HACE CALOR, ES PLENO VERANO y estoy de vacaciones; la vida para una niña de once años se resume en dos frases: tiempo de vacaciones y tiempo de clases.
El vendutero me despertó con su tic tac de vegetales y viandas. Cuando llego al comedor ya Olga me tiene listo mi pan con mantequilla y chocolate caliente.
Mientras desayuno, Minga, la lavandera, coge lucha en el patio, tratando de hervir la ropa blanca.
—¡El cuabero siempre pasa tarde! ¡Este carbón está cada vez peor! ¡Cuánta lucha pa prendé ete anafe! ¡Hoy me coge la hora!
Minga echa las toallas blancas a la ponchera de metal, el agua hierve la ropa, el olor a cuaba se mezcla con el del chocolate; cuando me bañe también me envolverá a mí.
A media mañana escucho por el radio la novela de Kalimán que a Tata la cocinera tanto le gusta. Ella es medio malgeniosa, pero cocina como los dioses y la verdad es que me quiere mucho, hasta el punto de darme par de chancletazos cuando digo un coño.
La mañana de vacaciones transcurre como siempre; empiezo a crear historias en mi cuarto de juegos, allí paso el tiempo besando a Barbie con Ken, poniéndolos a hacer cosas sucias y pecaminosas.
Por la tarde Olga me baña, ella lo hace sin tocar mis partes privadas; eso lo tiene prohibido, aunque a veces lo hace.
—Si le dices a tu mamá, ¡la mato!
Ella tiene la maña de mover la nariz cuando me ordena callar y me da miedo como me mira con esos ojos tan abiertos. Eso me enseña que la vida es callar lo que quieres decir para evitar que otros sufran.
Mi vestido de panales hechos a mano hace juego con mis zapatos y medias españolas; el lazo de la cabeza me da un aire de niña rica, que atrae a todo el vecindario cuando me sientan en el murito de la galería a coger fresco; desde ahí veo como pasa la vida de los demás.
José el panadero deja el pan caliente conmigo; media hora más tarde Papo el de los palitos de coco me vende, como siempre, dos palitos latigosos y uno de esos duros de cinco centavos. ¡Mi tarde no puede ser más emocionante!
La 16 de Agosto ve pasar venduteros por las mañanas, panaderos por las tardes, comparsas que van hacia el malecón los 27 de Febrero, limpiabotas, locos y un sin fin de personajes. Es una calle bien pintoresca, de casas separadas por estrechos callejones donde se tiende la ropa cuando se lava y que alberga gente muy diversa; gente que, entre chismes y favores, se han convertido en una familia; algo así como la vecindad del Chavo.
Allí, una hija preñada es tema de dominio público; los amores de las parejitas son velados por las tres viejas chismosas del barrio; el tecato del 12 pasea sus notas por la acera, mientras su padre borracho lo ayuda a entrar a la casa.
La mata de limoncillos de la vecina del 22 explota cuando pare y los muchachos del barrio nos pasamos un mes maroteando hasta el empalague.
El colmado de la esquina le fía a todo el mundo. Boquita, que no es ni loco ni cuerdo, se ajuma todos los viernes allí, y pasa por casa voceando: “Balaguer asesino”. Una vez escuché a papi decir que a su hermano lo mataron en la UASD, en uno de esos líos lacrimógenos donde voceaban lo mismo.
La 16 de Agosto es una especie de limbo entre San Carlos y Ciudad Nueva, como lo es Connecticut entre New York y Boston, como lo es mi propia vida entre la niñez y la adolescencia.
Los jueves yo me pego del lado izquierdo del murito de casa para ver a Lourdes y a Julio comiendo gallina. Son novios y se besan, también me enseñan cómo jugar con Barbie y Ken; ellos se tocan como Olga me toca a mí, como papi toca a Olga. Aquí en la 16 de Agosto, todo queda en familia.
© All rights reserved Glenda Galán
Glenda Galán Nace en Santo Domingo. Es egresada de la Escuela de Comunicación Publicitaria de UNIBE y con Diploma en Periodismo de University of Miami. Desde el 2006 reside en EE UU.
Periodista de investigación y productora en América TeVe. En la actualidad es editora de la revista cultural Dominicana en Miami.
Ganadora de un Premio Emmy (2011)Como Productora y nominada a Premio Emmy (2011) Como Gionista. Primera finalista en el concurso”Nuevos valores de la poesía hispana 2010″ de Revista Baquiana y Mención de honor en el concurso “Florida tierra de Poetas” (2012).
Ha publicado los libros “Mar de fugas” y “Guayabas y fresas”.