Los homenajes conmemorativos de nuestras figuras literarias son siempre un llamado para releer su obra a la luz de nuestros tiempos y en la mayoría de los casos para presentar la misma a las generaciones que nos suceden, a nuestros hijos y nietos, para que puedan encontrar en esa voz lo que con ellos se identifican.
Tal es el caso de la figura del poeta, periodista y diplomático Amado Nervo, hombre que nace en el ocaso del siglo XIX y muere diría yo prematuramente a sus cuarenta y ocho años y nueve meses de edad en los albores del XX. Una época que como la nuestra se vio colmada de adelantos tanto tecnológicos como científicos y la promesa de que los mismos traerían por sí mismos una era de dicha y prosperidad. Si bien el poeta reconocía estos beneficios, acaso la influencia de su formación religiosa temprana o su temperamento crítico no se dejaba seducir por falsas quimeras tal como lo advierte su personaje Lope de Figueroa en el relato Mencía (Un sueño):
Yo habitaba una ciudad llena de estas máquinas y de industrias innumerables. Los hombres sabían mucho más que sabemos hoy. Los hombres volaban, Mencía, volaban y eran mucho más libres… pero no felices. (Mencía, página 14)
Desde muy temprana edad la vida de Amado Nervo es errante, a partir de la muerte de su padre en 1883 vive primero en Zamora Michoacán, más tarde después de algunos años de retorno a su natal Tepic, se traslada a la ciudad de Mazatlán Sinaloa en 1892, aquí comenzará lo que será una prolífica carrera periodística en el diario El Correo de la Tarde dirigido por Carlos Galán y entrará en contacto con el movimiento modernista con sus lecturas de Manuel Gutiérrez Nájera.
En 1894 se muda a la Ciudad de México donde colaborará con la Revista Azul gracias a los auspicios de Luis G. Urbina y más tarde como señala Max Henríquez Ureña estará asociado a la fundación de la Revista Moderna al lado de Jesús E. Valenzuela y colaborará en diversos periódicos. La publicación de su novela corta El bachiller le da notoriedad no solamente en los círculos literarios.
Será la prensa industrial que comienza en este período, el medio masivo de comunicación que impulsará la carrera del poeta y escritor Amado Nervo tal como el mismo nos lo dice en su texto autobiográfico Habla el poeta:
era preciso vivir en un país donde casi nadie leía libros, y la única forma de difusión estaba constituida por el periódico. (Habla el poeta publicado en la revista Renacimiento Madrid 1907)
En 1900 el diario El Imparcial dirigido por Rafael Reyes Spíndola lo envía como corresponsal a la Exposición de París, donde entabla amistad con Rubén Darío. En su libro El éxodo y las flores del camino, rememorará lugares y experiencias como esta estampa de la ciudad de Londres:
Londres
Desde el vitral de mi balcón distingo,
Al fulgor del crepúsculo, la ignota
Marejada de calles, en que flota
la bíblica modorra del domingo.
La bruma lenta y silenciosa, empieza,
fantasmagorizando los perfiles,
a envolver la metrópoli en sutiles
velos trémulos. -Yo tengo tristeza:
la bíblica tristeza de este día,
la tristeza de inútil romería
que remata en inviernos agresores;
el tedio de lloviznas pertinaces,
y tu spleen, niebla límbica, que haces
manchas grises de todos los colores.
(El éxodo y las flores del camino 1900-1902 página 21)
Es debido a este contacto directo con los países donde Nervo es extranjero que concientizará su profundo amor por el idioma español:
En efecto: el idioma es la patria, una patria impalpable y divina que nos sigue por todas partes. Basta en una ciudad lejana decirse algunas frases de la nativa lengua en voz alta, para sentir algo como la atmósfera de los nuestros.
Los confines de una nación no están ahí donde la geografía política los marca, sino ahí donde vibra la última palabra del idioma. (El éxodo y las flores del camino página 10 Madrid 1900-1902)
En la obra del poeta, encontraremos múltiples escritos en los cuales no solamente abordará temas de estilo y corrección gramática como: Nuestro tirano el adjetivo, Hipertrofia del idioma o Algo sobre la erudición y sobre el estilo, sino también un denodado entusiasmo por impulsar la influencia del español como idioma universal en contrapartida con el esperanto (tan en boga en aquél entonces) o incluso el francés con textos tales como: La expansión de la lengua francesa y la lengua española o el Triunfo de nuestro idioma en el mundo (Léanse los mismos en obras completas tomos 23 y 25).
Muestra clara de este amor por el idioma es la maestría con la cual hace uso de él en este poema:
El metro de doce
El metro de doce son cuatro donceles,
donceles latinos de rítmica tropa,
son cuatro hijosdalgo con cuatro corceles;
el metro de doce galopa, galopa…
Eximia cuadriga de casco sonoro
que arranca al guijarro sus chispas de oro,
caballos que en crines de seda se arropan
o al viento las tienden como pabellones,
pegasos fantasmas, los cuatro bridones
galopan, galopan, galopan, galopan…
Oh metro potente, doncel soberano
que montas nervioso bridón castellano
cubierto de espumas perladas y blancas,
apura la fiebre del viento en la copa
y luego galopa, galopa, galopa,
llevando el Ensueño prendido a tus ancas!
El metro de doce son cuatro garzones,
garzones latinos de rítmica tropa,
son cuatro hijosdalgo con cuatro bridones,
el metro de doce galopa, galopa…
(del poemario Los jardines interiores 1905)
Tal como se señaló anteriormente la labor periodística de Nervo es de suma importancia para difundir su obra dentro y fuera de México ya que colaboró con diversas publicaciones entre otras como los periódicos: La Semana de España, La Nación de Argentina, El Fígaro de Cuba y la revista Mundial de París dirigida por Rubén Darío, misma que ejerció durante los periodos en los cuales volvió a México después de su estancia en París y durante el etapa en la cual el gobierno mexicano de la revolución dio de baja al cuerpo diplomático entre los años de 1914 a 1918, mismo al que había ingresado en 1905 en la etapa final del Porfiriato.
Si bien en la obra poética de Amado Nervo la muerte es una constante que se presenta amenazante, con impronta de profundo dolor, recordemos los poemarios de En voz baja o La amada inmóvil, producto el primero de la pérdida de su madre Cecilia Núñez en diciembre de 1905 y el segundo dedicado al amor de su vida Ana Cecilia Delliez que fallece el 7 de enero de 1912, en cambio en su prosa este mismo tema lo llegamos a encontrar con otros elementos característicos tales como son el humor y lo fantástico o lo que ahora también llamamos ciencia ficción en este fragmento de la Fotografía Espírita con ausencia de protocolo nos trata el tema de los fantasmas:
Los espíritus tienen coqueterías de mujer, cosa que yo no hubiera creído si no me lo revelan ellos mismos, o mejor dicho, si no “revela” esas coqueterías un buen fotógrafo, artista macabro que fija en su cámara obscuras fisonomías ultraterrestres.
Este digno hijo de Daguerre, seguro de que los espíritus, como los microbios, pululan en todas partes, se dijo: “Hay que atraparlos”, y los atrapa por un medio muy sencillo.
Va usted a retratarse, lo coloca a usted frente a la cámara, y le dice:
—Evoque usted a algún espíritu.
Y usted evoca a su madre (conste que esta frase no es un insulto).
—Reconcentre usted su imaginación —añade el fotógrafo— para que la imagen no se borre un punto. ¡A la una!, ¡a las dos!, ¡a las tres! Ya está usted retratado con todo y madre.
A los tres o cuatro días va usted por sus retratos, los observa: la fisonomía de usted se destaca perfectamente y, aquí entra lo maravilloso; sobre la cabeza de usted, en el lienzo que sirve de fondo, hay unos trazos vagos esfumados casi, se advierte un rostro; lo considera usted bien y acaba por distinguir sus facciones.
—¿Son las de su madre?
—No —responde usted—, serán las de la suya.
—Las de la mía tampoco. Se trata de otro espíritu que andaba por ahí. Apenas tuvo tiempo de alisarse el pelo para no salir con la cabeza desgreñada. Si hubiera tenido tiempo, de seguro se pone una flor en la cabeza y sonríe. (Fotografía Espírita 1895)
Y en este otro fragmento del relato Los congelados, ya adelanta a través de la criogenia si no bien la vida eterna, por lo menos la extensión de la misma más allá de lo que la naturaleza lo permitiría:
Entre estos congelados de ahora hay dos o tres que están allí por pura curiosidad, porque imaginan que cuando despierten se encontrarán en un mundo mejor… Para mí creo que se equivocan; pero, en fin, allá ellos; y uno de los dormidos, el más peregrino de todos, ha pagado por veinte años de inconsciencia. ¿A que no sabe usted para qué? Pues para dar tiempo de que crezca una niña que ahora tiene dos años, y con la cual ha jurado casarse…
— Debe ser un yanqui…
—Ha acertado usted. Es de Denver (Colorado). De tal manera les ha cristalizado a todos el frío, que si les tocásemos podríamos quebrarles en no sé cuántos pedazos, como a los peces de marras; arrancarles una mano o un pie, como si fuesen muñecos de azúcar candi… (Cuentos misteriosos página 105 Madrid 1928)
Una figura como la de Amado Nervo que ha logrado trascender con su obra generación tras generación se antoja bigger than life como se diría aquí en Estados Unidos. Sus poemas forman parte del ideario popular y lo mismo, se pueden encontrar en diversas reimpresiones, en los medios digitales como el internet o incluso declamado en diversas ocasiones en la película El callejón de los milagros (adaptación de la novela de Naguib Mahfuz a cargo de Vicente Leñero) en los labios del poeta-librero Ubaldo mientras juega dominó con sus amigos:
Rondós vagos
Pasas por el abismo de mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares,
ungiendo lo infinito de mis pesares
con el nardo y la mirra de tus ternezas.
Ya tramonta mi vida; la tuya empiezas;
mas, salvando del tiempo los valladares,
como un rayo de luna sobre los mares
pasas por el abismo de mis tristezas.
No más en la tersura de mis cantares
dejará el desencanto sus asperezas;
pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,
quiso que atravesaras por mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares.
(fragmento del poemario Los jardines interiores 1905)
Este último poema que comparto y que forma parte de la producción final de Amado Nervo lo he seleccionado porque encuentro un eco de Jorge Luis Borges:
Kalpa
– ¿Queréis que todo esto vuelva a empezar?
-Sí -responden a coro.
Also Sprach Zarathustra
En todas las eternidades
que a nuestro mundo precedieron,
¿cómo negar que ya existieron
planetas con humanidades;
y hubo Homeros que describieron
las primeras heroicidades,
y hubo Shakespeares que ahondar supieron
del alma en las profundidades?
Serpiente que muerdes tu cola,
inflexible círculo, bola
negra, que giras sin cesar,
refrán monótono del mismo
canto, marea del abismo,
¿sois cuento de nunca acabar?
(del poemario El estanque de los lotos 1919)
Y porque como el mismo Nervo escribió acerca del modernismo:
Dentro de veinte años nuevos poetas, más sutilizados, tanto cuanto lo estarán las almas, los nervios y los sentidos de nuestros hijos dirán y cantarán cosas junto a las cuales nuestros pobres <<modernismos>> de ahora resultarán de ingenua senectud. Y así sucesivamente, porque el mundo marcha a pesar de los que aún escriben acrósticos, a pesar de los gramáticos, de los retóricos y de los comentadores del Quijote. (El modernismo en Obras Completas tomo 25 página 100)
Este texto fue leído el pasado 25 de julio durante el homenaje al poeta mexicano Amado Nervo organizado por la Academia Norteamericana de la Lengua y el Instituto Cultural de México en Miami
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