Título original. The Theory of Everything Año 2014 País Reino Unido Director James Marsh Guión Anthony McCarten (Libro: Jane Hawking) Música Johann Johansson Fotografía Benoît Delhomme Reparto Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox, David Thewlis, Emily Watson, Simon McBurney, Charlotte Hope, Adam Godley, Harry Lloyd, Maxine Peake, Joelle Koissi, Zac Rashid, Hugh O’Brien, George Hewer, Georg Nikoloff, John W.G. Harley.
Una historia humana y emotiva
La teoría del todo, valga la contradicción es una película que habla sólo de una parte. Y quizás sea esta parte la más importante que el ser humano, como pensador, ha desarrollado en sus esfuerzos a la hora de intentar comprender la razón – tanto desde el punto de vista filosófico como científico- del porqué de El Todo y su origen primario. A este infinitesimal concepto se le ha llamado tiempo.
De todas maneras, este tiempo no es el expuesto en la teoría cuántica, ni en la de la relatividad de Einstein el que aborda la película. Si bien es citado como añadido en el guion, aunque desde el punto de vista real, éste sería el concepto planteado en las tesis del protagonista. El tiempo que de verdad se aborda en La teoría del todo es el que transcurre desde que Stephen Hawking (Eddie Redmayne) era un estudiante en Ciencias Físicas en la universidad de Cambridge, hasta que a la reina de Inglaterra se le ocurre hacerlo caballero y él lo rechaza.
Tiempo físico que nos cuenta sobre el deterioro de su cuerpo por la enfermedad que padece. Una dolencia (la enfermedad del ELA) que le ataca el sistema neurofisiológico sin afectar para nada su cerebro, ni sus actividades intelectuales. Y tiempo físico para ver la evolución del amor con su primera esposa Jane Wilde (Felicity Johns) que, habiendo pactado su incondicionalidad por él, se ve obligada a pedir ayuda en su comunidad eclesial, a un director de coro que hará de buen samaritano con sus tres hijos. Al final, se divorciará y se casará con él.
Una película que uno agradece los distintos silencios que se instauran entre el protagonista y los personajes. Estos silencios que tanto valoro en escena cuando desde la naturalidad y la justificación –en este caso la esclerosis degenerativa que sufre- se establecen unos interesantes vínculos entre una buena dirección a partir de las directrices del guion y el público.
La gestualidad de Eddie Redmayne, sus contorsiones, recogimientos de su figura, su espamosidad corporal, su esfuerzo físico en los movimientos o el babeo de sus labios, por poner algunos ejemplos, son dignos de ser nombrados. A destacar, en este caso, el trabajo del maquillador en el campo plástico y me imagino (…no lo confirmo) de los efectos visuales si los hubiere.
Un film por otra parte difusor de buenos valores humanos. De valentía en los objetivos de un ser que no solo se ha ganado al público por su coraje ante la vida, sino por el desarrollo y divulgación de sus conocimientos científicos al mundo: Breve historia del tiempo o El gran diseño junto a Leonard Mlodinow entre otros muchos libros.
No voy a afirmar que es una gran película por sus aportaciones fílmicas o creativas. Sin embargo, sì pienso que es una correcta y emotiva obra romántica, pero necesaria por el mensaje. Y, sin duda, por la interpretación de Eddie Redmayne, que no descarto que sea el ganador del óscar si, como sospecho, no ha habido excesiva manipulación de efectos especiales. ER