Directora artistica del Miami City Ballet, bailarina.
Naci en La Habana, Cuba. Tenía un año cuando mis padres vinieron a Miami. Nací con un problema en mis pies. A los cinco años, mis padres me llevaron con un médico ortopedista que me recetó una botitas especiales y que tomara unas clases de danza o gimnasia. Mi madre me llevó en una academia de baile, en Miami, de niñitas que correteaban y bailaban. A los ocho años me sacaron las botas y mi padre me dijo que no tenía obligación de seguir asisitiendo a las clases de danza. Pero a mi me gustaban. Entonces, mis padres me llevaron con un maestro ruso. Él, además de enseñarme posiciones y pasos, me mostró el Lago de los Cisnes, Giselle y otras obras clásicas. Me introdujo en el mundo del ballet: un mundo que fue como una revelación para mí.
Cuando tenía diez años, mi padre, que trabajaba en una aerolíneas , tuvo que pasar un días en New York, y toda la familia viajamos a New York. En aquel viaje, mis padres aprovecharon para presentarme en el “Ballet de New York”, pero les dijeron que solo tomaban niños a partir de doce años de edad.
Conseguí una beca para estudiar en Joffrey School en New York, durante los meses de verano, compartiendo estancia entre Miami y New York. Yo ya sentía que la danza me gustaba mucho. Fue a los catorce años, cuando comencé a definir mi vocación. Fue a raíz de la beca del School American Ballet, la escuela oficial de New York City Ballet, tuve que trasladarme a vivir a Nueva York , para tomar clases permanentes de Danza. A partir de entonces pude dedicarme totalmente al ballet.
AB: Tu Carrera de bailarina fue de alguna manera meteórica. A los dieciseis años ingresaste en el cuerpo de baile de New York City Ballet y llegaste a ser solista en 1981 y luego primera bailarina en 1984.
LL: Bajo la dirección de George Balanchine y Jerome Robbins: fueron años intensos, en los que interpreté los roles del repertorio y adquirí una gran experiencia.
AB: También realizaste tareas de reportera cultural, en la WNBC-TV de New York. Obtuviste varios premios, entre ellos, el prestigioso Jerome Robbins, en 2011, cumpliste una brillante carrera en New York. ¿Cómo vuelves a Miami, al lugar de tu infancia y con un cargo tan importante de Directora Artística del Miami City Ballet?
LL: Esos años en New York me permitieron conocer y aprender mucho, no solo como bailarina, sino también como administradora cultural, porque en el 2002, fui Directora Ejecutiva de la Fundación George Balanchine, en la que desarrollé una tarea de promoción cultural y educativa y de difusión de la danza; amplié mis horizontes y contactos, y realicé tareas vinculadas al mundo del ballet, pero no bailando, sino en aspectos ejecutivos.
En el año 2013, el Director del Miami City Ballet dejó su cargo y la Junta Directiva le solicitó a un famoso crítico de ballet, que le diese nombres de personas que tuvieran el talento artístico, los conocimientos del medio del ballet, la formación vinculada al estilo Balanchine, y experiencia, para dirigir la compañía. Después de ocho meses de búsqueda, el crítico consideró que solo había una persona con esos talentos y dio mi nombre junto al de otra candidata: asistí a varias conferencias y entrevistas con las comisiones y finalmente me nombran Directora.
AB: ¿Qué sientes ahora como Directora Artística del MCB, uno de las compañías más promisorias de ballet en los Estados Unidos y la imagen cultural y artística del Sur de la Florida?
LL: Es un gran orgullo y una gran responsabilidad. El Miami City Ballet es la imagen de un lugar bello donde me crié: es la imagen de Miami, pero ya su luz se expande por otros Condados y ha alcanzado una fuerza que lo proyecta hacia horizontes internacionales.
Es una compañía que tiene un perfil, un cuerpo de baile con bailarines maravillosos, de diversas personalidades y diversas formaciones. Ese aspecto multicultural del elenco es muy interesante, algo así sucede en el New York City Ballet, lo cual es muy positivo y le da una visión internacional y de gran apertura.
AB: ¿Cuáles son los desafíos que el MCB, debe enfrentar para alcanzar una nueva etapa? Cuáles serían las nuevas metas?
LL: Creo que uno de los grandes desafíos es alcanzar temporadas más largas, no de unas pocas semanas o fines de semana. El Miami City Ballet debe tener una presencia más fuerte en los escenarios del Sur de la Florida, con presentaciones en Miami, Broward y otro lugares. Ampliar sus presentaciones con giras a Sudamérica, donde hay un público y una actividad cultural interesada en la danza. Las giras afianzan los elencos y ajustan sus niveles profesionales. Deseo que se creen circuitos permanentes de presentaciones del Miami City Ballet, para darle mucha más presencia escénica y de difusión.
La base y el estilo de Balanchine son muy importante y características de este ballet, pero desearía un repertorio más amplio, donde se incorporaran otras coreografías, además de las de Balanchine. El Miami City Ballet es un ballet lírico moderno que ha logrado posesionarse de ese concepto, ahora hay que incorporar un estilo más contemporáneo, es decir, añadir otro aspecto vinculado a la danza contemporánea e imprimir un toque de contemporaneidad, uniendo dos rutas, igualmente importantes.
AB: Tienes un cuerpo de baile con muchos integrantes latinos, bailarinas y bailarines de Venezuela, Brasil, Cuba. ¿Piensas continuar integrando bailarines latinoamericanos?
LL: Hay varios integrantes latinos y deseamos que todo bailarín de condiciones y excelencia se incorpore; lo importante es el nivel artístico. Desearía igualmente, invitar a coreógrafos hispanos, que realmente puedan aportar algo nuevo y distinto, a que colaboren con nosotros.
AB: Un Julio Boca, por ejemplo, que creo estilo y tiene una escuela en Argentina y alcanzó proyección mundial.
LL: Y otros coreógrafos o artistas que han alcanzado fama internacional y tiene algo que aportar. Es muy positivo el intercambio entre artistas, eso da vida y enriquece la compañía con ideas. También es necesario una actualización; una nueva visión coreográfica.
El Miami City Ballet tiene su estampa dentro de lo clásico, que lo destaca. Los bailarines clásicos pueden hacer lo neoclásico también. Es importante que se mantenga un repertorio clásico, que la audiencia conoce y disfruta, Giselle, Don Quixote, Cascanueces… junto con coreografías de Balanchine. No nos olvidemos que Balanchine introdujo en América la modernidad e hizo cambios en la técnica de la danza. Eso es un aporte fundamental que el MCB, necesita mantener. Pero también deseamos ver las vanguardias, lo experimental que se ha generado en Europa, y que alcanza en América proyecciones de interés.
Ver solo pintura de los siglos XVII o XIX es bueno, pero es más enriquecedor si veo pintura moderna, o contemporánea también. Como artista es maravilloso tener experiencias múltiples, abiertas, flexibles a nuevas coreografías y músicas.
Actualmente se han roto fronteras en el arte, eso es algo sorprendente. Hay una mayor interacción entre el cine, la música, las artes visuales y la danza. Con ello,l as artes se complementan y las visiones se enriquecen. Las compañías de ballet, como la nuestra, pueden ofrecer lo clásico, lo moderno y lo contemporáneo e ir graduando sus repertorios para que la audiencia disfrute de todo, en un verdadero mosaico de diversidad y estilos.
AB: El Miami City Ballet tiene una Escuela (School MCB) , que también crece en su nivel de exigencia y calidad. ¿Qué le dirías a los jóvenes que quieren comenzar esta carrera?
LL: Les diría que se acerquen a la escuela, que ingresen en el mundo de la danza. Es una carrera maravillosa: corta, intensa, pero maravillosa, que vale todo sacrificio y en la que todo esfuerzo es compensado con creces; es una carrera de un gran regalo para el espíritu. La Danza es un premio de Dios.
Nota: Extraído de Miami Habla: Entrevistas a emblemáticos hispanos de 20 países latinoamericanos. Adriana Bianco-Rafael Cerrato. Auspiciado por Fundacion Espana Florida 500 anos. Academia Norteamerican de la lengua espanola-ANLE. The Miami City. (Ed Alexandria-Miami-2013). Se puede adquirir en Amazon.com.
Adriana Bianco. Profesora de Filosofía y Letras, con Postgrado en la Sorbona de Paris. Ejerce actualmente como periodista y colabora con la revista de la OEA, la agencia EFE, Carátula, la revista de la Academia Norteamericana de la Lengua Española-ANLE, Radio Nova y Radio Miami Internacional. Ha publicado varios libros, entre ellos: Borges y los otros, y Miami Habla (2013).