Mi alma es lobo.
O aquello en mi interior es lobo o tiene forma de lobo.
Puedo ver el lobo ahora, oscuridad encima de oscuridad, una sombra encima de otra, deslizándose a través de un bosque profundo.
Suena la alarma, asustándome. Me despierto en la cama, sintiéndome como si hubiera traspasado los arbustos, túneles de vegetación. Mi piel huele a savia, barro, tierra. Para mi sorpresa, mis manos no están cubiertas por una capa café.
No tengo ganas de trabajar, meterme entre la multitud, escuchar el ruido incesante de los humanos. Y los olores.
El lobo quiere escapar de ellos, quitarse ese olor del pelaje.
Odio, odia a todo.
Mi mente gira.
Suspiro y entro al salón. Mis estudiantes gritan mi nombre, o eso perciben mis oídos.
El lobo se retira, acurrucado, a un rincón oscuro y frío: la cueva.
Mi alma es lobo.
Tengo dentro algo en forma de lobo, algo parecido al lobo.
No le digo a nadie. La última vez que lo hice, me mandaron a una psicóloga.
Me encantan los fines de semana. Corro. Exploro el bosque cercano.
Corro descalza, sin prestar atención a los palos afilados y piedras.
Mi novia Cynthia corre conmigo. Huelo su sudor, su cabello.
Ella no sabe nada del lobo.
Mi alma es lobo.
El lobo es lobo.
El lobo es lo que es.
Cynthia me regala una réplica en resina del cráneo de un lobo. No tengo idea cómo la consiguió. Me la da porque los amo.
—Gracias, amor —sonrío. Al sonreír me siento rara, como si estuviera mostrándole los dientes. Me falta una cola para mover.
Mi alma es lobo.
Corro desnuda en sueños, el lobo a mi lado. Mis senos, mi cabello largo y mi piel desaparecen.
Entonces me convierto en lobo, nuestros cuerpos y almas se mezclan.
Mis estudiantes me regalan una figura de lobo para el Día del Maestro. No deberían haberlo hecho. La estatuilla tiene ojos casi reales, amarillos, que te miran fijamente.
El lobo observa desde la cueva.
Mi alma es lobo.
Me siento atrapada. Mi entorno es un zoológico de concreto. ¿Hay más gente como yo afuera?
¿Qué debo decirle a mi psicóloga?
Mis padres no tienen idea.
—Tus aullidos suenan reales, mi hija —me dijo mi papá una vez cuando se me escaparon algunos por la noche.
Porque lo son.
—Creo que soy lobo —digo a Cynthia.
Me mira fijamente, masticando un pedazo de pollo. Sus dientes entrechocan, sus caninos húmedos cortan las hilachas de carne, su lengua moviéndose.
—¿Como uno real? —me pregunta.
—Tal vez. Todo está dentro de mí —digo.
—Te va a salir el pelo y los dientes bajo la luna llena —bromea.
Debo haber reaccionado, porque me pide disculpas. No comprendo las expresiones humanas.
—Estoy tratando de averiguar sobre el pelaje y los dientes —digo.
—Mi vida, estás bromeando, ¿no?
Mi alma es lobo.
El lobo aúlla en el bosque.
El bosque responde con aullidos.
Hay gente como yo allá afuera.
Cynthia dice que a veces se siente como un leopardo. Creo que quiere consolarme, seguirme a la corriente. Está haciendo todo lo que puede. No la culpo. Todos estamos intentando sobrevivir en ese zoológico infernal.
Mi novia no entiende. Pero trata de hacerlo.
Cuando por fin llegan las vacaciones escolares, reservo un vuelo a un bosque en un país vecino. Quiero liberarme. Sé que ellos están allí. Ellos. Los lobos. Como yo.
Me pongo en contacto con una manada a través de Internet.
Nos hemos puesto de acuerdo para vernos.
Cynthia quiere acompañarme, pero le digo que no.
Ella no está lista.
Los aviones nos asustan, a mí y al lobo. Aguanto el vuelo, reprimiendo ese impulso de huida.
El taxi me lleva al hotel.
Es hora de ignorar las cosas humanas.
Estoy de pie al borde del bosque. No hay nadie alrededor. No hay excursionistas ni turistas. Solo el cielo iluminado por relámpagos y los susurros de los árboles.
Me desnudo. Los mosquitos zumban en mi oído.
Un aullido se hincha en mi garganta.
Los aullidos responden, reverberan. El aire tiembla. Mi piel tiembla.
Al inicio me tropiezo y luego corro, corro, corro. Con el viento en mi cabello, la tierra mojada bajo mis patas.
No miro atrás.
Nunca miraré atrás.
El lobo es mi alma.
Mi alma es lobo.
© All rights reserved Joyce Chng
© All rights reserved for translation (derechos reservados de la traducción) Toshiya Kamei
Joyce Chng. Vive y escribe en Singapur. Su ficción ha aparecido en The Apex Book of World SF II, We See a Different Frontier, Cranky Ladies of History y Accessing The Future. Sus recientes novelas de óperas espaciales tratan sobre clanes de lobos (Starfang: Rise of the Clan) y viñedos (Water into Wine), respectivamente. Sus poemas recientes se han publicado en Rambutan Literary y Uncanny Magazine. Coeditó, con Jaymee Goh, The Sea Is Ours: Tales of Steampunk Southeast Asia.