TÚNELES
He empezado a caminar encorvado. ¿El peso del mundo en mi espalda? No, nada de eso. Son los túneles. A dondequiera que vaya – afuera al garaje en busca de una herramienta, al supermercado para comprar algo de comida – hay un túnel que tengo que pasar y jamás de un tamaño apropiado para poder pararme completamente erguido. ¿Quién los pone allí, siempre directamente en mi camino, no importa lo que haga (también anticipan cada desviación por mi parte) y por qué razón? ¿Simplemente por despecho? ¿Para darme una lección de humildad? Probablemente nunca lo sabré.
TUNNELS
I’ve begun to walk with a stoop. The weight of the world on my shoulders? No, not at all. It’s the tunnels. Everywhere I go – out to the garage to find a tool, into a supermarket to buy some food – there’s a tunnel to pass through & one that’s never quite large enough for me to stand fully upright in. Who puts them there, always directly in my path, no matter what (even anticipating a sudden deviation on my part) & why? Out of simple spite? To teach me humility? I’ll probably never know.
LAS AUTORIDADES
Sin brazos ni piernas, se menean fuera del mar, hacia la playa dictando órdenes con sus bocas de pescados. “¡Pongan sus mejores y más azules ojos adentro de las cicatrizes arrugadas donde nuestros miembros fueron atados!. ¡De prisa! ¿Qué esperan? Ya conocen el castigo por desobedecer.” Y así, timidas creaturas que somos, obedecemos. Siempre lo hacemos, siempre esperando que no hayamos perdido la capacidad de crecer nuevos ojos, mejores y más azules ojos que los que regalamos.
THE AUTHORITIES
Without arms or legs, they wiggle out of the sea & up onto the beach shouting commands from fish-like mouths, the authorities. “Put your best & bluest eyes in the crinkled scars where our limbs were attached! Hurry up! What are you waiting for? You know the penalty for disobedience.” And so, timid creatures that we are, we do. We always do, always hoping that we haven’t lost the ability to grow new eyes, bluer & better eyes than the ones we give away.
HERMANOS
Solo en casa, tarde en la noche, haciendo lo que siempre hago. Estoy remando. Sentado en mi silla de la cocina, encadenado a un remo, soy uno de los cien esclavos responsables de que el galeón continúe moviéndose hacia adelante a través de un mar a veces quieto, a veces enfurecido. Hacia adelante, a ese puerto lejano donde, segùn se dice, seremos liberados, finalmente, después de todos estos años. Los otros, mis hermanos encadenados, sentados en las sillas en sus propias cocinas en esta enorme expansión descontrolada de residencias públicas, remando sin cesar, con fuerzas que nunca imaginaron que poseían.
¿Cuánto camino nos queda? ¿Cuántos días más? No puede estar lejos. Pero ¿ y si fuera yo el único que está remando todavía (parece que el galeón ha desacelerado), los otros simplemente sentados a las mesas de sus cocinas, bebiendo cervezas muy de prisa y saboreando pretzels? Esos cerdos perezosos e hinchados, claro que han dejado de remar. Ellos no hacen nada, me lo han dejado todo a mí. Algún acuerdo tácito entre ellos para dejar de remar. Ese loco del 108, aún está azotándose; es insaciable.
BROTHERS
Home alone, late at night, doing what I always do. I’m rowing. Sitting on my kitchen chair, chained to an oar, I’m one of a hundred slaves making sure that the galley keeps moving forward through a sea that is sometimes calm, sometimes raging. Forward, to that distant port where, so rumour has it, we’ll be set free, at long last, after all these years. The others, my brothers in chains, sitting in chairs in their own kitchens in this huge sprawl of public housing, rowing ceaselessly, with a strength they didn’t know they possessed.
How much further? How many more days? It can’t be far. But what if I’m the only one who’s still rowing (the galley seems to have slowed down), the others simply sitting at their kitchen tables guzzling beer, munching on pretzels? Those lazy bloated pigs, of course they’ve stopped rowing. They’ve left it up to me. Some unspoken agreement among them to stop rowing. That fool in 108, he’s still flogging himself; he’s insatiable.
© All rights reserved Philip Hammial (Translation by Peter Boyle)
Philip Hammial has had twenty-six collections of poetry published. His poems have appeared in twenty-six poetry anthologies (in six countries) & in 104 journals in twelve countries. He has represented Australia at eight international poetry festivals, most recently in Granada, Nicaragua.