Presentar un libro es un suceso de naturaleza íntima, anímica; una confabulación que otras manifestaciones del arte no requieren con tanta urgencia; al menos no la exigen con ese talante envuelto y en ocasiones complejo que reclama la literatura. Y si este libro además es de poesía, lo individual adquiere visos de complicidad, que nos une en apretado grupo a los que disfrutamos del buen verso.
Ese es el contexto que nos distingue ahora. “El ojo de la gaviota” estimula a esa confabulación que mencionaba. Félix Anesio transcribe la grandeza del espacio y el tiempo donde ha concebido su poesía, y merece connivencia férrea, porque nos entrega una obra distinguida.
Félix ha escrito una suerte de breviario, que como él mismo reconoce, obedece su hechura por la finalidad de compartir sus obsesiones; un padecimiento impúdico entre poetas que se agradece.
Félix recrea su caos personal, que va desde la incertidumbre al hallazgo, y lo pone a consideración. Sin embargo, para el lector avezado, este libro es más que eso. Se revela en su paginado el uso de la introspectiva como elemento para la inquisición en todas direcciones: íntimamente; a su alrededor –puede sea una zona inmediata, puede que no; no importan cuadrantes y longitudes, nada escapa al ojo de esa gaviota de volar alto e insistente–. Félix participa en la creación de forma presentida, porque hay oficio, y por consecuencia celebra su universo henchido.
“El ojo de la gaviota” es un poemario de derivación, de versos matizados, asociaciones con un propósito manifiesto y de un hechizo a rato sugerente, atractivo. En la voz del poema se siente del mismo modo el sosiego de los sabidos y paralelamente la exaltación de los novísimos, y algo de arcano, por qué no. Y está presente una introversión contaminante a intervalos por un juego sutil con lo abstracto, que no por eso renuncia a lo figurativo.
Félix repasa su mundo interior como lo que es: un escenario diverso. No por gusto, asumo, la ilustración de este cuaderno nos ofrece una pintura de Kandinsky sumamente colorida (Round Poetry), lo que finalmente, en figurados mentises, nos da un libro de provecho; un “todo” deducido, gradual e indiviso.
Al decir de Lina de Feria, quien ha escrito el prólogo, Félix carga consigo toda la alegría y el horror que ha vivido, y nos los hace saber: “ningún desierto tan cruel de los que habito como el de la palma de mi mano, donde yace un abismo insondable”. Yo agregaría, luego de tantos avatares, trae además la sabiduría suficiente para asumir en su lenguaje el modo de explorar lo que para otros podría resultar improbable, porque indistintamente declara, “la felicidad es impredecible y no ha de evadirse nunca”.
Es implícita la progresión con que invita este poemario, que merece traducirse como un acto de concordia, de reconciliación con el entorno de su hacedor, en lo que este continúa examinando su esencia de manera inmutable, que se renueva como la vida misma, y lo cuenta pronto a través del verso curtido que lleva consigo visos de nostalgia y predisposición sensitiva
Por último, no quiero dejar de referirme a dos excelentes reseñas, una de Félix Luis Viera y otra de Manuel C. Díaz, publicadas en prensa digital y prensa plana respectivamente, que anteceden a esta presentación, lo que ya por eso nos crea expectativas. Y créanme, no es exagerado lo dicho por estos dos experimentados escritores, y para concluir me apropio de ambos con un par de observaciones. La primera, de Díaz, nos asevera que estamos ante un libro que peregrina –y cito– “entre la levedad de lo cotidiano y la profundidad de lo trascendental”. Y agrego la opinión de Viera, la que comparto en su totalidad: “el amor, se entiende, en sus más variados exponentes”.
Amigos, sólo me resta invitarlos a que lean “El ojo de la gaviota”. Van a disfrutarlo sin dudas.
© All rights reserved Denis Fortún
Denis Fortún (La Habana, 1963). Poeta y narrador. Artículos de opinión, cuentos, poemas y crónicas de su autoría con un toque humorístico sobre la cotidianeidad en Cuba y su exilio, aparecen con regularidad en bitácoras de otros autores, en diversos ciberportales, y lo mismo en revistas impresas de Miami. Textos suyos han sido incluidos en antologías de narrativa y poesía en Cuba, México, Estados Unidos. Edita el blog Fernandina de Jagua. Ha publicado el poemario “Zona desconocida” (décimas), “El libro de los Cocozapatos” (narrativa) y “Diles que no me devuelvan” (crónicas).