A Alfredo Triff
Bacon decía que sus padres lo habían expulsado de casa por vestirse de mujer en 1926” según el catálogo y bajo la curaduría de Martin Harrison. Este muchacho irlandés que se trasladó a Londres con su familia de origen militar y tradicional, viajó a París de joven y allí conoció el cubismo de la época. Visitó la galería de Paul Rosenberg donde exponía Picasso y asiste a la exposición de uno de los artistas que también le influenciaron como Chaïm Soutine. Fue a Tánger con sus amantes y conoció a su discípulo Ahmed Jacouby a Paul Bowles. Si bien estuvo en New York en 1968 para asistir por primera vez a su exposición en la Marlborough-Gerson Gallery haciendo amistad con Warhol o Rauschenberg. De Jackson Pollock dijo que “su goteo de pintura por toda la tela parecía simplemente encaje antiguo”.
Vivió siempre la muerte y la existencia como una operación matemática y dentro de una geometría propia que permite ubicar a la figura humana dentro de unas pocas líneas en el espacio. El resultado son unas imágenes casi siempre bajo el horror o el brillo de lo natural. Lúgubres cuando la denuncia lo acecha con algún ícono religioso o público.
Estudio para un retrato 1953. O evocando una “noche” que los censura para siempre desde el momento que los exhibe de frente, sentados en un trono y con una lóbrega luz cenital sobre sus cabezas.
Imprevisibles cuando cree que nadie ha hablado hasta el momento sobre ello. A veces, incluso desde el homenaje a alguno de sus precursores ilustres como Velázquez, Van Gogh o Picasso. Casi siempre desde el primer nivel del ensayo pictórico al punto que en sus obras aparecen en muchas ocasiones los vocablos Study after o Studies from como parte del título.A través de los retratos de sus figuras, la carne se muestra despiadada, abierta en canal, recogida, o con un rosáceo sucio en sus desnudos. Cuerpos limpios de doble intención que revelan el aislamiento humano y una extraña luz blanquecina en espacios no definidos cuando los glorifica. Estudios del cuerpo humano 1970
Provocador, inestable, de dignidad sabida no solo en su obra sino en la defensa de su condición homosexual. Amante del cine soviético de Einstein “en mi juventud creo que me orienté hacia la pintura después de ver El acorazado Potemkin . O del mismo Buñuel en Los olvidados. Bertolucci lo puso junto al saxo de Gato Barbieri de fondo en sus títulos de crédito en El último tango en París en 1972. Tuvo una estrecha relación con Lucien Freud, Shuterland, Margueritte Yourcenar o William Bourrougs. Y su gran amigo escritor, Michel Leiris, dijo de él… “Las pinturas de Bacon ayudan potentemente a sentir que es el hecho de existir para un hombre sin ilusiones”. ER