Córdoba, Argentina, 1986. Gabriela Acha inicia sus estudios en el Colegio Nacional de Monserrat y la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Asistió a diversos cursos y talleres en diferentes países y ha sido artista residente en las ciudades de Quito, Santiago de Chile, Buenos Aires y Córdoba (Argentina). Actualmente, cursa el Máster en Art-Science de la Real Academia de las Artes de La Haya, en Países Bajos. En sus perfiles sociales observamos distintas muestras de sus participaciones en numerosas salas y galerías, donde realiza un abanico de performances de corte experimental y un sinfín de producciones en formato videoarte.
Varios infinitivos pudiéramos atribuirle a su trabajo de investigación artística: indagar, juntar, revisar, guardar y quizás por último reconocer: una variedad de instintos, necesidades, obsesiones y placeres que podemos poseer (o no) de manera innata, o como un trabajo sistemático que se nos impone.
La creencia de que lo que traemos a casa contribuye a la necesidad de sentirnos en una zona acogedora, mueve al ser humano en direcciones como las que expone Gabriela Acha. Desde muy pequeña, le asombraba la naturaleza circundante, mostrando mucho interés en la recolección de ciertos objetos. Formas y cuerpos que caían en sus manos de cualquier lugar, tomándolos para sí, como si ella estuviera en alguno.
Este afán por guardar objetos es el que le permite a la artista iniciarse en la búsqueda de la permanencia de todos sus tesoros. Para ello, se apodera de armarios, estantes, gabinetes, incluso cajas, que lleva consigo misma, en forma de morral escolar para seguir estudiándolas o inquirir si algunos de sus mensajes intrínsecos aparecieran en el interior.
La artista transmite un relato bien claro respecto a la obligación de “Manéjese con cuidado” por la forma en que dispone de cada elemento en particular, cuando los clasifica. Incluso, les da vida eterna a algunas piezas de origen natural y perecedero, sumergiéndolas en resina para su conservación. Su interés recolector, la impulsa a una cierta demostración escénica tal como lo demuestra en sus múltiples performances y videoartes a lo largo de su obra.
Gabriela Acha nos deja claro con su búsqueda, la necesidad de borrar los límites establecidos entre tiempo y vida cuando encierra a través de sustancias como la resina, cada semilla o arbusto en una petrificación temprana del mismo.
A partir de este vínculo con la naturaleza y su conservación a través de la vida, se desprenden sus anhelos de perpetuidad. Ese “para siempre” que tantos quieren y que en muy pocos objetos sabemos que se logra, es también el inicio del museo ambulante que Gabriela Acha lleva consigo y, que además, nos ofrece como espectadores cada vez que contemplamos su obra.
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Gloria MiládelaRoca. Venezolana, vive en Miami, Fl. Cursó estudios en literatura y arte. Poeta y creadora visual de trazos en blanco y negro. Ha participado en exposiciones en Venezuela, Miami, Colombia y España. Co-dirige el Taller literario de Proyecto Setra, promotora de Setra Ciclo Interacivo y colabora con la Revista Nagari. Sus poemas han sido publicados en varias revistas digitales (Alcanza Poesía, Roja Turbación, Nagari, etc.)