
II No solloces dentro de los cuartos que se hunden. No permitas que el polvo te secuestre. Eres un hombre sojuzgado que resuena en el documento que lleva en sus manos el custodio de las más apreciadas ilusiones. Pero todavía puedes levantarte, todavía puedes gritar como si nunca lo hubiera hecho. De … Continuado