y recuerda la música, ya separadas del film.
ED: Si, la música cinematográfica, que trasciende es la que vive de manera independiente de la película.
Yo nací cuando la televisión estaba muy incipiente y en mi casa, para distraerme, cuando niño, me ponían películas de Disney, de animación, pero sin sonido. Me encantaba ver a Mickey Mouse y otros personajes, aunque era un film silente yo oía el sonido en mi cabeza, yo me imaginaba el sonido y para mí, eso fue muy bello, muy revelador. Toda imagen tiene un sonido, existe el sonido ideal, que se ajusta perfectamente a una imagen. También hay imágenes en cine que, no deben tener música. Es un tema que me apasiona.
AB: Usted es un maestro abierto a todos los ritmos, incorpora los autores latinoamericanos, temas de jazz, elementos de la música popular. ¿Cómo selecciona su repertorio?
EM: Yo creo que no hay frontera en la música. Hay dos tipos de música solamente: la buena y la mala.
La música popular de hoy será la música clásica de mañana. Mozart tocaba música de su presente, no se concebía que tocara música del pasado. Fue Mendelssohn, a quien se le ocurrió tocar música de Bach, que había compuesto dos siglos atrás. A partir de allí, se empezó a escuchar música del pasado. Ahora lo hacemos como algo normal.
Hay música del presente sumamente importante, el problema es que compositores del presente, como algunos artistas plásticos del presente, no son comprendidos por el público.
Yo vengo de dirigir, en dos ciudades que son Berlín y Caracas, donde las orquestas son pagadas totalmente por el Estado y donde, adicionalmente, la sala de concierto esta siempre totalmente llena. No me preocupa el repertorio, ni las entradas que tiene un precio muy accesible, sobretodo en Venezuela.
En Miami las orquestas no están patrocinadas por el Estado, en su mayoría. Entonces, la taquilla es importante. En nuestro caso, la taquilla representa el 30 % de nuestros ingresos, de modo que es mucho dinero. Entonces, hay que tener mucho cuidado en la programación porque necesitamos que la sala se llene.
He aprendido que al público hay que darle algo que conozca. La gente va a un concierto porque quiere escuchar algo que le gusta. Yo aprovecho y pongo algo que les va a gustar pero también algo que no conocen. Así, los sorprendo y el público conoce nuevos autores. La orquesta se debe a su comunidad. El objetivo principal de la Sinfónica de Miami es dar calidad a los ciudadanos de esta bella metrópoli. Hay un equilibrio entre disfrutar y aprender. Por eso, hay conciertos didácticos para los niños y los jóvenes. Es nuestra obligación ser creativos y presentarnos en situaciones muy especiales.
AB: Usted que ha tocado en tantas partes en el mundo, que recuerdos tiene de los públicos.
EM: En Berlín siempre me he sentido muy cómodo. Es una ciudad muy acogedora musicalmente hablando. En el Teatro Colon de Buenos Aires, el público es muy cálido, también tengo bellos recuerdos de Caracas. El público de Miami se interesa mucho, como recuerdo, cuando dirigí en Asia, también el público fue muy receptivo.
AB: Los críticos y especialistas lo califican a usted como un director con un estilo vibrante. Hábleme de su estilo que marca su trayectoria de Director.
EM: Yo me considero un Director espontáneo, dirijo la música por lo que dice la música, si la música es vibrante, hay que interpretarla así. Tal vez sea más activo, y comunicativo, de lo que normalmente es un director.
En Miami, ocurren cosas simpáticas, yo dirijo mis conciertos con diferentes zapatos, eso es producto de una fábrica que ha donado zapatos a la orquesta, y la gente ya lo esta esperando, quiere ver que zapatos traigo.
Yo me siento muy libre en Miami. Yo siento que todos los latinos nos sentimos muy cómodos en Miami. Es bueno, porque Miami se lo merece y nosotros también.
AB: Como músico ¿Qué autores prefiere?
EM: Como Director me gusta mucho Brahms, Beethoven, Mozart, Rachmaninoff. De los latinoamericanos me gusta mucho Ginastera, Revueltas, el americano Copland, Elgar, un compositor inglés. Acabo de sacar un disco con la Sinfónica de Berlin con las Variaciones de Elgar.
De música no clásica, me gusta mucho el jazz, la salsa bien tocada me parece extraordinaria. Me gusta el tango. Un género que cuando Piazzola lo toma, le da un giro. Yo me gane una nominación al Grammy Latino gracias a una música de Piazzola. La música de Piazzola me apasiona.
AB: Usted, a través de su trayectoria musical ha recibido muchos premios y distinciones. ¿Recuerda alguna en especial?
EM: Bueno, recientemente en Washington, en el Congreso, el 19 de abril de 2012, me dieron la Medalla al Mérito, y luego se izo la bandera americana en honor mío, yo estuve presente y me la regalaron. Por mi labor hacia la comunidad.
Su señora llega y comenta que ese momento fue muy emocionante y me trae la bandera. El maestro toma la bandera con respeto, se envuelve con ella y le saco una foto.
Su señora me muestra sus trabajos como actriz, sus fotos y las grabaciones del maestro.
El maestro desea añadir algo:
Antes de terminar, Adriana, quiero decirles a los músicos latinoamericanos que la Orquesta Sinfónica de Miami tiene siempre sus puertas abiertas. Nosotros contamos con su talento y ellos con nuestro apoyo.
Estamos afortunados de tener tanta gente talentosa de Latinoamérica y que se reúnan en Miami, a través de la música, el arte y la cultura.
ENTREVISTA A EDUARDO MARTURET del libro MIAMI HABLA por ADRIANA BIANCO
NOTA: Esta entrevista aparecerá en nuestra edición impresa anual Nagari #5 dedicado a Venezuela
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Adriana Bianco. Profesora de Filosofia y Letras, Postgrado Sorbonne de Paris. Famosa actriz en Argentina, figura en mas de 20 libros de la cultura nacional, premiada con el Cóndor de Plata (Oscar). Actualmente ejerce como periodista y gestora cultural. Colaboraciones en Revista de la OEA, Agencia EFE, Revista de la Academia Norteamericana de la Lengua Espanola-ANLE. Es miembro correspondiente de dicha Academia y de la Asociación de Críticos de Arte. Ha publicado varios libros: Borges y los otros (Planeta) y Miami Habla.