En el 2006 una cerveza mexicana se propuso ganarle a su competidora de toda la vida la corona de ser la bebida azteca más conocida en el mundo. Con esa meta se ideó la campaña “The Most Interesting Man in the World”. El actor elegido fue Jonathan Goldsmith, un hombre en sus 70 años con un aire al escritor Ernest Hemingway: piel bronceada, pura testosterona en su figura robusta y una barba blanca que sugiere una vida con pasado.
Precisamente los comerciales hablan de eso: con el recurso del flashback se muestra a un joven Goldsmith escalando una montaña, en la jungla calmando el ataque de un oso, cruzando el océano en medio de una tempestad. El hombre más interesante del mundo es puro carisma. Así como puede dominar con un simple toma de judo a sus oponentes, la policía lo detiene sólo para conocerlo. El día que muera, ha dicho, piensa donar su barba.
Hoy la campaña es un éxito en el mundo. En youtube se cuentan por millones quienes han visto sus comerciales, tiene seguidores en Facebook, su figura es parodiada con admiración e inteligencia. Sin embargo llegar a ser el hombre más interesante del mundo no fue nada fácil. Goldsmith tuvo que pasar un casting exigente. Para la última prueba, su agente, que luego se convertiría en su esposa, le dijo que para conseguir el rol debía improvisar una escena que terminara con las siguientes líneas: “Y así fue como jugué una pulseada con Fidel Castro”.
En un reportaje reciente concedido a NPR, Goldsmith reveló en quién se había inspirado para crear el personaje. Era un actor y de origen hispano: Fernando Lamas, padre de Lorenzo. Según Goldsmith, su amigo, con quien solían navegar, fue el mejor contador de anécdotas que conoció en la vida. Además de un particular acento –que el actor logra imitar a la perfección en la publicidad– Lamas despertaba con cada una de sus historias una gran sonrisa.
Como la mayoría de los inmigrantes, Fernando Lamas tuvo una vida de aventuras. Nació en Buenos Aires en 1915 y antes de elegir la actuación, hizo una interesante carrera deportiva que incluyó la natación y el boxeo. Para los años 40 ya era un actor de fama en Argentina. La siguiente década, tal vez para doblar la apuesta, emigró a los Estados Unidos. No eran tiempos fáciles para un actor de origen hispano que, además, tenía un acento particular. Lejos de desanimarse, Lamas logró en muy pocos años posicionarse como un galán conocido en Hollywood y logró trabajar su acento –que nunca perdió la tonalidad porteña– para que sea agradable en el oído del espectador estadounidense. Se caso muchas veces, entre ellas con una de las mujeres más hermosas del espectáculo, Esther Williams.
Fernando Lamas falleció de cáncer de páncreas en Los Ángeles a los 67 años de edad. Las cenizas del hombre más interesante del mundo fueron arrojadas al mar. Lo hizo su gran amigo Jonathan Goldsmith, quien que con ese gesto, sin saberlo acaso, tomaba la posta.
Hernán Vera Alvarez, a veces simplemente Vera, nació en Buenos Aires en 1977. Es escritor y dibujante. Autor del libro de comics ¡La gente no puede vivir sin problemas!, ha colaborado en publicaciones de Estados Unidos y América Latina, entre ellas, El Nuevo Herald, Meansheets, Loft Magazine, El Sentinel, TintaFrescaUS y La Nación. Trabajaba actualmente en su primera novela. Desde el 2000 reside en Estados Unidos. Blog: Matematicasencopacabana.blogspot.com