Conectar al actor a Shakespeare, enamorarlo… es abrirle un camino hacia la inquietud por el conocimiento, también por la exploración de los sentimientos humanos, la liberación mental, física y emocional.
-Cada personaje está diseñado para que el intérprete encuentre mil aristas para desarrollarlo y crear una caracterización en sus cuatro dimensiones: física, psicológica, social y teatral…
Lo favorecerá al confrontar y controlar sus emociones, problemas morales, dilemas, elecciones, desarrollará su pensamiento crítico, la imaginación.
-Sus historias por cotidianas que sean están alimentadas de vericuetos y situaciones limite que obligan al artista (desde el director hasta el asistente del asistente) y al espectador a exigirse el máximo y a expandir sus posibilidades creadoras y sensoriales.
Lo hará especular, razonar, hacer hipótesis sobre la acción, la motivación del personaje y la propia, le revelará relaciones y contextos de los personajes y comunidades… lo obligará a usar un lenguaje psicológico. Shakespeare desarrolla la competencia, capacidad y confianza. En su vasto espectro de posibilidades, también a permite expresarse menos cotidianamente y a desarrollar el entendimiento del corazón.
-Las posibilidades expresivas y la coherencia con que están diseñados los personajes son un reto constante, no importa cuantas veces, en cuantos idiomas, culturas o momentos históricos hayan llevado a escena los textos del bardo. Porque la complejidad de sus personajes invita y seduce al actor a competir consigo mismo en cada ensayo, a hurgar; cada paso en el proceso creativo alimenta y desafía las habilidades expresivas del cuerpo, la mente y por ende las emociones.
El lenguaje de Shakespeare es al mismo tiempo un modelo y un recurso para el actor, su mezcla de formalidad y flexibilidad le ofrece ilimitadas oportunidades de crecimiento lingüístico.
-Como entrenadora de actores he constatado que después que el actor es capaz de decir y hacer con propiedad una obra de Shakespeare, cualquier otro texto que tome en sus manos será… y lo escribo con las palabras textuales que digo a mis estudiantes…. “pan con mantequilla” … rápido y fácil de digerir.
Shakespeare estuvo siempre fascinado por el lenguaje, estaba consciente de su uso, su poder y limitaciones. En él, el lenguaje es acción y los personajes se revelan a través de ella.
-Cada texto de Shakespeare es una acción transitiva y transformadora. Cada palabra produce un efecto, tanto cuando es una escena de dos o más personajes como cuando es un soliloquio…. No hay desperdicios.
El lenguaje de sus obras es enérgico, gráfico y sensual. Sus dificultades resuelven dificultades.
-Más allá de la belleza indiscutible de su poesía en cada uno de los géneros que abarca, su estructura perfecta se desplaza por los intríngulis mas sofisticados, resultando siempre en desenlaces, claros, definidos y bien sustentados.
El actor adquiere una sensación de logro alcanzado; satisfacción cuando responde a su reto.
-Nada más satisfactorio que asumir un desafío que sentimos inmenso, y paso a paso con estudio y disciplina logremos hacerlo realidad. A partir de allí ¿Quién dijo miedo?
Fundamentan la elección de Shakespeare para el estudio del actor: lo extraordinario, lo novedoso, lo encantador; su manera única de mezclar lo habitual con lo nuevo, lo relevante con lo inocuo…
-La vida no es de una forma o de otra, sino de todas …desde lo simple a lo complejo, de lo trascendente a lo trivial, de lo previsible a lo inesperado; cada elemento y situación la componen… Y así escribe Shakespeare, dándole valor a los detalles más pequeños para crear grandes sucesos; lo más insignificante en apariencia puede definir o provocar magnos cambios. Como la vida misma, voluble e imprevista.
Es educación y entrenamiento, abre puertas a oportunidades y experiencias… y a saber cómo manejarlas… aprovecharlas. Con Shakespeare viajamos a un mundo más allá de lo familiar y lo cotidiano. Después de dar esta clase, si logro que uno de los actores me pida leer una obra de mi autor favorito… mi trabajo, está hecho.
© All rights reserved Adela Romero
ADELA ROMERO es Licenciada en Artes, especialista en Artes Escénicas, actriz, docente de actuación y artista plástico. Inició su carrera en Venezuela en 1978 bailando en la prestigiosa compañía Danzas Venezuela y en el Ballet de Venevision. Comenzó como actriz en 1983. Ha sido elenco estelar en una veintena de telenovelas en Venezuela, protagonizado en teatro piezas de Sófocles, García Lorca, Shakespeare, Fassbinder y Cala. Ha sido dirigida por Orlando Arocha, Julio Bouley, Yoshvani Medina, Max Ferra y Ugo Ulive, entre otros grandes de la puesta en escena. Es docente de danza desde 1978 y teatro desde 1997 en su país. Durante los últimos diez años en Estados Unidos se ha dedicado casi por completo al teatro, a la docencia de actuación y neutralización de acento para actores y comunicadores, asimismo a llevar a cabo su proyecto Taller Montaje CPE EL PERSONAJE, y a la dirección teatral de obras como: El Matrimonio de Bette y Boo de Christopher Durang, Festival Locos por Shakespeare 2012, Un busto al Cuerpo de Ernesto Caballero, 5 Mujeres son Suficiente adaptación de la obra 5 Mujeres con el Mismo Vestido de Alan Ball.
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